MUJERES: Víctimas en la guerra, sin voz en la paz

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) debe dar más lugar a las mujeres en los esfuerzos de paz mundiales para, entre otras cosas, combatir más efectivamente la violencia sexual en zonas de conflicto, señalaron activistas.

El Consejo de Seguridad de la ONU llamó el miércoles al secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon, a designar un representante especial para el problema de los sistemáticos ataques sexuales contra mujeres, niños y niñas en situaciones de conflicto.

Al hablar como actual presidenta del Consejo, la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Clinton, subrayó que "la naturaleza deshumanizante de la violencia no daña sólo a un individuo o una sola familia o a sola una aldea o a un solo grupo: destruye lo que nos hace seres humanos, pone en peligro las familias y comunidades, erosiona la estabilidad política y social, y socava el progreso económico".

La resolución para crear el nuevo cargo fue aprobada el miércoles y promovida por más de 60 países, incluyendo a Bosnia, Croacia y Ruanda, donde la violación es usada en forma sistemática como arma de guerra.

El representante especial supervisaría la implementación de dos resoluciones del Consejo de Seguridad. Una es la 1325, aprobada en 2000, que insta a todas las partes en conflicto a que "respeten los derechos de las mujeres e incrementen su participación en negociaciones de paz y procesos de reconstrucción post-conflicto".
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La otra es la 1820, aprobada en 2008, que "reafirma los objetivos establecidos en la 1325".

El informe de la Secretaría General sobre "Mujeres, paz y seguridad", presentado esta semana, concluyó que, a pesar de los esfuerzos para promover ambas resoluciones, –con ejemplos positivos provenientes de Liberia y Ruanda—, "el progreso en su implementación está limitado y los conflictos armados siguen teniendo un impacto devastador en las mujeres y adolescentes".

De particular preocupación es la gravedad y brutalidad de los crímenes sexuales cometidos en Kivu del Norte y Kivu del Sur, provincias orientales de la República Democrática del Congo (RDC) en las que se denuncian 1.100 violaciones por mes, con un promedio de 36 diarias. Más de 10 por ciento han sido cometidas contra niñas de 10 años o menos.

La violencia sexual se agravó desde enero en áreas controladas tanto por las insurgentes Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda como por el ugandés Ejército de Resistencia del Señor, así como en las zonas donde fue desplegado el recientemente integrado ejército congoleño.

Mientras la RDC y la occidental región sudanesa de Darfur son quizás los ejemplos más ampliamente conocidos, la violación es también una táctica de guerra usada en Bosnia, Birmania, Burundi, Chad, Costa de Marfil, Ruanda, Sierra Leona, Sri Lanka y Timor Oriental.

"En demasiados países y en demasiados casos, los perpetradores de esta violencia no son castigados, y esta impunidad promueve más ataques", añadió Clinton.

A pesar de ser las principales víctimas pero estar casi ausentes en las mesas de negociaciones de paz, las mujeres han liderado exitosamente movimientos de base en comunidades afectadas por la violencia, desde Guatemala hasta Irlanda del Norte.

El Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem) señaló que las mujeres han estado por largo tiempo marginadas de puestos de mediación y de las delegaciones del foro mundial en países azotados por conflictos.

Por ejemplo, un grupo de mujeres activistas del este de la RDC que procuraban participar de las conversaciones de paz fueron excluidas del proceso, denunció Unifem.

Desde la adopción de la resolución 1325, grupos de la sociedad civil han criticado repetidamente al Consejo de Seguridad y a la administración de la ONU por no haber actuado decisivamente para proteger a las mujeres de la violencia sexual ni haber implementado mandatos de mantenimiento de paz que tengan en cuenta la problemática de esta población.

También señalaron que el foro mundial no han dado lugar a las mujeres en las negociaciones de paz.

Desde hace tiempo, organizaciones internacionales de la sociedad civil piden que se cree un alto puesto dentro de la ONU para atender estas demandas.

"Mientras la ONU gasta años debatiendo, miles de adolescentes y mujeres en todo el mundo sufren por tener sus vidas y sus cuerpos arruinados", dijo la activista Marianne Mollman, de la organización Human Rights Watch.

La implementación de las pasadas resoluciones no sólo fue lenta, sino inadecuada, señalan los activistas.

La respuesta "ha sido circunstancial e inefectiva, a pesar de la creciente preocupación y los cada mayores fondos destinados a los programas contra la violencia sexual", sostuvo por su parte Melanie Teff, de la organización Refugees International.

El propuesto representante especial debería comenzar su tarea con la implementación de las resoluciones del Consejo de Seguridad en el terreno, porque las misiones de paz carecen de conocimiento, capacidad y confianza sobre cómo tratar la violencia sexual en forma adecuada y sensible, dicen los activistas.

Si la ONU lidera con el ejemplo, los estados miembros podrían mostrar más disposición, afirmó Mollmann.

Teff también sostuvo que el nuevo representante "debería desplegar rápidamente equipos de expertos en situaciones de particular preocupación y garantizar que estos obtengan el apoyo necesario para desarrollar su trabajo".

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