EDUCACIÓN-URUGUAY: Estereotipos de género traspasan computadoras

Las niñas que concurren a la escuela Villa García, a 21 kilómetros del centro de la capital de Uruguay, siguen jugando a vestir muñecas o elegir la ropa de las modelos, solo que ahora lo hacen en computadoras portátiles.

Nuevas computadoras, viejos juegos Crédito: Archivo fotográfico de la escuela Villa García
Nuevas computadoras, viejos juegos Crédito: Archivo fotográfico de la escuela Villa García
Muchas de ellas, cuando egresen del centro de educación primaria enclavado en un sector con grandes carencias socioeconómicas, tardarán poco tiempo en tener su primer hijo, apenas adolescentes, igual que les sucedió a sus madres o sus tías.

Esta escuela fue pionera en los años 70 en una educación integradora e igualitaria pero, como la mayoría de los centros educativos, sufrió un retroceso en materia de equidad de género y ahora, de manera casi inadvertida, perpetúa los estereotipos que predeterminan los roles de mujeres y varones.

Villa García fue la primera escuela del área metropolitana en recibir las computadoras del Plan Ceibal (Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea), que busca impulsar la equidad digital y la democratización del conocimiento.

Sus alumnos forman parte de la mitad de los niños y niñas que viven por debajo de la línea de pobreza en Uruguay, un país con 3,4 millones de habitantes, 52 por ciento mujeres.
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La innovadora iniciativa del presidente Tabaré Vázquez pretende que cada alumno y maestro de Uruguay tenga una computadora y toma su nombre del ceibo, el árbol de la flor nacional.

Pero sus contenidos no incluyeron el tema de género y cuando al alumnado se lo deja experimentar con las computadoras, los varones buscan juegos en línea considerados propios de su sexo y las niñas los que proponen vestir muñecas o seleccionar ropas de actrices y modelos, detallaron a IPS las jóvenes maestras Adriana Font y Karen Souza.

Carmen Beramendi, directora del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), informó a IPS que su organismo y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay, que centraliza el Plan Ceibal, trabajan para enmendar esa carencia en el proyecto.

Para ello se diseña un videojuego y un folleto-historieta orientados a "problematizar los roles de género existentes al interior de la familia, jugar con otros y promover la corresponsabilidad familiar en la distribución de las tareas, sobre la base de la equidad de género y la reflexión acerca de los estereotipos", explicó.

Hasta ahora, el Plan Ceibal entregó 200.000 computadoras portátiles, en un proceso que comenzó en 2007 por las áreas rurales y urbanas más pobres, para alcanzar a fines de este año a toda la población escolar. Cada unidad vale 220 dólares y el costo total del proyecto será de 100 millones de dólares, financiados integralmente por el Estado.

En Uruguay, la educación inicial comienza a los tres años, la primaria a los seis y la media a los 12 años, y la enseñanza es obligatoria desde los cuatro hasta los 15 años.

Las maestras Font y Souza decidieron contrarrestar por su cuenta los estereotipos de sus alumnos, al mostrarles otra mirada sobre su realidad. Para ello se capacitaron en cursos de organizaciones no gubernamentales, al no haber formación sobre el área en la docencia.

Juan Morales, director de Villa García, donde trabajan 38 maestras y cuatro maestros, reconoció que la escuela "no tiene una política dirigida a cambiar los roles pautados" en materia de género, porque no se percibe "como un tema problemático".

Un 60 por ciento de los estudiantes de Font y Souza tienen edades superiores a las estipuladas para su nivel escolar. Por eso, la mayoría son casi adolescentes de entre 13 y 15 años.

Al hablar del futuro, sus alumnos repiten roles tradicionales. La mayoría de los varones dicen que optarán por hacer una carrera técnica, como mecánica, y las niñas aspiran, sobre todo, a ser peluqueras.

También las familias refuerzan las diferencias de género. Cuando hay actividades fuera del horario o paseos en grupo, las alumnas participan menos porque sus padres prefieren que se queden en casa, a cargo de sus hermanos menores y de las tareas domésticas.

Las dos docentes se esfuerzan por mostrar a sus alumnas "que existen otras posibilidades de vida" en lo laboral y familiar. Son niñas que no salen mucho del barrio y conocen el mundo a través del tamiz distorsionante de la televisión. "Miran muchas telenovelas y esperan que, como en ellas, venga un príncipe y se las lleve", dijo Souza.

Los prejuicios son tan fuertes que "con frecuencia las niñas vienen con cartas para que no hagan educación física porque están menstruando", contó. Cuando van a campamentos, las madres solicitan que no las dejen lavarse la cabeza o jugar, y se trata de mujeres que tienen casi siempre menos de 30 años.

Para revertir estos patrones, Font y Souza coincidieron en que la escuela debe realizar un trabajo permanente, basado en la conciencia de género de maestros y maestras.

PLANES CON GÉNERO

Y algo está cambiando en este sentido en Uruguay. En marzo de este año entró en vigencia un programa educativo que abarca todo el ciclo inicial y primario y donde por primera vez se incluye el tema de género como desafío ético.

El plan establece que "los alumnos son sujetos de derecho y el derecho a la educación debe garantizar el acceso de todos a una cultura general y plural".

Bajo esta premisa, en el área del Conocimiento Social se incluye en cada nivel el capítulo "Construcción de Ciudadanía", donde se aborda la identidad de género.

Los roles dentro de las escuelas, la construcción social de lo masculino y lo femenino, los papeles en la familia, los estereotipos sociales y las tradiciones, la igualdad y la discriminación, y la mujer y el hombre en el trabajo son algunos temas del programa.

También toca los estereotipos publicitarios, la mujer y el hombre a través de la historia, la identidad de género y la construcción de la sexualidad como parte del proyecto de vida.

Este programa tiene su antecedente en el Primer Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades y Derechos, de 2007, que desarrolla acciones educativas para combatir los estereotipos y promover la equidad.

Esas medidas fueron acordadas entre Inmujeres y la Administración Nacional de Educación Pública.

Beramendi, la directora de Inmujeres, informó que esta cooperación produjo una Red de Género dentro del sistema educativo que tiene entre sus metas "la revisión de los contenidos sexistas de los textos" de todos los currículos escolares.

También desde 2007 se realizan acciones educativas en el Día de la No Violencia hacia la Mujer y el Día Internacional de la Mujer, para promover la reflexión de niños y niñas.

Entre ellas, se distribuyeron en más de 2.000 escuelas uruguayas cometas con la inscripción "Vivir sin violencia está buenísimo" y folletos a favor de los derechos de las mujeres y las corresponsabilidad en el cuidado de la familia.

Los impresos contenían una historieta donde el padre realiza las tareas domésticas para que la madre participe en las actividades conmemorativas de la mujer.

En noviembre de 2008 se efectuaron las Segundas Jornadas de Educación y Género en el ciclo inicial, en las que participaron 650 educadores de menores de cinco años, que recibieron el manual formativo "Primeros Pasos", junto con una guía operativa.

Además, docentes capacitados especialmente comenzarán este año a impartir educación sexual en todos los cursos de primaria y secundaria.

Beramendi anotó que "aumenta la avidez por estos temas", pero falta mucho para poder modificar los roles.

"El sistema educativo acepta más la violencia masculina", citó como muestra. "Si una niña reacciona con violencia a alguna agresión es medida con una vara diferente", a su compañero varón, destacó.

Otro ejemplo: "Si a un alumno o alumna le va mal se sigue llamando a su mamá, lo cual refuerza la señal de que es la única responsable de su ‘fracaso’ o mala conducta", dijo Beramendi.

La directora de Inmujeres aseguró que entre los docentes aumenta la conciencia de que hay que renovar la mirada e incorporar la perspectiva de género. Pero reconoció que aún "está muy lejos que una nueva práctica se instale como algo sustantivo y permanente" en las aulas uruguayas.

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