REFUGIADOS-GRECIA: Y Afganistán es peor

Durante más de un decenio, inmigrantes y refugiados han ido a parar a un tugurio de la central ciudad marítima griega de Patras a la espera de poder tomar un barco a Italia.

El asentamiento está cerca del puerto de esa ciudad de 160.000 habitantes, ubicada 220 kilómetros al sudoeste de Atenas, y fue creado por kurdos, pero más de 95 por ciento de sus habitantes hoy son originarios de Afganistán.

Las condiciones de vida e higiene son al menos inapropiadas para un ser humano. Y, si bien estos son problemas crónicos, la situación general se ha agravado con la creciente hostilidad de los miembros y autoridades de la comunidad local hacia los refugiados.

"Las autoridades municipales no han respondido a nuestros pedidos para regular el problema, creyendo que desaparecerá cuando la presión de la comunidad local obligue a los refugiados a irse", dijo a IPS Andreas Vgenopoulos, miembro de un grupo de ciudadanos que ofrece apoyo a los extranjeros en Patras.

"Lo que no entienden es la desesperación de esta gente. Si sólo entiendes de dónde vienen, sabes que no volverán, se quedarán hasta que puedan ir más al oeste", añadió.
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Desde mayo, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) ha administrado una pequeña unidad de primeros auxilios en el asentamiento con un experto en condiciones de crisis humanitarias y un psicólogo. Christos Papaioannou, coordinador del proyecto, dijo que las personas afrontan grandes peligros sólo con las condiciones higiénicas.

Por lo general, entre cinco y 10 personas duermen en cada una de las 200 chozas hechas de madera, papel y plástico. Sólo hay cuatro baños disponibles en el asentamiento. La población es estrictamente masculina, e incluye muchos menores abandonados. La basura y las fosas sépticas rara vez son limpiadas, mientras el fango se acumula en torno al lugar, lo cual supone una amenaza no sólo para los refugiados, sino también para los habitantes y edificios vecinos.

"Desde mayo pasado hemos examinado a unas 7.000 personas en el asentamiento. La mayoría tenían problemas dermatológicos y respiratorios causados por la falta de higiene, así como varias heridas. Algunas también sufrían depresión, estrés extremo y desórdenes de sueño", indicó Papaioannou.

"Hemos calificado la situación en Patras de emergencia médica, lo cual significa que un gran número de personas vulnerables no tienen acceso libre a los servicios básicos", añadió.

Según la ley griega, los inmigrantes indocumentados pueden ser aceptados en hospitales sólo en caso de emergencia. El tratamiento, incluso cuando sean personas muy enfermas, depende estrictamente de la buena voluntad del médico.

MSF estima que hay entre 1.200 y 1.500 personas en el asentamiento, pero los números exactos son difíciles de precisar, pues la población está en constante movimiento. Algunos han vivido en Patras por años, y otros apenas unos días. Sobreviven gracias a empleos que consiguen en el mercado informal y a las provisiones que donan algunos ciudadanos.

Vgenopoulos dijo que las heridas que ven los médicos son por lo general resultado de abusos cometidos por guardias costeros y policías que vigilan el puerto.

"Hay muchos casos reportados en los que las autoridades tratan brutalmente a quienes intentan subirse a un barco. La decisión para incrementar las medidas policiales ha generado una situación en la que personas desesperadas se arriesgan a todo con tal de llegar a una embarcación", indicó.

El 2 de marzo, el conductor de un camión intentó atropellar a un afgano que se había subido a la parte trasera de su vehículo. Los inmigrantes por lo general se ocultan debajo y dentro de camiones que esperan ascender a los ferrys.

El camionero en cuestión fue acusado de intento de homicidio, pero esto no mejorará la situación, sostuvo Vgenopoulos. "Es preocupante que gradualmente se adopte un enfoque radical por parte de una pequeña parte de los residentes de Patras. Esto estimula a la extrema derecha y a los elementos racistas que creen que el tema sólo tiene una solución radical", agregó.

El 21 de enero se reportó un fuego en el asentamiento. Se oyó que algunos residentes cercanos gritaban: "¡Dejen que se quemen!", e intentaban impedir el acceso de una brigada de bomberos. A otros se los vio escupiendo a los refugiados desde sus balcones. Una tercera parte del lugar, incluyendo la estación del MSF, quedó destruida, dejando a 500 personas sin techo.

Los habitantes de Patras también se han vuelto en contra de aquellos que defienden a los refugiados. "Algunas personas fueron tan lejos como para decir que nos beneficiábamos con esta situación", lamentó Vgenopoulos.

"No tenemos nada qué ganar con el sufrimiento de esas personas. La culpa de tener a rehenes como estos la tienen las redes de contrabando, en la que figuras clave son protegidas por elementos de las autoridades, y el vergonzoso papel de Grecia en el amplio tema de la política europea sobre migraciones", añadió.

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