NICARAGUA: Pobreza extrema cae pero con críticas al cómo

Un estudio independiente confirmó que Nicaragua disminuyó la pobreza extrema en 7,5 por ciento entre 2005 y 2009, en un logro que se vió empañado por las críticas al costo ambiental, la falta de transparencia y el asistencialismo de los programas sociales.

La población en pobreza extrema bajó de la barrera del 10 por ciento, al afectar el año pasado a 9,7 por ciento de la población frente al nivel de 17,2 por ciento de 2005, informó Alejandro Martínez Cuenca, presidente de la no gubernamental Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg), responsable del estudio.

En términos absolutos eso se tradujo en que 327.437 habitantes de esta nación centroamericana dejaron de sumarse en el rubro de quienes padecen pobreza extrema, para subir al segmento de la pobreza, de acuerdo a los resultados de la Encuesta de Medición de Pobreza Extrema realizada por Fideg.

El estudio fue elaborado con asesoría del Banco Mundial y el financiamiento de Suiza y Holanda y precisó que la pobreza general Nicaragua se redujo en 3,6 puntos, al pasar durante el periodo analizado de 48,3 por ciento 44,7 por ciento.

El izquierdista presidente Daniel Ortega resaltó de inmediato que la reducción de la pobreza se debe a los diferentes programas sociales implementados por su gobierno.
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Pero Martínez enfatizó al presentar el informe el 30 de agosto que la encuesta no midió las causas de la reducción, sino que se limitó a aplicar el consumo alimenticio como medida de bienestar, que es el método recomendado por el Banco Mundial.

Los sectores más críticos de la oposición al gobierno de Ortega, en el poder desde 2007, plantearon dudas sobre las cifras del gobierno sobre los programas para reducir la pobreza, mientras que expertos sociales resaltaron a IPS que el avance tiene muchos problemas en el "cómo" se redujo.

Entre ellos, el hecho de que se esté deteriorando el ambiente con la expansión de la frontera agrícola y que el financiamiento de la agenda social se haga con fondos de Venezuela, cuyo manejo es discrecional y sin transparencia.

El presidente de Fideg explicó que de acuerdo al método utilizado la línea de pobreza extrema se aplica a quienes disponen apenas de unos 64 centavos de dólar, para garantizar la ingesta de 2.295 calorías diarias.

Consumir por encima de esta línea hasta alcanzar aproximadamente 1,60 dólares diarios sitúa a las personas en pobreza.

El estudio reveló también que de una población actual de 5,8 millones de habitantes el número total de personas en situación de pobreza en Nicaragua aumentó en cifras absolutas, por el crecimiento natural anual de la población.

En el 2005, vivían en pobreza 2,48 millones de los 5,4 millones de los habitantes del país ese año, mientras que en 2009 las personas en esa situación eran 2,56 millones, de una población total de 5,7 millones.

Ortega implementó desde 2007 programas como el Bono Productivo Alimentario, que ha beneficiado a unas 70.000 mujeres campesinas que son jefas de hogar, con recursos e implementos para mejorar su actividad y la condición de su familia.

Además impulsó, entre otros, el Plan Usura Cero, que otorga micro créditos a mujeres pobres de las ciudades, así como programas para brindar techo a más de 250.000 familias, viviendas sociales para trabajadores del Estado, calles barriadas y poblados rurales y subsidio eléctrico a zonas marginadas.

"Todo eso significa sacar de la extrema pobreza al pueblo nicaragüense", dijo Ortega, y precisó que 300.000 familias han sido beneficiadas por los programas. Pero, una vez más, no dio cifras sobre la inversión social, lo que aviva las sospechas de corrupción entre sus críticos.

El presidente de Fideg se sumó a las críticas cuando dos días después de lanzar oficialmente el estudio subrayó que hubo un deterioro de la calidad de vida de los sectores que no están en pobreza y un acelerado aumento de la destrucción ambiental por el crecimiento de la actividad agrícola.

Un 10 por ciento de la población "no pobre" pasó de consumir 27 por ciento de los recursos económicos a 21 por ciento, una reducción de poder adquisitivo del seis por ciento en menos de cinco años.

También destacó el negativo impacto en la naturaleza nicaragüense. "Hay que reducir la pobreza, sí, pero hay que tomar en cuenta que no puede ser a costa de reducir los recursos de nuestros bosques", señaló.

Como ejemplo, denunció que solo en el cerro Musún, ubicado en el norte del país y cercano a la reserva biológica de Bosawas, la mayor de Centroamérica, la población está "devorando" 200 hectáreas por semana.

Mario Arana, presidente de la privada Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social, reconoció el esfuerzo por reducir la pobreza. Pero consideró que en los logros influyeron elementos como la expansión de la frontera agrícola.

"Hay una tendencia de la ampliación de la parte productiva del país, más por la ampliación de áreas que por la ampliación de la productividad o la diversificación, la frontera agrícola, que explica una mejoría en el sector rural, que es donde está concentrada la pobreza extrema", explicó.

Las familias rurales están capitalizando las ayudas del gobierno, pero este hecho positivo "puede ser relativamente coyuntural en tanto sean manejados con criterios políticos y no como políticas de Estado autosostenibles", plantó Arana.

El economista Silvio De Franco, rector de una prestigiosa universidad privada de Managua, observó que esa reducción de la pobreza extrema "no parece provenir de una mejoría en el capital humano, ni de acumulaciones de capital, sino de transferencias directas de subsidios a bienes e insumos de productos agropecuarios, lo que podría no ser sostenible".

El sociólogo Cirilo Otero, autor de varios estudios de seguridad alimenticia y ex consultor internacional de temas de alimentación, dijo que era "imposible" reducir la pobreza extrema contando los ingresos con que cuentan las familias para alimentarse a diario.

"La gente en el campo muchas veces no tiene un solo córdoba (moneda local) en sus bolsas, comen de lo que pescan, de lo que logran cazar, de la recolección de granos y muchas veces ni siquiera comen ¿cómo pueden medir eso?", dijo.

Otero precisó que el país requiere de educación sostenible y progresiva, una política fiscal con carácter progresivo, inversión pública sistemática y transparente, participación ciudadana en la toma de decisiones y reglas socio-políticas claras.

"Se habla de 1.000 millones de dólares generados por el negocio petrolero, pero nadie sabe cuántos de esos son del Estado y cuántos de Ortega o su partido", el Frente Sandinista de Liberación Nacional, añadió.

"De los miles de beneficiarios de los proyectos, no hay uno solo que sea opositor, es decir, con exclusiones sociales y corrupción, es difícil creerle al gobierno", se quejó.

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