COMERCIO: Políticos ceden a técnicos la Ronda de Doha

La quebrantada ronda de negociaciones comerciales de Doha, tantas veces dada por desahuciada en sus más de ocho años de vida, será sometida a un tratamiento diferente, basado esta vez más en los remedios técnicos que en los políticos.

Este fue el resultado de una semana de reuniones, concluidas este viernes, de negociadores de alto nivel enviados por gran parte de los 153 estados que integran la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La decisión reconoce tácitamente que por el momento los líderes políticos de las naciones clave en esta materia encuentran dificultades para imprimir el último impulso a la ronda.

En consecuencia, las negociaciones quedarán mayormente en manos de los técnicos de las misiones diplomáticas de los estados miembros y de la propia OMC, con sede en esta ciudad suiza.

La ronda fue lanzada en la capital de Qatar con la finalidad de profundizar la liberalización de los intercambios y de insuflar al sistema multilateral de comercio de una mayor sensibilidad hacia el desarrollo de los países más pobres.
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Los resultados de la anterior rueda de negociaciones multilaterales, la Ronda Uruguay (1986-1994), habían dejado insatisfechos a los países en desarrollo, que desde entonces presionan por un nuevo equilibrio.

A pesar de las buenas intenciones de la declaración aprobada en Doha, en noviembre de 2001, la brecha que se abrió con la Ronda Uruguay se mantuvo a lo largo de todos estos años de negociaciones.

Las nuevas terapias prescriptas para la alicaída ronda tienen en cuenta que esas diferencias notorias entre los intereses de países ricos y pobres persisten y hasta cierto punto se han profundizado a causa de las posiciones de Estados Unidos.

El director general de la OMC, Pascal Lamy, confirmó en la fecha, en una conferencia prensa, que los negociadores estadounidenses consideran que las oportunidades de acceso a los mercados que su país obtendría de adoptarse los actuales borradores de acuerdo "son insuficientes para ellos".

Sin embargo, agregó que "mi sensación es que los Estados Unidos siguen comprometidos con la ronda".

Entre los países en desarrollo predomina la impresión de que Washington pretende desconocer los acuerdos establecidos en principio por los negociadores y plasmados en los borradores completados en diciembre de 2008.

Por eso, el negociador jefe de Brasil, Roberto Azevedo, remarcó que tales textos contienen un delicado equilibrio alcanzado luego de ocho años de negociaciones.

Esa armonía no puede ser ignorada ni alterada, dijo. De lo contrario, serán necesarios reajustes en todo el paquete negociado, que no podrán acarrear concesiones adicionales y unilaterales de los países en desarrollo, advirtió.

Azevedo expuso la posición de las naciones en desarrollo con afinidades en el tema agrícola, reunidas en el G-20, durante la sesión de este viernes del Comité de Negociaciones Comerciales de la OMC.

Más explícito aún fue el jefe de la delegación de Sudáfrica, Faizel Ismail, quien se declaró desconcertado por el hecho de que Estados Unidos permanezca como el más significativo de los grandes actores de la Ronda de Doha que no se muestran dispuestos a negociar con base en los textos de diciembre de 2008.

Políticos y grupos de presión empresariales reclaman a las contrapartes negociadores de Doha mayores compromisos de acceso a los mercados, refirió Ismail.

En particular, lo demandan a los mayores mercados emergentes, incluidos China, India y Brasil, y a una larga lista de países que abarca también a Sudáfrica, precisó.

Lamy resumió el cuadro describiendo que "no hemos llegado adonde pretendíamos estar en este momento". Todos los negociadores reconocen que en este momento no hay una solución milagrosa al alcance, expuso.

Sin embargo, el director de la OMC aseguró que "nadie piensa en abandonar la partida" y todos están muy comprometidos con el mandato de Doha y con una conclusión exitosa.

Tras ese diagnóstico, Lamy propuso la nueva terapia, que consistirá en un proceso de debates dentro de los grupos de negociación existentes, donde sobresalen, entre otros, los de agricultura y productos industriales, pero también discusiones en grupos más reducidos, contactos bilaterales, entre otras fórmulas.

Aunque no quedan descartadas, las reuniones de funcionarios de alto nivel enviados por las capitales y eventuales conferencias de ministros son relegadas a recursos extremos, luego de haber sido el método más auspiciado en los últimos dos años.

El negociador de Mauricio, Shree Baboo Chekitan Servansing, que coordina al grupo África, Caribe y Pacífico (ACP) de ex colonias europeas, aceptó la propuesta de Lamy, pero advirtió que el proceso deberá seguir siendo multilateral y basado en Ginebra.

Los países pequeños defendemos los principios de inclusividad y de multilateralidad, expuso Servansing a IPS.

Tanto los grupos de negociación con integración variable, como los de un reducido número de participantes, deben ser la excepción porque son restrictivos y se efectúan a nuestras espaldas, agregó.

Azevedo precisó que el G-20 también respalda el proceso anunciado por Lamy y resaltó que el director de la OMC conducirá las consultas sobre los temas clave que han causado la parálisis de la ronda.

Lamy y la mayoría de los negociadores consultados evitaron comentar sobre la suerte del plazo fijado para la Ronda de Doha, que debía alcanzar acuerdos fundamentales durante este año.

El negociador de India, Ujal Singh Bhatia, tampoco quiso opinar sobre las perspectivas de éxito de la Ronda de Doha, limitándose a decir que "nosotros seguimos trabajando y confiamos en una intervención divina".

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