SENEGAL: Exitoso plan de riego choca con sequía de fondos

Un proyecto de irrigación a pequeña escala benefició a varias comunidades de Senegal, pero ese logro no alcanza para asegurar los recursos necesarios para reproducir la experiencia en todo el país.

Cosecha de arroz. Proyectos de irrigation mejoraron mucho producción y ganancias. Crédito: Olivier Epron/Wikicommons.
Cosecha de arroz. Proyectos de irrigation mejoraron mucho producción y ganancias. Crédito: Olivier Epron/Wikicommons.
El Papil, como se lo conoce por sus siglas en francés, invirtió en los últimos cuatro años más de 10,5 millones de dólares en diferentes áreas.

La iniciativa contribuyó a mejorar la producción de arroz, que aumentó de menos de una tonelada por hectárea, en 2003, a entre tres y seis toneladas, en 2009. También permitió cultivar verduras fuera de estación.

Las regiones implicadas, Fatick, Tambacounda y Kolda Kédougou, lograron autoabastecerse de arroz entre seis y ocho meses.

"El Papil también permitió aumentar en más de 50 por ciento los ingresos de unos 6.000 agricultores, reabastecer el acuífero, implementar pequeñas iniciativas para llevar agua potable y saneamiento y realizar una campaña contra la salinización" del suelo, dijo a IPS Wally Gueye, asesor técnico del Ministerio de Ambiente.
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Se recuperaron más de 2.100 hectáreas de tierras con alta concentración sales y se tomaron medidas para evitar el mismo problema en otras 9.800 hectáreas, añadió.

"Las actividades realizadas en diferentes regiones superaron los objetivos", señaló el coordinador de Papil, Amadou Baba Sy, "desde la producción de plántulas y reforestación pasando por la creación de cortafuegos hasta la limpieza y el mantenimiento de zonas para la cría de ganado", apuntó.

Numerosos centros regionales de atención médica implementaron un programa para combatir las enfermedades causadas por el agua contaminada con campañas de información, educación y difusión, añadió.

Las crisis financiera y alimentaria, las consecuencias negativas del cambio climático, las inundaciones causadas por el exceso de lluvias, la expansión de los desiertos, la erosión costera y la pérdida de ecosistemas se combinaron para obstaculizar algunos objetivos del proyecto, remarcó Sy.

Todavía hay que superar ciertas dificultades antes de poder aplicar el programa en todo el país. La mayoría de ellas se relacionan con demoras en la implementación y problemas con el flujo de dinero.

La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) firmó un acuerdo en febrero con Papil que define el marco para la colaboración y el financiamiento conjunto de actividades y garantiza la sustentabilidad del proyecto como herramienta de desarrollo a nivel de base, dijo a IPS Sy.

Hay 207 pequeños proyectos con 1,6 millones de dólares funcionando en distintas comunidades rurales, añadió, cuyo objetivo es educar en el uso del agua, atender asuntos de salud y, entre otros.

Usaid se propone trabajar con Papil para ayudar al gobierno senegalés a mejorar sus actividades y políticas agrícolas, señaló Jeffrey Povolny, director de Usaid/Wula Nafaa (beneficios para la selva, en bambara).

"Trabajamos en los mismos temas. Es lógico que hayamos combinado esfuerzos y trabajemos para obtener mejores ingresos", apuntó. El objetivo general de Usaid/Wula Nafaa es contribuir a disminuir la pobreza y lograr un desarrollo sostenible con el aumento de los ingresos de los productores rurales y de las comunidades locales, explicó Povolny.

La extensión y la productividad del cultivo de arroz aumentó de forma considerable, señaló Ibrahim Diouf, coordinador de un grupo agricultores de Fatick que participan en el proyecto desde hace tres años.

"Nuestro grupo, más de 100 personas, tiene más de cinco hectáreas de arroz. El Papil nos ayuda principalmente con la irrigación. Pero también tenemos una huerta, una actividad muy redituable", dijo a IPS.

Es importante lograr que el gobierno dé más recursos al proyecto, señaló Famara Sarr, vicepresidente del consejo regional de Fatick.

"La falta de dinero impide que el Papil abarque a alrededor de 65 por ciento de las regiones cultivadas y 70 por ciento de otras áreas de producción agrícola", apuntó. "El proyecto debe institucionalizarse para respaldar a las comunidades con programas beneficiosos para todos", añadió Sarr.

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