DESARROLLO-BRASIL: Maranhão, ejemplo de economía excluyente

La construcción de la mayor refinería latinoamericana de petróleo y de una gran planta siderúrgica, además de la producción de alimentos, son proyectos con que el estado de Maranhão, en el nordeste de Brasil, quiere superar su pobreza acumulada en las últimas décadas.

Maranhão es el origen de la mayor parte de los trabajadores sometidos a condiciones de esclavitud, una de las llagas más conocidas del país, y aporta decenas de miles de los que enfrentan duras jornadas cortando caña de azúcar durante meses, alejados de sus hogares en más de 2.000 kilómetros. Esta estado, que ocupa un área de transición entre el clima semiárido y la húmeda Amazonia oriental, era señalado hace casi cinco décadas atrás como "la solución para el nordeste", un refugio para los pobres acosados por las sequías, recordó Jackson Lago, quien gobierno ese territorio desde hace un año y medio.

Pero hace por lo menos 15 años que ya no recibe inmigrantes "nordestinos" cercanos, sino que más de un millón de maranhenses dejaron su tierra natal en busca de trabajo en estados próximos y lejanos, sujetándose a las peores condiciones. El "garimpo", la minería artesanal y casi siempre ilegal, y la deforestación en la Amazonia atrajo buena parte de esos emigrantes interno de Brasil.

En las cuatro últimas décadas Maranhão sufrió una fuerte concentración de la tierra, con "2,5 a tres millones de hectáreas entregadas a grandes empresarios", y se redujo drásticamente la agricultura de pequeña escala, sin que "ningún importante proyecto fuese desarrollado", explicó el gobernador, en un diálogo el viernes con empresarios, políticos y periodistas en Río de Janeiro.

Los grandes proyectos instalados en su territorio, como el ferrocarril que transporta mineral de hierro de Carajá, sierra ubicada en el vecino estado de Pará, una fábrica de aluminio y un puerto exportador, componen una "economía de enclave", que en nada contribuye al desarrollo local, dejando "sólo la contaminación", acotó.

Maranhão, que había sido el segundo mayor productor arrocero de Brasil, "hoy importa más de la mitad del arroz que consume", y es un estado importador neto de alimentos, lamentó Lago.

Además, la expansión última de la soja en la parte sur del estado, donde predomina el Cerrado, la sabana que ocupa una extensa área central brasileña, expulsó la población campesina de sus tierras. En Balsas, el municipio donde más avanzó este monocultivo, 95 por ciento de los 80.000 habitantes viven hoy en la ciudad.

Esta situación "sirve de enseñanza" para evitar otros desequilibrios similares y promover "la convivencia" entre ese negocio agrícola agresivo y la producción rural en pequeña escala, dijo Lago, tras reconocer que los asentamientos de campesinos que promueve están lejos aún de confirmar una reforma agraria necesaria.

Una delimitación del espacio económico-ecológico del estado y la creación local de un centro de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa, el órgano estatal que fue decisivo en el aumento de la productividad agrícola nacional) ayudarán al desarrollo rural local, puntualizó.

El conocimiento en esa área es clave. La mandioca cultivada en Maranhão es de casi seis toneladas por hectárea en cada cosecha, contra 25 a 30 en el meridional estado de Paraná, comparó. De esa forma el tubérculo del sur compite con ventajas en el mercado local, pese al costo de transporte por más de 3.000 kilómetros.

El combate contra el analfabetismo, que se busca superar con ayuda venezolana en la aplicación del método de alfabetización cubano "Yo, sí puedo", y la instalación de muchas escuelas técnicas son otras banderas del gobernador, cuya elección rompió cuatro décadas de dominio de la política local por la familia liderada por el senador José Sarney, quien fue presidente de Brasil de 1985 a 1990.

Ese grupo Sasrney sigue siendo poderoso, puesto que controla los medios de comunicación más influyentes de Maranhão, en un "monopolio" que se repite en otros estados del nordeste, como Bahia y Alagoas, lamentó Lago.

Los grandes proyectos con que él cuenta para promover la economía local también emplean poco personal, como la refinería, y generan amenazas ambientales, como la siderurgia y la construcción de otro puerto exportador, admitió.

Ante la falta de experiencia en lidiar con proyectos de esas dimensiones y problemáticas, el gobierno de Lago firmó un convenio con la Universidad de São Paulo para ayudar a las autoridades ambientales de Maranhão a enfrentar los nuevos desafíos.

El estado ya tiene media docena de siderúrgicas instaladas que procesan el mineral de hierro de la sierra de Carajás, que fueron factores de intensa deforestación en las tres últimas décadas, porque usaron –y algunas lo siguen haciendo— el carbón vegetal extraído de bosques nativos, en muchos casos explotando trabajadores cual esclavos.

Maranhão presenta hoy extensas áreas deforestadas por las carbonerías, la ganadería, la extracción maderera y la agricultura, producto de una expansión económica basada en el intenso aprovechamiento no sustentable de recursos naturales, baja generación de empleo y desarrollo local, todo lo cual explica gran parte la pobreza de la población brasileña.

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