ALEMANIA: Al este del paraíso

Veinte años después de la caída del muro de Berlín, persisten los desencuentros entre el este y el oeste de Alemania. Los orientales tienen preferencias políticas diferentes, ganan menos dinero y son más pesimistas que sus compatriotas occidentales.

"Muchos orientales están frustrados", dijo a IPS el activista de derechos humanos Rainer Müller, uno de tantos ciudadanos de la ciudad de Leipzig —la ciudad más poblada del este alemán luego de Berlín— que emprendieron la Revolución Pacífica que a fines de los años 80 acabó con el régimen comunista.

"Pensábamos que llegaríamos al paraíso. Todo parecía posible en 1989", recordó Müller.

Desde la socialista República Democrática Alemana, donde se formaban largas filas frente a las tiendas estatales para adquirir productos escasísimos como plátanos o café, se veía la capitalista República Federal Alemana como una promesa maravillosa.

"Pero esperábamos demasiado", se lamentó Müller.
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Los visitantes que recorran Alemania oriental hoy encontrarán áreas urbanas remodeladas, centros comerciales atestados de gente y modernos edificios de oficinas.

Las apariencias engañan. Los estados de la región aún reciben asistencia financiera federal —o sea, del bolsillo de los contribuyentes del oeste— para cubrir sus presupuestos, 80.000 millones de euros sólo el año pasado.

El desempleo aqueja a 12 por ciento de la población económicamente activa del este, y apenas a siete por ciento de la del oeste. Un trabajador oriental promedio recibirá una paga 30 por ciento menor a la de sus compatriotas occidentales. Y esas brechas no se han achicado en años.

"Alemania oriental necesita los elevados ingresos de las casas matrices de las grandes empresas", dijo a la prensa en Berlín el presidente del Instituto Halle de Investigaciones Económicas (IWH, por sus siglas en alemán), Ulrich Blum.

Ninguna de las 30 compañías cuyas acciones son la base del índice bursátil DAX tiene su sede en el este de Alemania, donde viven 20 por ciento de los 82 millones de habitantes del país.

Pero con su Revolución Pacífica, Alemania oriental no sólo abrazó el capitalismo, sino también la democracia.

En lugar de la farsa electoral fraguada por el régimen que encabezaba el Partido Socialista Alemán (SED), los ciudadanos de la región tienen hoy derecho a votar en comicios libres. La temida Stasi (policía secreta) fue disuelta. Ya no hay opositores reprimidos o encarcelados. "Me alegra que mis hijos crezcan en un país libre", dijo Müller. "Queríamos libertad y la logramos. Nadie dijo que evitaríamos asumir las responsabilidades que la libertad conlleva."

El Partido de Izquierda, nacido de las cenizas del otrora todopoderoso SED, conquistó un tercio de los sufragios del este en las elecciones federales del 27 de septiembre. Pero tuvo una votación marginal en los estados occidentales. La abstención en el este es bastante mayor que en el oeste.

La encuestadora Insitut für Demoskopie Allensbach (Ifd) indicó que dos de cada tres alemanes orientales encuestados perciben más diferencias que semejanzas con sus compatriotas occidentales. Y que en su mayoría se ven más como "alemanes orientales" que como alemanes a secas, al contrario de lo que sucede del otro lado del mapa.

Una investigación realizada el mes pasado por la compañía de seguros Allianz Deutschland AG indicó que 55 por ciento de los alemanes del oeste eran más optimistas en cuanto a su futuro personal, ante 42 por ciento de los del este.

Hace 20 años, Rainer Müller estuvo presente en un momento histórico. Unas 70.000 personas se congregaron el 8 de octubre de 1989 en el centro de Leipzig para exigir paz y libertad y, contrariamente a lo previsto, el régimen del SED no le pidió a las fuerzas de seguridad que reprimieran a la multitud.

Suele decirse que esa instancia marcó la rendición del SED y la Stasi ante el pueblo de Alemania oriental.

"Teníamos un sueño y, después de todo, valió la pena", evaluó Müller.

Al día siguiente, el 9 de noviembre, fue demolido por las masas manifestantes el muro de Berlín, que había simbolizado durante 28 años la división de Alemania.

El 22 de diciembre, se permitió a los alemanes orientales llegar hasta la berlinesa Puerta de Brandenburgo, en el área occidental. El 3 de octubre de 1990, la República Democrática Alemana se integró a la República Federal Alemana.

La encuestadora Ifd calculó que dos de cada tres alemanes del este entrevistados siguen satisfechos por la reunificación.

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