DEPORTES-CUBA: Fin del ensueño olímpico

Cuba despertó de un plácido ensueño de más de 30 años como líder latinoamericana y caribeña de los Juegos Olímpicos, al caer hasta el lugar 28 en la recién concluida cita de Beijing, detrás de Jamaica y de Brasil.

El brusco descenso cubano en el medallero podría marcar el punto más bajo de un declive que ya se notaba en las últimas competencias regionales, y el inicio de transformaciones en el área deportiva, uno de los sectores cuyos éxitos son considerados por el gobierno como logros del sistema socialista.

"No hay mal que por bien no venga, estos resultados pueden abrir los ojos de mucha gente sobre lo que está ocurriendo con el deporte en el país", dijo a IPS Ángel Gutiérrez, quien trabajó más de 20 años como profesor de educación física escolar.

"Hubo problemas evidentes con los entrenamientos en algunas disciplinas, atletas que no llegaron a su máximo nivel físico y otros que demostraron falta de preparación psicológica en los momentos claves", señaló Gutiérrez.

En ese aspecto, Gutiérrez coincidió con un articulista del diario estatal Granma, para quien carencias en la preparación técnica y táctica en deportes como el judo y el béisbol, y en el plano psicológico en el voleibol femenino, dieron al traste con las esperanzas de alcanzar preseas.

Cuba cerró su participación en los Juegos Olímpicos, celebrados entre el 8 y el 24 de este mes en la capital china, con dos medallas de oro, 11 de plata e igual número de bronce, la cosecha más magra desde Moscú 1980, cuando obtuvo 20 metales, y la peor ubicación desde México 1968, cuando quedó en el lugar 31.

La pérdida de terreno se había notado ya en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias en 2006, y los Panamericanos de Río de Janeiro, en 2007, en los que esta isla vio reducida su ventaja frente a México y Brasil, respectivamente.

"Nos hemos dormido sobre los laureles", aseveró el ex presidente cubano Fidel Castro, en una de sus habituales reflexiones, publicada el lunes por la prensa estatal con el título "Para el honor, medalla de oro".

Castro llamó a revisar "cada disciplina, cada recurso humano y material que dedicamos al deporte".

"Debemos ser profundos en los análisis, aplicar nuevas ideas, conceptos y conocimientos", indicó el líder histórico de la Revolución Cubana, que había exhortado a los atletas a mantener en Beijing una actitud similar a la de los guerreros de la antigua Esparta y regresar "con el escudo o sobre el escudo".

Antes del inicio de los Juegos, el ex mandatario había sugerido realizar una discusión "a fondo y de forma verdaderamente democrática (sobre) la responsabilidad de todos los que tienen que ver con el deporte cubano".

Cuba asistió a los XXIX Juegos Olímpicos con una comitiva de 165 atletas en 16 disciplinas. El propósito era situarse entre los primeros 15 países en el medallero.

En su artículo, Castro arremetió también contra "la mafia", que presuntamente burló las reglas del Comité Olímpico Internacional para robar "descaradamente" varias peleas a los pugilistas cubanos.

"Fue criminal lo que hicieron con los jóvenes de nuestro equipo de boxeo para complementar el trabajo de los que se dedican a robar atletas del Tercer Mundo", aseveró.

El boxeo, otrora buque insignia de las delegaciones olímpicas cubanas en materia de medallas doradas, se fue de Beijing sin subir a lo más alto del podio, si bien consiguió cuatro subtítulos y cuatro terceros lugares, a pesar de la inexperiencia de los atletas.

En apenas dos años, cuatro boxeadores campeones olímpicos en Atenas 2004 abandonaron el equipo cubano, tres de ellos para saltar al profesionalismo, erradicado en este país caribeño en 1962 por el gobierno de Fidel Castro.

Las deserciones han afectado también a otros deportes como el béisbol, el voleibol, el judo y el atletismo, todos presentes tradicionalmente en la cosecha olímpica cubana.

Pero tal vez la derrota más dolorosa ocurrió en la final de béisbol, el deporte más seguido en este país, cuando el equipo nacional cayó 3-2 frente a Corea del Sur en un partido decisivo, que podría ser el último en el breve paso de ese deporte por el calendario olímpico, en el que fue incluido desde Barcelona 1992.

"Hay que mejorar la calidad de nuestra Serie Nacional (campeonato nacional), revisar nuestros métodos de selección y entrenamiento, alinear con quienes lo estén haciendo mejor y reducir la presión que colocamos todos sobre nuestros peloteros (jugadores de béisbol) y directores, cuestionados en cada movimiento, en cada decisión", observó el periodista Sigfredo Barros, de Granma.

"Se ha mezclado mucho la política con el deporte y eso ha añadido presión adicional a los atletas, en particular a los peloteros", dijo a IPS Miguel Espinosa, de 63 años, integrante de equipos infantiles y juveniles en las décadas de 1950 y 1960.

"De batear en el momento oportuno o hacer un remate para obtener la victoria no puede depender la gloria del país, como si cada competencia fuera un campo de batalla", afirmó Espinosa. "Se trata de deportistas, no de soldados", aseveró.

La participación masiva en actividades deportivas fue una de las primeras políticas esbozadas por el gobierno cubano, que en 1961 creó el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación, bajo la premisa de que "el deporte es derecho del pueblo".

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