ECONOMÍA-EEUU: Crisis socavará influencia mundial

La actual crisis financiera podría acelerar la pérdida de poder e influencia de Estados Unidos en el exterior, advirtieron expertos en política exterior.

La certeza de este pronóstico depende de que el rescate de instituciones financieras en riesgo de quiebra, propuesto por el gobierno a un costo de 700.000 millones de dólares, sea, en caso de aprobarse, suficiente para restablecer la confianza internacional en la economía estadounidense.

Y particularmente la confianza en el dólar, cuyo estatus como divisa de reserva preferida en el mundo durante mucho tiempo alentó a los extranjeros de comprar bonos del Tesoro de Estados Unidos, apuntalando así una economía que consume mucho más de lo que produce.

Pero encima del déficit sin precedentes acumulado por el gobierno de George W. Bush, en especial por sus guerras de 15.000 millones de dólares en Iraq y Afganistán, la crisis actual —y la nueva carga sobre los hombros de los contribuyentes estadounidenses para salvar a los bancos— perjudicará, casi seguramente, la capacidad de Washington de abrirse camino en el exterior, según muchos expertos.

"No es que el resto del mundo esté mirando la crisis financiera de Estados Unidos y concluyendo que ahora puede poner a prueba el poder estadounidense", dijo Charles Kupchan, analista del Consejo sobre Relaciones Exteriores y profesor en la Universidad de Georgetown.
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"Pero sí creo que, desde una perspectiva psicológica, esta crisis financiera, aparejada con los problemas de Estados Unidos en Iraq y Afganistán, se hará sentir en materia de respeto y deferencia hacia la fortaleza estadounidense", acotó Kupchan.

Hace apenas dos semanas, Thomas Fingar, considerado por muchos el principal analista de inteligencia de Estados Unidos, advirtió que aunque este país "seguirá siendo la potencia (mundial) preeminente en 2025, su dominio se verá muy disminuido".

Además, dijo a otros profesionales de inteligencia que el liderazgo estadounidense "se socavará a un ritmo acelerado en las arenas política, económica y, posiblemente, cultural".

El pronóstico pareció confirmarse con demasiada rapidez, con el colapso, o nacionalización, de varias de las principales instituciones financieras del país.

Fue destacable la escasa empatía demostrada por los jefes de Estado y de gobierno extranjeros reunidos esta semana en Nueva York para las instancias inaugurales de la presente sesión anual de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En sus discursos y conferencias de prensa, estos líderes mundiales parecieron coincidir, en general, en que las drásticas medidas adoptadas por el Departamento del Tesoro (ministerio de hacienda) de Estados Unidos marcaron el final efectivo del modelo "anglosajón" de libres mercados y capitalismo sin límites.

Washington exporta ávidamente este modelo desde hace varias décadas, a menudo a través del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

"En la historia, los modelos son muy importantes, y pienso que esto perjudica claramente el prestigio del modelo anglo-estadounidense que hemos venido impulsando", dijo Michael Lind, del centro de estudios New America Foundation, con sede en Washington.

Ahora es posible que China aporte el modelo del futuro, agregó.

"En América Latina, Medio Oriente y otros lugares probablemente están diciendo: 'Los estadounidenses han predicado esta ideología de libre mercado, y miren lo que les hizo a ellos. Tal vez deberíamos probar un modelo diferente'", dijo Lind.

"En cuanto a la competencia en términos de 'poder blando', reputación y prestigio, pienso que ya hemos resultado severamente perjudicados", expresó.

De hecho, en los últimos años China ya tiene un protagonismo mucho mayor que Estados Unidos en términos de asistencia e inversiones en África y América Latina.

Con el "sector bancario de Estados Unidos hecho un caos, se reducen las probabilidades de que los países acudan a Nueva York en busca de financiación y de negocios", según Dean Baker, codirector del Centro para las Investigaciones Económicas y Políticas en Washington.

Además, es probable que esta crisis contribuya con una creciente insatisfacción del público nacional, tanto con el modelo neoliberal como con la disposición a hacer sacrificios económicos en beneficio de otros países.

"No espero que Estados Unidos sea el partidario entusiasta del libre comercio que ha sido en las últimas décadas", dijo Kupchan a IPS.

"Si hubiera una seria crisis económica en el exterior, ¿acaso hoy Estados Unidos funcionaría como el prestamista de último recurso, como lo hizo en la crisis financiera de 1997 y 1998? Lo dudo. Estamos demasiado ocupados rescatándonos a nosotros mismos", dijo Kupchan a IPS.

De modo similar, es seguro que el Congreso legislativo se verá tentado a reducir el enorme déficit presupuestario recortando programas tradicionalmente poco populares, como la asistencia al exterior, que Washington ha usado como otro medio para influir en otros países.

No está claro si la presión para recortar gastos se aplicará también al presupuesto de defensa, de más de medio billón de dólares —cifra que excluye el gasto en las guerras de Iraq y Afganistán—, aunque un legislador clave, el presidente del Subcomité de Asignaciones de Defensa de la Cámara de Representantes, John Murtha, pronosticó el miércoles que eso ocurrirá.

"Si yo estuviera en el Pentágono, estaría tan preocupado como los empleados de los bancos de inversiones, porque su presupuesto está bajando. Repentinamente, todas las reducciones militares impensables hasta hace un par de semanas se volvieron claras", dijo Lind.

"Dependiendo del gasto real, a este paquete se le aplicará un enorme restricción sobre todas las clases de gasto relacionado con la seguridad", dijo Bill Hartung, quien preside la Iniciativa Armas y Seguridad de la New America Foundation.

Sin embargo, otros analistas no están tan seguros de que el Pentágono, que actualmente representa casi la mitad del gasto militar total del mundo, se vea forzado a recortar su presupuesto.

"Uno pensaría que una crisis económica como ésta produciría un reordenamiento de las prioridades", dijo Andrew Bacevich, coronel retirado del ejército y profesor en la Universidad de Boston.

"Pero no estoy seguro de que esto ocurra, porque nuestros líderes políticos parecen no tener voluntad de, simplemente, reconocer que el poder estadounidense tiene límites", agregó.

De hecho, Kupchan observó que, mientras la crisis financiera "alentará una política exterior más moderada y menos costosa, la seguridad nacional todavía derrotará a la conveniencia económica".

No obstante, dependiendo de la seriedad y duración de la crisis, "hay probabilidades de que surja una voz interna" entre el público "que diga que es tiempo de que Estados Unidos se ocupe de su propio jardín y se concentre en sus propios problemas en vez de en los de otros pueblos. Esto necesariamente significa un Washington más introvertido y preocupado", sostuvo.

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