Mujeres indígenas construyen liderazgo en llanuras bolivianas

En el departamento de Beni, una región de llanos y selva donde se concentra casi la mitad de la diversidad étnica de Bolivia y 76 por ciento de su población vive en pobreza, las mujeres indígenas construyen un nuevo liderazgo para impulsar el desarrollo de sus comunidades.

Zulema Lehm durante la entrevista Crédito: Franz Chávez /IPS
Zulema Lehm durante la entrevista Crédito: Franz Chávez /IPS
La región, de la que Trinidad es su capital, es hábitat de 16 pueblos de los 36 que reconoce la legislación boliviana que existen en el país, y cada uno preserva una particular forma de vida en comunidad, explicó a IPS en una entrevista la investigadora Zulema Lehm, una de las mayores especialistas en los indígenas de las llamadas tierras bajas.

Autora de varios libros sobre los diferentes pueblos originarios de la Amazonia y el Chaco, participa en numerosos proyectos de desarrollo de las comunidades indígenas, en que impulsa que un elemento básico sea la promoción de la paridad de género, teniendo en cuenta el particular papel de la mujer en cada grupo.

Lehm comentó a IPS como la mujer participa en largas jornadas de cacería, administra los alimentos y colabora en esa labor con pequeños grupos de otras comunidades que se desplazan por temporadas en busca de sustento. No solo comparte tareas con el jefe de familia, sino que es protagonista en las luchas por tierra y derechos.

Beni es el departamento menos poblado, con una superficie de 213.654 kilómetros cuadrados y una población estimada en 445.234 habitantes, en que 40 por ciento es indígena y habita dispersa por la extensa sabana, los bosques húmedos y las riberas de las lagunas.
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En el departamento noroccidental la pobreza supera en 16 puntos porcentuales al promedio del país, donde 60 por ciento de sus 10,6 millones de habitantes son pobres.

IPS: ¿Cuál es el papel de las mujeres en las decisiones colectivas de sus comunidades?

ZULEMA LEHM: La respuesta es un poco difícil cuando en Beni hablamos de 16 comunidades diferentes. A partir de 1998, hicimos algunos trabajos sobre género en los pueblos mojeño, yuracaré, sirionó y guarayo.

Uno de los ámbitos de análisis que tomamos fue el de la división del trabajo. En las mujeres yuracarés, sirionós y guarayas se observó que tenían una participación junto con los hombres en las expediciones de cacería, durante periodos relativamente largos. El conjunto de la familia se trasladaba, incluidos los niños.

En estos grupos era importante observar quién se hacía cargo de la provisión de leña para el hogar, o el mantenimiento de los chacos (sembradíos) y la provisión de ciertos productos como la yuca y el plátano (banano).

Las mojeñas, por ejemplo, se dedicaban más a producir tejidos de algodón y tenían menor participación en la cacería.

IPS: ¿Y cómo se expresa la creciente participación femenina en los restringidos círculos de líderes masculinos?

ZL: Existen comunidades dispersas donde las reuniones formales no son tan frecuentes tanto como las reuniones familiares, donde participan muy efectivamente las mujeres.

En estas nuevas formas de reunión para la toma de decisiones, comienzan a participar en diferente grado y a lo largo del tiempo se puede ver un proceso de cambio. De formas de participación más pasivas a formas más participativas e influyentes en la toma de decisiones en los espacios colectivos, esa es una tendencia más o menos general en la región, y es un proceso que ha tomado tiempo a las mujeres.

Realizan muchos esfuerzos para poder participar en estas instancias, en la medida que sus roles que tradicionalmente se les asigna están sufriendo cambios más lentos.

IPS: ¿Hay actuaciones destacadas de mujeres líderes en movimientos sociales por reivindicaciones colectivas?

ZL: En la marcha indígena de 1990 que duró 34 días, la participación de las mujeres y niños fue verdaderamente prominente. Debo recordar a Carmen Pereira, quien lideró a las mujeres indígenas del Beni. Las mujeres sirionó siempre han tenido un papel importante no solamente en su comunidad sino en estas movilizaciones.

IPS: ¿Específicamente qué tareas pueden adquirir mayor valor en las comunidades?

ZL: En los territorios indígenas hay un movimiento importante de organizaciones de tipo económico, basada en el manejo de recursos naturales.

En esas unidades productivas hay una presencia creciente de mujeres en el ámbito de la administración de recursos con el desarrollo de capacidades pero también garantizando un manejo transparente de la economía de estas unidades productivas y rendiciones de cuentas.

IPS: ¿El poder adquirido por una mujer en los pueblos de tierras bajas puede determinar su mayor influencia en la conducción familiar?

ZL: El tema hay que tratarlo en el entendimiento de las reglas del parentesco y cada pueblo indígena tiene reglas relativamente diferentes, aunque se sabe, por ejemplo, que en términos generales en el pasado el privilegio de la poligamia era de los líderes amazónicos.

Uno de los temas más significativos tiene que ver con la localidad del matrimonio. Cuando una pareja se casa, ¿dónde va a vivir? Al lugar del hombre o al lugar de la familia de la mujer.

En el caso de los sirionós, la nueva pareja va a vivir a la casa de la mujer. Entonces eso significa que la familia de la mujer tiene ciertos controles sobre la relación parental y la familia, a diferencia de otros donde la regla privilegia el lugar del varón.

IPS: Se dice que algunos pueblos practican la poliandria. ¿Qué hay de cierto?

ZL: Existen algunos casos de poliandria, o sea de mujeres con dos consortes o más, que son relativamente aislados, ciertamente, y que tienen que ver con ciertas adecuaciones del sistema cultural a ciertas condiciones específicas de esa familia en particular.

Por ejemplo, una mujer que tenía un marido y se accidentó y no puede sostener a la familia por la propia división del trabajo, ya que no puede cazar y la provisión de proteínas que es importante para estas familias.

IPS: ¿Persiste en algún pueblo específico de Beni?

ZL: Son situaciones aisladas y pueden presentarse en uno o más grupos. Existe un formato que viene de la religiosidad católica y del Estado, sin lugar a dudas, pero en todos los elementos de la vida cotidiana, en estas sociedades discurren otro tipo de prácticas más tradicionales o más antiguas que no han podido ser cambiadas.

Son institucionalidades que discurren paralelamente y lo propio en el tema de los sistemas familiares, o de las reglas del parentesco.

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