Economía de África austral crece, para unos pocos

África austral tiene un crecimiento económico sostenido de seis por ciento al año y, sin embargo, una gran cantidad de personas que siguen siendo pobres.

La economías de la región crecen, pero también las inequidades entre los ciudadanos.

"En Sudáfrica aumentan las desigualdades de género, de clase y de raza y entre las provincias", señaló Agostinho Zacarias, representante residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Sudáfrica.

"El crecimiento de la economía no se refleja realmente en las zonas rurales donde es flagrante la falta de desarrollo y de infraestructura", añadió.

CRECIMIENTO SIN TRABAJO
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El crecimiento no se reflejará en la vida de la mayoría de las personas mientras la exportación de materia prima siga siendo el motor de las economías de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC, por sus siglas en inglés), indicó Isobel Frye, directora del Instituto de Estudios sobre Pobreza e Inequidad.

"Exportar materia prima no promueve la creación de empleo porque no se estimula la demanda local de trabajo", explicó Frye.

Procesar materia prima en la región permitirá crear más puestos de trabajo e tendrá mayor incidencia en el ingreso nacional.

"Cuando preguntamos a las personas pobres qué les gustaría que el gobierno hiciera por ellas, la mayoría suele responder, conseguir trabajo", señaló.

Otro obstáculo para reducir la pobreza en la región es el poder que tienen las corporaciones trasnacionales, que no invierten en los estados en los que operan ni en los trabajadores, señaló el legislador sudafricano Stone Sizani. Se llevan las ganancias a sus países de origen.

"La mayoría de las empresas cotizan en la bolsa de valores de Londres porque no tienen ningún interés en invertir donde tienen sus operaciones", apuntó Sizani. "Por eso el crecimiento de producto interno bruto no se refleja en la situación de la mayoría de la gente"

SOLUCIONES

Numerosos especialistas, que participaron en una conferencia para evaluar el impacto de los programas de bienestar como forma de distribuir la riqueza y reducir la pobreza en la región, creen que los planes de protección social son una herramienta importante para lograr mayor equidad en la región.

Sizani, Frye y Zacarias participaron en la conferencia realizada en la localidad sudafricana de Tshwane, a la que concurrieron políticos, investigadores y legisladores.

Las transferencias de efectivo cambiaron la vida de millones de sudafricanos en los últimos años, indicó el activista de derechos humanos sudafricano Mark Heywood. La mayoría de los ciudadanos todavía son pobres, pero hay relativamente pocos indigentes.

"En los últimos 18 meses, 1,5 millones de sudafricanos perdieron su trabajo por la recesión. ¿Cómo va a sobrevivir esa gente?", preguntó Heywood.

Tiene más sentido darle a la gente dinero que alimentos pues les permite elegir en qué quieren gastar el dinero.

Muchos países destinan fondos a aliviar la pobreza, pero no son programas integrales, precisó Heywood.

EL PRECIO DE LA PROTECCIÓN

Ofrecer dinero en efectivo no es una solución de largo plazo porque los gobiernos podrían quedarse sin efectivo si hay más gente recibiendo asistencia que trabajando y pagando impuestos, reconoció.

En Sudáfrica, 14 millones de personas reciben asistencia social, comparadas con las 12 millones que tienen empleo, indicó Frye. El dato subraya el problema de que una economía crezca sin el consiguiente aumento del empleo.

"El desequilibrio es problemático porque necesitamos más personas que paguen impuestos para que el gobierno pueda pagar la seguridad social de los que no pueden hacerlo", apuntó.

Los programas de protección social son beneficiosos, pero los gobiernos deben resolver la cuestión de cómo sostenerlos sin donantes. Una de las respuestas podría estar frente a sus narices.

"Los países africanos deben dotarse de funcionarios calificados, bien pagos y honestos en el organismo recaudador de impuestos para asegurarse de que el Estado pueda recolectar los recursos necesarios para pagar los programas de desarrollo", dijo Jean-Philippe Stijns, principal autor de Perspectiva Económica Africana de 2010, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El documento concluye que los gravámenes sobre la actividad económica, que van desde la renta personal a las industrias extractivas, deben fortalecerse, lo que no quiere decir aumentar los impuestos, sostiene la OCDE.

La efectiva recolección de impuestos puede ser el eslabón clave que falta para salvar la distancia entre el crecimiento económico y los intentos de reducir la pobreza.

El continente africano perdió 854.000 dólares en fugas de capitales ilícita entre 1970 y 2008, dijeron los economistas Dev Kar y Devon Cartwright-Smith en el estudio "Flujos financieros ilícitos de África. Recursos escondidos para el desarrollo", publicado en abril.

El flujo se aceleró en la pasada década de la mano de los paraísos fiscales, corporaciones disfrazadas y el lavado de dinero.

El crecimiento económico, al influjo del alto precio del crudo y de la materia prima, aumenta los ingresos, señaló Kar.

"Pero estos suelen fugarse. Sin una adecuada gobernanza económica, las perspectivas de mayor crecimiento simplemente promoverán la fuga de capitales, en vez de contenerlos".

Una recolección de impuestos más efectiva aumenta los ingresos y mejora la democracia y la gobernanza, remarcó Stijn.

"Detrás del asunto de la recolección de impuesta está la cuestión mayor de la credibilidad del Estado y hasta qué punto los posibles contribuyentes sienten que hay un ‘contrato social’ valioso", dijo a IPS.

"Ayudar a los estados africanos a ampliar su base impositiva les ofrece un incentivo para ofrecer una atención directa a los ciudadanos y poder considerar mejor sus necesidades", apuntó. Stijn.

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