Haitianos desplazados por segunda vez

Miles de víctimas del terremoto de enero en Haití corren el riesgo de ser desplazadas nuevamente, dado que los dueños de terrenos en la capital se impacientan con los campamentos improvisados en sus propiedades.

El sismo del 12 de enero, de siete grados en la escala de Richter, dejó más de 220.000 muertos y más de un millón de personas sin techo. En un campamento ubicado en el sucio estacionamiento del centro de reuniones Palais de L'Art, en el centro de Puerto Príncipe, el temor y la frustración aumentó cuando las semanas se convirtieron en meses y las autoridades no emitieron ni una palabra sobre cuándo habría viviendas sustentables disponibles.

El dueño del centro echó el cerrojo el lunes a un portón de metal, obligando a por lo menos 150 habitantes de las tiendas a trepar un muro parcialmente derrumbado de 1,5 metros de altura para acceder a sus refugios y sus pertenencias.

"Si tuviéramos otro lugar al que ir no estaríamos aquí, sufriendo de esta manera", dijo Reynold Louis-Jean, quien lidera el comité organizador del campamento.

"Tenemos ancianos, personas discapacitadas, que han perdido miembros. Ahora tenemos que cargarlos para que puedan entrar y salir", agregó.
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El dueño de la propiedad "está intentando expulsarnos, (y) no podemos aceptar esto", dijo mientras las familias transportaban cubos de agua por encima de la pared. La Cruz Roja dejó de suministrar agua al campamento.

Joseph Saint-Fort, el dueño del club, dice estar reparando el muro derrumbado, impidiendo totalmente el acceso al lugar. Un montón de bloques de concreto aguardan en su patio.

En cartas y reuniones que tuvieron lugar durante dos meses, el gobierno haitiano y funcionarios de organizaciones no gubernamentales dijeron a Saint-Fort que esperara hasta que se puediera hallar tierra para reubicar el campamento.

Pero su paciencia se agotó. Advirtió durante semanas que si nadie le pagaba por usar su tierra o se iba de allí, él cerraría el portón.

"Nadie me propuso nada. Ellos tendrán que obligarme a dejar que esas personas se queden. Tengo contratos con muchas personas desde antes del terremoto. No es que yo sea codicioso, es simplemente que éste es el lugar que yo usaba para ganarme la vida", expresó.

El gobierno haitiano y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acordaron en abril una moratoria temporaria a los desalojos forzados de los campamentos. Dijeron que ningún terrateniente debería expulsar a quienes viven en las tiendas a menos que haya un espacio alternativo que cumpla con los estándares humanitarios mínimos.

"Tomamos la decisión juntos. Pero aplicarla es otra historia", dijo en una entrevista con IPS el ministro del Interior, Paul Antoine Ben-Aimé.

"Hasta ahora no le hemos comunicado nada a la población", agregó.

No está claro si la moratoria todavía está en vigor. Pero eso no parece importar, porque no se hace cumplir nada. "En buena medida estamos en una zona gris, en términos de lo que realmente se aplica y lo que no", dijo Ben Majekodunmi, de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah).

Según él, los cascos azules no pueden implementar una moratoria a los desalojos y que las autoridades haitianas parecen no estar al tanto de la medida. "Éste es un problema enorme que no puede abordarse caso por caso. Tenemos que tener una política" al respecto, dijo Majekodunmi a IPS.

El gobierno haitiano envió en abril una carta a Saint-Fort, el dueño del Palais de L'Art, diciéndole que en el norte de Puerto Príncipe habría tierras disponibles a las que se podría mudar el campamento.

Saint-Fort dice que desde entonces el Ministerio del Interior no lo contactó.

En el campus de una escuela metodista privada ubicada en el barrio residencial de Petionville, 200 familias acampan en las inmediaciones de una cancha de básquetbol. Mujeres que trabajan como vendedoras ambulantes dicen que la entrada al campamento a menudo está cerrada cuando necesitan salir, temprano en la mañana.

La organización humanitaria World Vision distribuyó tiendas de campaña pero "enfrentó problemas" al instalar letrinas y suministrar agua al campameno, según uno de sus voluntarios.

"World Vision está creando un problema al brindarles ayuda", dijo telefónicamente a IPS el pastor Thelesier Elysee.

"Tenemos demasiada gente ocupando el espacio (y) creando inseguridad. Necesitamos que los trasladen" a otra parte, dijo, antes de colgar abruptamente el teléfono. Otros pastores que administran la escuela se negaron a formular declaraciones.

A menudo la capital haitiana es catalogada como "hacinada". Pero el barrio de Tabarre, en el norte de la ciudad, está salpicado de terrenos verdes vacíos que se extienden a lo largo de transitadas carreteras.

En el centro de Puerto Príncipe, el gobierno y la ONU siguen adelante con sus planes para reubicar a miles de desplazados de los campamentos instalados en torno al palacio de Fort National, una de las zonas más dañadas de la ciudad.

Según un documento interno, la Cruz Roja canadiense estuvo "por comenzar a construir refugios transitorios", pero a último momento tuvo que suspender el proyecto en Fort National.

Los refugios transitorios son casas diminutas que ofrecen más estabilidad y protección de las condiciones meteorológicas extremas que las tiendas y las lonas.

Los expertos pronostican una temporada de huracanes muy activa, que oficialmente empezó la semana pasada.

En el Palais de L'Art, las familias de desplazados ya tienen que hacer frente a las fuertes lluvias de la tarde, que se filtran por arriba y por debajo de las tiendas, sumándose a la presión del dueño del lugar para que se vayan.

"Necesitamos que nos den otro lugar, pero no hay ninguna parte a donde podamos ir", dijo a IPS Michel Odinor parado, con el torso desnudo, bajo un típico aguacero vespertino.

* Blog de Ansel Herz: http://mediahacker.org.

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