BALCANES: Treinta años sin Tito

Para muchos ex yugoslavos, el 4 de mayo será un día de reflexión sobre los 30 años transcurridos desde el fallecimiento de un carismático pero controvertido líder: Josip Broz, más conocido como Tito (1892-1980).

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el mariscal Tito lideró la resistencia de los partisanos yugoslavos contra los nazis. Luego fue primer ministro (1945-1953) y presidente (1953-1980).

Actualmente, muchas personas mayores de 45 años en Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro y Macedonia sienten que la era de Tito —nombre de guerra del fundador de la Yugoslavia comunista— fue la mejor parte de sus vidas.

Todos esos países se crearon tras las guerras de secesión de la ex Yugoslavia, en los años 90.

"Avanzábamos en cada aspecto desde 1945. Nuestros estándares de vida eran grandiosos en comparación con lo que tenemos ahora. Éramos bienvenidos en todos lados", dijo a IPS Tanja Dokmanovic, una maestra preescolar retirada de 75 años, radicada en Belgrado.
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"Pero desde las guerras, los serbios se han vuelto parias y la pobreza llama constantemente a la puerta de la gente común", agregó.

El profesor de historia Predrag Markovic señaló a IPS que "Tito fue un maestro del hechizo".

"Por un lado, hechizó a Occidente con su movimiento de liberación anti-fascista en la Segunda Guerra Mundial. Por el otro, hechizó a los países en desarrollo a comienzos de los años 60, creando el Movimiento de Países No Alineados", añadió.

"En el país, la población llevaba una vida cómoda bajo su dictadura liberal, dado que el socialismo se ocupaba de todas sus necesidades… Cuando la gente dice que siente nostalgia de esa era, prácticamente está diciendo que añora la seguridad del pasado", sostuvo.

Para la socióloga Aleksa Djilas, Tito también fue popular debido a su "resistencia a (el ex dictador soviético Iósif) Stalin, ya que Yugoslavia nunca quedó bajo su órbita y la población vivía diferente a como se vivía en las naciones comunistas". Según Djilas, los logros del gobierno de Tito también tuvieron que ver con "la justicia social, la participación de los trabajadores en el proceso de producción, la distribución de la riqueza y un indudable anti-fascismo".

Por otro lado, en la era de Tito no se valoró "el imperio de la ley y la creación de una sociedad con derechos humanos reales", dijo Djilas a IPS.

En cuanto a los disidentes, o bien los encarceló durante varios años o bien los sacó de la escena política cuando consideró que eran un peligro para su popularidad o que desafiaban públicamente las políticas oficiales de su Partido Comunista.

Milovan Djilas, padre de Aleksa, fue uno de los asistentes de Tito en la Segunda Guerra Mundial y varios años después. Pero luego se convirtió en un destacado disidente que pasó años en prisión por criticar al régimen.

Aunque él piensa que Yugoslavia no se habría desintegrado si luego de la muerte de Tito se hubieran implementado una democratización, en vez de "el régimen hegemónico del Partido (Comunista), donde nunca se crearon instituciones adecuadas y democráticas".

Milovan dijo sentir nostalgia de Yugoslavia y no de Tito. Incluso en la actualidad, definir en qué extremo de esa dicotomía se está sigue siendo un tema controvertido en distintas partes de la ex Yugoslavia.

En Croacia, esto equivale a herejía, dado que la nación forjó su independencia en la guerra contra las fuerzas federales que llegaron desde Belgrado, la capital de Serbia (y de la ex Yugoslavia). Sin embargo, lo que sellan las políticas oficiales no siempre es considerado válido por los ciudadanos comunes.

"En comparación con lo que tenemos ahora, la era de Tito fue el tiempo en que Dios caminó sobre la Tierra", dijo telefónicamente a IPS el comerciante retirado Nives Lucev, de 65 años, que vive en Zagreb.

El nieto de Tito, Josip Broz, tiene actualmente 63 años. "Él (su abuelo) quería que todo fuera para su pueblo, para el Estado. Ahora se lo recuerda mejor en las naciones no alineadas que entre los ex yugoslavos", declaró a IPS.

"Me gustaría que todo lo que Tito coleccionó o que le perteneció en vida fuera parte de una exhibición, así la gente puede ver lo que le dejó", agregó.

Los más jóvenes saben poco sobre el fallecido gobernante. La mención que hace cada libro de historia depende del grado de odio hacia él que profese el gobierno de turno.

"Yo no sé qué pensar sobre Tito… Es alguien sobre quien hablan mis padres o abuelos. A menudo pienso que no son más que palabras sobre su juventud y un pasado mejor", resumió Hajra Smajlovic, de 22 años, desde Sarajevo.

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