AMÉRICA LATINA: Cumbre relanza integración maltrecha

Sacar del estancamiento los procesos regionales, afirmar la voluntad de integración sin exclusiones y contribuir a superar ciertos roces bilaterales son los méritos a la vista de la Cumbre de América Latina y el Caribe de la próxima semana en Brasil, según analistas.

El encuentro de gobernantes de la región, que tendrá lugar este martes y el miércoles en Costa do Sauípe, un complejo turístico cercano a Salvador, la capital del nororiental estado de Bahia, comprueba que "Brasil sigue tomando en serio el papel de liderazgo que siempre ha buscado", evaluó Maria Teresa Romero, profesora de postgrado de la Universidad Central de Venezuela.

Brasilia mantiene la iniciativa al convocar "esta operación que parece orientada a crear una alianza de izquierda democrática en el continente, para oponerla a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (que reúne a Bolivia, Cuba, Dominica, Honduras, Nicaragua y Venezuela) y acentuar una política regional distinta de la izquierda radical", añadió.

Cuba será el país más beneficiado por esta Cumbre, en que "por primera vez los 33 países (latinoamericanos y caribeños) convocados podrán reunirse sin tutelas, sin potencias foráneas como Estados Unidos o provenientes de Europa", destacó Granma, el diario oficial cubano.

La cumbre es por sí misma "una novedad por no estar presente Estados Unidos o España", corroboró Diego Ventura, investigador de asuntos internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Antes los jefes de Estado y de gobierno de toda la región sólo se reunían en cumbres interamericanas o iberoamericanas.
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Como único país marginado del sistema de la Organización de Estados Americanos, Cuba tiene "mucho para ganar" y puede cosechar un "prestigioso reconocimiento", además del rechazo a las sanciones que le fueron impuestas por Washington hace 46 años, dijo Marcos Azambuja, ex embajador en Argentina y Francia y que ocupó otras altas funciones en la cancillería brasileña.

Raúl Castro hará su primer viaje oficial a Brasil como presidente de Cuba, además de participar en la Cumbre de América Latina y el Caribe. El jueves estará en Brasilia, retribuyendo así la visita que le hizo el presidente anfitrión, Luiz Inácio Lula da Silva, en octubre y el apoyo de este país al reclamo de terminar con el bloqueo estadounidense a la mayor isla caribeña.

Castro quiere acercarse a Brasil, que reúne "condiciones políticas para apoyar y facilitar la reinserción internacional" y el desarrollo industrial previsto en Cuba, para que en el futuro pueda "evitar caer otra vez en la órbita de Estados Unidos", según Luiz Alberto Moniz Bandeira, autor de libros sobre la historia de las relaciones entre América Latina y Washington.

En la percepción del nuevo presidente cubano, que reemplazó a su hermano, Fidel Castro, Brasil sería un aliado más importante que Venezuela, pese a la actual ayuda petrolera de este último país, acotó el historiador.

Cuba ya tiene relaciones diplomáticas plenas con 30 de las otras 32 naciones latinoamericanas y caribeñas que estarán representadas en la cumbre de Brasil. Las excepciones son Costa Rica y El Salvador. Pero su gran problema es el enfrentamiento con Estados Unidos desde comienzos de los años 60.

Retomar ahora un proceso de acercamiento regional pleno es oportuno, pese al próximo traspaso de gobierno en Estados Unidos, la crisis económica mundial nacida en ese país precisamente y la fragmentación latinoamericana y caribeña en variados bloques de integración, indican los analistas internacionales consultados por IPS.

La formulación de una "agenda propia, más o menos común" para sus relaciones con Washington es una necesidad de la región en este momento de transición del mando en Estados Unidos, opinó Moniz Bandeira.

Será positivo tener propuestas listas para discutir con el nuevo gobierno estadounidense que sustituirá al de George W. Bush, cuya "transición comenzó con el triunfo de Barack Obama" en las elecciones de noviembre, sostuvo la brasileña Cristina Pecequilo, profesora del Centro Universitario Iberoamericano, de São Paulo.

Además de acercarse a líderes de toda la región e intensificar la política brasileña de diálogo tanto Sur-Sur como Norte-Sur, esta cumbre crea mejores condiciones para enfrentar mejor parados la crisis mundial, acotó.

"Hoy es la hora de nuestra segunda independencia" y la reunión convocada por Lula sólo tiene sentido en ese "horizonte estratégico", dijo Marcelo Gullo, politólogo argentino de la estatal Universidad Nacional de Rosario, para quien "ya es posible afirmar el fin de la hegemonía absoluta de Estados Unidos sobre el sistema internacional".

"Caminamos hacia el multipolarismo", en el cual los países que "no logren agruparse para constituir un estado continental serán objetos y no sujetos de la historia, estados subordinados de forma perpetua, meros segmentos indiferenciados del mercado internacional", sentenció Gullo.

En ese sentido, la Cumbre de América Latina y el Caribe representa una respuesta al "claro estancamiento" de otros procesos de integración regional, como el Grupo de Río, el Mercosur (Mercado Común del Sur) y la Cumbre de las Américas, observó Paz Milet, profesora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile.

Tampoco avanza la última iniciativa de integración regional, como es la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que reúne a los 12 países de América del Sur con la propuesta original de Brasil, modificada por influencia venezolana.

Brasil busca entonces "reposicionarse en la región", según Milet, quien destaca la integración energética como "uno de los temas que requieren ser tratados en un foro multilateral".

"Limar ciertas asperezas", como el incidente diplomático entre Santiago y Lima, por declaraciones belicosas del comandante del ejército peruano, Edwin Donayre, y las discrepancias entre Brasilia y Quito por la expulsión de una empresa constructora y la negativa del gobierno ecuatoriano a pagar un préstamo brasileño que considera ilegítimo, puede ser otro resultado de la Cumbre de Bahia.

Ecuador se puso en situación incómoda ante su vecino por rechazar una deuda contraída en el marco del Convenio de Pagos y Créditos Recíprocos de la Asociación Latinoamericana de Integración (Alalc), "el único sistema de financiamiento que no depende del aval de Estados Unidos o de Europa", según Moniz Bandeira.

Pero la Cumbre de la próxima semana podrá presentar como resultado concreto la firma del Acuerdo sobre el Consejo de Defensa de América del Sur, ya negociado con éxito, según este historiador brasileño.

La Cumbre es oportuna, pero agrava la multiplicidad de esquemas de integración, el "exceso de procesos y cumbres", opinó el embajador Azambuja. Es necesario "simplificar y darle un foco" a los "demasiados tableros" en que juega Brasil, añadió.

Pero este avezado diplomático espera que la Cumbre permita "darle armonía y equilibrio" a los numerosos bloques subregionales que se formaron en América Latina y el Caribe.

No se puede olvidar que, pese a la conveniencia de diversificar las alianzas y reforzar el liderazgo regional, "es América del Sur el espacio prioritario de integración" para Brasil, concluyó la profesora Pecequilo.

En el caso de México, la participación de su presidente, el conservador Felipe Calderón, en la Cumbre no elimina el hecho de "estar lejos de la región", "no sólo el gobierno, sino el país", como lo demuestra la ausencia total de la Cumbre en los noticieros de ese país, señaló Ventura.

* Aportes de Daniela Estrada (Chile), Diego Cevallos (México), Humberto Márquez (Venezuela), Marcela Valente (Argentina) y Patricia Grogg (Cuba)

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