Costureros contra trabajo esclavo

Cooperativas textiles de Argentina y Tailandia creadas por ex trabajadores esclavizados lanzan juntas en junio una nueva marca de prendas contra la explotación y a favor del trabajo decente en la industria de la indumentaria.

La organización argentina La Alameda y la tailandesa Dignity Returns pondrán a la venta el 4 de junio miles de camisetas con diversos diseños de la marca «No Chains» (sin cadenas) y esperan producir otras prendas asociadas con otras cooperativas.

«Es un grito a favor del trabajo decente y una forma de mostrar que se puede producir ropa de buena calidad sin necesidad de esclavizar a los trabajadores», dijo a IPS uno de los promotores de la idea, Gustavo Vera, de La Alameda.

La Alameda nació a fines de 2001 como un comedor comunitario, adonde llegaban numerosos trabajadores bolivianos indocumentados que lograban escapar de los talleres clandestinos de costura que se expandieron por Buenos Aires en los últimos años.

Las constantes denuncias de esta organización, sumadas a un grave accidente en uno de los talleres en el que murieron seis personas, cinco de ellos niños, atrajeron la atención sobre el trabajo esclavo basado en la mano de obra de inmigrantes sin la documentación requerida en Argentina.
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Los operarios cumplían en esos talleres largas jornadas sin descanso, hacinados en el mismo lugar donde vivían junto a sus familias, carecían de documentos, de dinero y apenas tenían permiso de salida.

Esos talleres clandestinos trabajaban para grandes marcas transnacionales de indumentaria como Puma, Bensimon, Lecoq, Soho o Kosiuko, según lo denunciado por los ex trabajadores ante la justicia, que expropió maquinaria, aunque no condenó a los responsables.

Con algunos de los operarios que dejaron los talleres se formó una cooperativa textil que tiene su propia marca, «Mundo Alameda», y que trabaja con el apoyo de la no gubernamental Fundación Avina.

En tanto, en Tailandia, un grupo de mujeres despedidas sin indemnización de la firma Bed and Bath, cuando ésta cerró, formaron la cooperativa Solidarity Factory que luego fue Dignity Returns.

Las integrantes de Dignity Returns aseguran que en aquella fábrica hacían indumentaria para marcas tales como Nike, Gap y otras, que eran obligadas a trabajar durante jornadas extenuantes, y se multaba a aquellos que manifestaran cansancio.

Las dos agrupaciones se conocieron en 2009 en un encuentro internacional del Centro de Monitoreo de Recursos Laborales, con sede en Hong Kong, y resolvieron unir fuerzas para hacer oír sus denuncias.

La nueva marca será lanzada simultáneamente en Buenos Aires y Bangkok.

En su sitio de Internet, No Chains, sienta su posición. «Las prendas que vemos comúnmente, aquellas de importantes marcas de indumentaria, son mayormente producidas en una industria que encadena a los trabajadores».

Por eso la idea es no sólo lanzar una marca o iniciar una empresa autogestionaria sino sobre todo llamar la atención sobre la necesidad de que la producción industrial se haga respetando la dignidad de los trabajadores, sin explotación ni esclavitud.

«Queremos denunciar a través de un hecho propositivo la persistencia del trabajo esclavo, que tiene mercados globales y que lleva a las grandes marcas a aprovecharse de situaciones sociales vulnerables y de legislaciones laxas para imponer el trabajo forzoso en distintas partes del mundo», explicó Vera.

Para los diseños, las cooperativas llamaron a un concurso internacional y las estampas ganadoras fueron seis: dos de Argentina, una de Corea del Sur, una de Estados Unidos, otra de Indonesia y una última de Hong Kong.

Las cooperativas comenzaron la producción para el lanzamiento, y la idea es colocar las prendas en consignación en diversos locales de organizaciones no gubernamentales y sindicatos.

Según adelantó Vera, la idea es ampliar a la sociedad a una red de cooperativas que se sumen a la campaña. De hecho, ya hay conversaciones para que se incorporen dos, de Filipinas y de Indonesia, que también denuncian el trabajo esclavo.

«Queremos llegar en unos pocos años a englobar entre 20 y 30 cooperativas de diversos países del mundo en desarrollo», proyectó. También tienen planes de diversificar la marca hacia otras prendas.

El proyecto, según los organizadores, no tiene antecedentes. Hubo una campaña de fomento a la venta de la llamada ‘ropa limpia’, libre de trabajo esclavo, propiciada por organizaciones de consumidores, pero nunca de productores independientes.

«Esta es la primera vez que se unen trabajadores provenientes del mundo esclavo para denunciar la explotación y mostrar que es posible producir en condiciones laborales dignas, decentes», sintetizó Vera.

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