DERECHOS HUMANOS: Declaración Universal "sana y salva"

Pese a los disímiles antecedentes de los países sobre la vigencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que cumple 60 años este miércoles, una encuesta realizada en 25 países muestra un fuerte apoyo ciudadano a sus principios.

La Declaración "está sana y salva", dijo a IPS Steven Kull, director del consorcio de investigaciones de opinión pública WorldPublicOpinion.org.

Mayorías o pluralidades en todas las naciones analizadas acordaron que la promoción de los derechos humanos es parte de las obligaciones que sus países deben cumplir en el marco de los compromisos asumidos en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), según el estudio presentado el martes.

De los 47.000 personas consultadas, 78 por ciento compartieron esa opinión.

Además, una mayoría de 65 por ciento quiere que la ONU, cuyos miembros ratificaron la Declaración hace 60 años, haga esfuerzos aún mayores para promover los derechos humanos, aunque eso implique darle al foro mundial autoridad para ingresar a países a investigar posibles violaciones.
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"La Declaración Universal de los Derechos Humanos tiene apoyo en todo el mundo y bajo ningún concepto se está desvaneciendo, pues los más jóvenes son más receptivos que los mayores", dijo Kull.

Varios principios fueron avalados por mayorías en todas las naciones encuestadas, entre ellas la libertad de expresión y de prensa, aunque sea usada para criticar al gobierno; el derecho a la protesta pacífica; y la equidad de todos los ciudadanos, independientemente de su religión, género, raza o etnia.

"La concepción según la cual la Declaración es un invento occidental impuestos a otros países no se sostiene cuando uno le pregunta realmente a la gente", dijo Kull.

"No se encuentra ninguna evidencia" en contrario, excepto "variaciones sobre posibles excepciones" en relación a los principios, agregó.

Kull señaló que tampoco había una base para concluir que los puntos de vista de los países de mayoría musulmana difirieran de la norma, pues, consideró, es falso que el Islam contradiga los principios de la Declaración.

La ONU se enfrenta con un "ataque sin precedentes contra la propia idea de derechos humanos", sostuvo Craig Mokhiber, de la Oficina del Alto Comisionado del foro mundial para los Derechos Humanos. Pero el estudio mostró que todavía es fuerte el apoyo a estas ideas.

Sin embargo, la encuesta de WorldPublicOpinion.org también concluyó que la población de algunas naciones está dispuesta a limitar los derechos humanos básicos cuando la seguridad nacional y la estabilidad política están amenazadas.

Mayorías en Turquía, Kenia, Nigeria y Corea del Sur y una pluralidad en Tailandia permitirán al gobierno torturar "terroristas" si eso posibilita obtener información que salve vidas, por ejemplo.

Mayorías o pluralidades de los consultados en Egipto, Irán, Jordania, Palestina e Indonesia concederían voluntariamente a sus gobiernos el derecho de restringir la libertad de prensa para garantizar la estabilidad política.

En Egipto, Ucrania y Jordania, las mayorías dijeron que hay algunas religiones cuya práctica no deberían admitirse en sus países, mientras que los sudcoreanos se mostraron divididos al respecto.

No obstante, considerando todas esas cuestiones críticas, todavía hay una mayoría de naciones y una mayoría general del público encuestado que quiere que sus gobiernos adhieran a los principios tal como están enunciados en la Declaración, aun cuando haya riesgo de inestabilidad política o amenazas a la seguridad.

Consultado sobre las dificultades de obtener resultados no tendenciosos en las encuestas realizadas en países sin garantías a la libertad de expresión, Kull respondió que "en varios países —como China, Irán, Egipto, por ejemplo— tenemos que pensar si la gente se está manifestando plenamente".

"Hay cierta incertidumbre sobre si algunas personas podrían estar autocensurándose", agregó, pero incluso en países autoritarios gran cantidad de encuestados, y hasta mayorías, se sintieron libres de criticar a sus gobiernos, implícita o explícitamente, con sus respuestas.

En unos pocos países, centros de investigación asociados no se sintieron suficientemente cómodos para formular todas las preguntas incluidas en el catálogo. Por ejemplo, en China no se plantearon las referidas al derecho a la protesta pacífica.

Pero nunca se reportó ningún caso en que los consultados se hubieran metido en problemas por participar en una encuesta, dijo Kull.

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