SWAZILANDIA: Distancias conspiran contra maternidad sana

En la norteña comunidad swazilandesa de Ndvwabangeni, Margaret Zondo, a quien todos llaman afectuosamente «Gogo», ejerce la medicina tradicional. Además de tratar a los enfermos, atiende partos.

"También les doy medicinas tradicionales a las embarazadas para que su trabajo de parto no sea demasiado prolongado", dijo a IPS.

Ella sabe que el gobierno desalienta estas clases de prácticas. Pero junto con sus colegas contabilizan unas 11.000, según la Asociación de Médicos Tradicionales de Swazilandia.

A todos ellos se les urge a remitir a las embarazadas a centros de salud para que reciban cuidados durante el parto, así como neo y postnatales.

"Es imposible rechazar a alguien que está en trabajo de parto cuando una está preparada para ayudar", dijo Zondo.
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"Sin embargo, ahora ayudo principalmente con los casos de emergencias", agregó.

Zondo se quejó de que su comunidad se encuentra muy lejos del centro de salud más cercano: el hospital gubernamental Piggs Peak.

Fueron clausuradas las chozas del hospital que alojaban a las parturientas, lo que dejó a muchas sin más opción que tener a sus bebés en sus hogares.

Según el Estudio de Salud Demográfica de 2007, alrededor de un tercio de las mujeres de Swazilandia dan a luz en sus casas.

Este país africano tiene una de las mortalidades maternas más elevadas del mundo: 589 por cada 100.000 nacimientos de bebés vivos.

Phumzile Mabuza, gerenta de programa de la Unidad de Salud Reproductiva en el Ministerio de Salud, dijo que aunque la gran cantidad de mujeres que fallecen durante el parto no puede atribuirse solamente a que éste se desarrolle en el hogar, de todos modos esto es motivo de preocupación.

"La mayoría son asistidas por médicas tradicionales. Es por eso que el gobierno se está asociando con ellas, para ayudarnos a lograr que la mayor cantidad posible de mujeres den a luz en centros de salud", dijo Mabuza.

Pero como esos centros están muy lejos, las médicas tradicionales no pueden remitir allí las emergencias con la celeridad necesaria.

El subdirector de la Fundación Elizabeth Glaser de Sida Pediátrico – Swazilandia, se mostró decepcionado por el cierre de las chozas de espera.

"Urgimos al gobierno a revivir estas instalaciones", dijo a IPS.

La Fundación es una organización no gubernamental que ayuda a las embarazadas que viven con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) a acceder a servicios de prevención de la transmisión del virus de madre a hijo en centros de salud pública.

Al problema se suma el cierre de los pabellones de maternidad en las clínicas, que eran mucho más accesibles para las comunidades, dijo Mahdi. En algunos casos, las mujeres que no logran llegar al hospital a tiempo daban a luz en autobuses o en la calle.

Mabuza señaló que el cierre de las chozas de espera se debió a la falta de recursos para mantenerlas en funcionamiento, pero hay planes de reabrirlas. "Las estamos renovando porque estaban venidas a menos y no eran adecuadas para ser habitadas", dijo.

Otro factor fue la delincuencia. "Antes, en las clínicas teníamos enfermeras de guardia que ayudaban en los partos nocturnos, pero el gobierno tuvo que cesar esto porque muchas enfermeras eran heridas por delincuentes. Llegaban matones fingiendo acompañar a una mujer que estaba por tener un bebé y luego robaban equipos del gobierno", explicó Mabuza.

"Ahora el gobierno trabaja con las comunidades sobre cómo puede brindarse una mayor seguridad en las clínicas", agregó.

Algunas médicas tradicionales son reticentes a abandonar su rol en los partos. "Realizamos cursos de capacitación para alentarlas a enviar a las embarazadas a los hospitales y clínicas, además de hacer que los bebés de vacunen", dijo Nhlavana Maseko, presidente de la Asociación de Médicos Tradicionales.

La población de este país "cumple rituales en relación a los recién nacidos, pero ahora la mayoría de nuestras integrantes están comenzando a apreciar mejor los problemas, gracias a los cursos del Ministerio de Salud", dijo Maseko.

La disposición de los médicos tradicionales a trabajar en conjunto con los servicios de salud también se vio estimulado por el aumento de las complicaciones que presencian.

Las hemorragias son el problema más común, y a raíz de ellas mueren algunas mujeres, dijo Zondo.

Mabuza atribuyó el incremento en las complicaciones a la gran cantidad de enfermedades que hay en el país.

Swazilandia tiene la mayor prevalencia mundial de VIH, de 26 por ciento de la población de entre 15 y 49 años.

También se realizan esfuerzos para mejorar la actitud de las enfermeras, desarrollando sus habilidades de comunicación interpersonal.

"En las comunidades donde hemos estado para hacer que las mujeres den a luz en hospitales, la gente se queja de las actitudes de las enfermeras", reconoció Mabuza.

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