NEPAL: Expulsados por la violencia y hundidos en la pobreza

Bishnu Maya Dahal, de 51 años, sueña con volver a su aldea en el oriente de Nepal. Su familia huyó a Katmandú en 2001, luego de que su esposo Chailal fue brutalmente azotado por rebeldes maoístas.

Lo que motivó la golpiza fue que Chailal desafió la proscripción que pesaba sobre él, miembro del entonces gobernante Partido del Congreso Nepalés, y se postuló a las elecciones de las aldeas.

En el ataque, sus piernas fueron aplastadas por una gigante procesadora de arroz, de piedra. Sus agresores lo abandonaron, dándolo por muerto. Él sobrevivió, pero su hijo de 22 años, que se había trepado a un árbol para salvarse de los maoístas, se quebró la espalda cuando su propio peso hizo que se partiera una rama.

Dahal dijo que su hijo exhaló su último respiro cuando era llevado al hospital más cercano, en la sede del distrito, durante un arduo viaje de dos días sobre la espalda de quien lo transportaba a través de la montaña.

La familia de tres miembros vive en el lugar donde se yergue un templo de comienzos del siglo XIX en Thapathali, en el corazón de Katmandú.
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El hijo de 13 años de Dahal interpreta la "puja", o plegaria ritual, en el templo de Gopal. El gobierno paga a los sacerdotes del tempo un honorario anual de 300 rupias nepalesas (aproximadamente 3,5 dólares). Aparte de esto, al sacerdote le corresponde quedarse con los frutos y el arroz ofrecidos por los devotos.

Resulta difícil imaginar cómo sobrevivió la familia durante ocho años. Ocasionalmente, Dahl encuentra trabajo como ayudante doméstica. Con su esposo enfermo desde la golpiza, ella no puede ir a trabajar todos los días. Las cosas empeoraron desde que hace dos meses le realizaron una histerectomía por sospechar que padecía cáncer de útero.

"Sigo deseando que podamos regresar a nuestro hogar", dijo con añoranza.

En junio de 2008, Dahal intentó volver a su casa en el distrito de Okhaldhunda. Recibió 5.000 rupias (unos 60 dólares) del gobierno del distrito de Katmandú para el viaje de regreso.

Pero sin medios para mantenerse o garantías del gobierno, no pudo quedarse.

"Quiero ayuda para reconstruir mi casa. Mi ganado y mi tierra fueron tomados por mis vecinos", relató.

Un levantamiento armado liderado por rebeldes maoístas que se inició en 1996 en el Nepal rural y se propagó como las llamas desplazó a miles de familias. En abril de 2006, una revolución popular derrocó a la monarquía tradicional. Los maoístas declararon un cese del fuego y se unieron al gobierno interino.

En las elecciones de abril de 2008, los ex rebeldes obtuvieron la mayor cantidad de escaños en la nueva Asamblea Constituyente, pero no lograron una mayoría clara. Un mes después, Nepal fue declarada república. Ahora se encargó a la coalición de gobierno liderada por los ex maoístas redactar una nueva Constitución para agosto de 2010.

Así, se postergaron cuestiones como la rehabilitación de los desplazados.

En 2007, el gobierno interino anunció una política nacional para los desplazados. Fue elaborada por el Ministerio de Paz y Reconciliación con el apoyo del no gubernamental Consejo Noruego para los Refugiados y otras agencias como la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Nepal y la Oficina de la Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Nepal.

Según el grupo de tareas del Ministerio para recabar datos del conflicto, éste afectó a individuos, familias e infraestructura, y la cantidad de desplazados pasó de 9.000 familias (25.000 individuos) en 2005 a 14.063 familias (52.332 personas) en 2008.

Las cantidades aumentaron drásticamente luego de la aprobación de la política nacional de desplazados.

Khem Bahadur Giri, miembro del grupo de tareas, dijo a IPS que hasta la fecha se recolectaron los datos de 67.000 personas, pero que los nuevos desplazados todavía tienen que ser registrados en el documento oficial. Aproximadamente 50 por ciento de los desplazados son mujeres, señaló.

Como Dahal, Kusum Rawat está en la lista de desplazados del gobierno. Procede de una aldea en el distrito de Humla.

Desde su llegada a Katmandú, hace cinco años, ella ha sido el único sostén económico de la familia. Su esposo se replegó en sí mismo desde que los maoístas lo golpearon frente a su familia. Sus cinco hijos —dos niñas y tres niños de entre cuatro y 14 años—comen cuando Rawatm puede hallar trabajo como jornalera.

"Hago de todo: desde cargas piedras hasta lavar platos. Pero el trabajo no es regular. Cuando no hay alimentos, vamos a la cama con los estómagos vacíos", dijo.

A diferencia de Dahal, Rawat, no quiere volver a su aldea. "Me despierto rezando para conseguir trabajo y así poder alimentar a mi familia. Si el gobierno puede garantizar (empleo), ¿qué más puedo pedir?", planteó.

En octubre de 2007, el gobierno introdujo un paquete de regreso y reintegración en el marco de la política nacional de desplazados, pero se ha centrado solamente en enviarlos a casa.

Durganidhi Sharma, secretario adjunto del Ministerio de Paz y Reconciliación, dijo que el gobierno no tiene el dinero necesario para integrar y reasentar a las familias desarraigadas.

A los desplazados registrados se les ofrecen pasajes, un viático diario y una suma destinada al reasentamiento que ronda las 7.200 rupias durante un periodo de cuatro meses, que equivale a menos de un dólar por día. Según Sharma, 27.000 de los 52.332 desplazados registrados llevaron el dinero de regreso a casa.

Sin embargo, el punto de discusión es: ¿cuántos de quienes regresaron permanecerán, en ausencia de una política del gobierno sobre rehabilitación y de fondos para implementarla? Tanto Dahal como Rawat tomaron el dinero del transporte, pero optaron por volver a Katmandú.

Sharma no niega que es probable que la mayoría de los desplazados elijan la falta de un hogar en la ciudad por sobre la inseguridad rural.

"Si se hubiera implementado la regulación sobre los desplazados, entonces habría sido más efectivo hacer un seguimiento de los desplazados y de su estatus y apoyarlos", dijo.

Pero tiene esperanzas en relación a Dahal. "El Ministerio de Paz y Reconciliación presentó el proyecto de regulación de los desplazados a la oficina del primer ministro, y esperamos que sea aprobado pronto", señaló.

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