Actividades humanas liquidan manglares en India

Las autoridades se comprometieron a reforestar 3.000 hectáreas de manglares en el oriental estado indio de Orissa, cuya franja costera fue golpeada por un fuerte ciclón en 1999. Pero la realidad pudo más.

Ensenada que alimenta los bosques de manglar de Orissa, bloqueada para despejar la tierra y poder cultivar. Crédito: Manipadma Jena/IPS.
Ensenada que alimenta los bosques de manglar de Orissa, bloqueada para despejar la tierra y poder cultivar. Crédito: Manipadma Jena/IPS.

«¿Dónde está el bosque reforestado?», preguntó Chandra Sekhar Kar, al escrutar una vasta área de la reserva de vida silvestre de Bhitarkanika, 672 kilómetros cuadrados gestionados por el estadual Departamento de Ambientes y Bosques.

La severa reducción de manglares, con árboles, arbustos, helechos y palmeras, dio paso a la invasión de aldeas y chozas, 80 de las cuales están ubicadas en lo que queda del bosque, apuntó.

Unas 240.000 personas viven dentro de la reserva de Bhitarkanika, indicó Kar, investigador del Departamento de Bosques.

La reserva de Bhitarkanika es el menor de los cuatro grandes bosques de manglar vecinos, pero la más rica en materia de biodiversidad, según estudios ambientales realizados por el Departamento de Bosques y otras instituciones de India. Tiene desde ríos con mareas hasta islas, pantanos y zonas intermareales.
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De las 58 especies que hay en los manglares de India, de las 70 que caracterizan a ese tipo de ecosistema, en Orissa hay 55, la mayoría de las cuales están en Bhitarkanika, según el Departamento de Bosques.

Es la zona de mayor biodiversidad del mundo después de Papua Nueva Guinea.

Los manglares de Orissa, y en especial Bhitarkanila, sufren una enorme presión por el crecimiento poblacional y la enorme actividad humana, según especialistas.

Además son refugio y criadero de numerosas especies acuáticas y un elemento vital de los ecosistemas costeros porque los protegen de la erosión y de otras fuerzas naturales destructivas. Su desaparición tendrá consecuencias negativas sobre la diversidad biológica terrestre y marina, según el profesor jubilado de zoología S. K. Dutta.

Orissa concentra alrededor de cinco por ciento de los manglares de India, unos 4.639 kilómetros cuadrados, según el informe «Estado de los Bosques», de 2009.

«La gente sigue recogiendo madera» sin considerar que está prohíbido, señaló Sushanta Maiti, de 25 años, quien reside en la aldea de Hatiaganda, cerca de la reserva de Bhitarkanika.

«Cada hogar usa 14 kilogramos de leña al día para cocinar, de los cuales 12 salen de los manglares», señaló Chandra Sekhar Kar.

La gente suele pagar entre 10 y 20 centavos de dólar a los guardabosques para que los dejen aprovechar los recursos de la reserva.

«La población de la zona utiliza 51 especies de plantas con fines medicinales y otros usos tradicionales», señaló Sudhakar Kar, otro investigador del Departamento de Bosques. Además, usan la madera y la fronda de los manglares para la construcción. Los pescadores hacen barcas, remos y vigas, apuntó.

La agricultura ocupa 52 por ciento de Bhitarkanika, lo que sólo deja 22 por ciento de bosque de manglar denso y el resto está habitado, según el último mapeo realizado en 2004 por la Agencia Nacional de Detección Remota.

El pastoreo del ganado es otra de las actividades que amenaza al bosque. Hay cientos de miles de cabezas pastando en las 80 aldeas cercanas a la reserva, indicó Chandra Sekhar Kar.

Una gran cantidad de personas llegaron a Orissa en 1971, tras la creación de Bangladesh, y despejaron grandes zonas de manglares para cultivar, dijo a IPS el ambientalista Biswajit Mohanty. «Construyeron terraplenes que liquidaron las mareas que les dan vida», explicó.

«No hay ninguna ley que impida que la gente se asiente en los manglares», señaló Chandra Sekhar Kar. «Debe haber una», añadió.

A principios de los 90, «la exportación de camarones se convirtió en un negocio muy lucrativo», indicó Mohanty. «Arroyuelos protegidos, marismas y hasta zonas cultivadas se volvieron estanques salados para el cultivo ilegal, promovido de forma indirecta por los comerciantes», apuntó.

«Tras la campaña contra los estanques de camarones construidos en terrenos estatales, la gente compra áreas privadas con el mismo fin porque no hay ninguna ley que se lo impida», indicó Bibhas Pandav, del Instituto de Vida Silvestre de India.

«Será imposible controlar la extinción de especies si no tenemos normas que prohíban usar la reserva con fines de lucro», indicó Kar. «La gente no quiere recuperar los manglares en la zona que limpiaron para obtener réditos», añadió.

Una de cada seis especies de plantas características de los bosques de manglar está en peligro de extinción a causa del desarrollo costero, la acuicultura, la tala de árboles, la agricultura y el cambio climático, según la Lista Roja de Especies Amenazadas, divulgada en mayo por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

India perdió 80 por ciento de sus bosques de manglar en los últimos 60 años, según UICN.

* Este artículo es parte de una serie de reportajes sobre biodiversidad producida por IPS, CGIAR/Bioversity International, IFEJ y PNUMA/CDB, miembros de la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).

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