Nueva esperanza para adictos a las drogas en Camboya

El camboyano Ramy, de 29 años, se estremece cuando recuerda sus años de adicción a la heroína. Hasta hace apenas unos meses, le mentía a su familia y les robaba a sus amigos para poder comprar droga.

Un adicto a las drogas acude a la clínica por su dosis de metadona. Crédito: Irwin Loy/IPS
Un adicto a las drogas acude a la clínica por su dosis de metadona. Crédito: Irwin Loy/IPS
Su vida cambió cuando se sumó en julio al primer tratamiento con metadona en Camboya.

"La primera semana desde que empecé (el tratamiento) me inyectaba cuatro o cinco veces al día", dijo Ramy, quien prefirió no dar su nombre completo. "Después me inyectaba una vez al día. Luego de una semana, dejé de inyectarme".

Ahora puede trabajar a tiempo completo en el negocio familiar. "Mis parientes confían en mí", afirmó.

Cada mañana, Ramy y 60 adictos a las drogas acuden a una pequeña clínica en un hospital de Phnom Penh, la capital camboyana. Allí se reúnen con un consejero, quien les hace preguntas sobre su salud.
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Luego, el personal de un dispensario les entrega sus dosis de metadona. Ellos se dirigen a una habitación privada y toman su "medicina".

La metadona es un compuesto químico sintético con efectos estimulantes similares a los de la morfina pero no adictivos.

Aunque los programas con metadona se vienen aplicando alrededor del mundo desde hace décadas, éste es el primero en Camboya. Fue lanzado oficialmente esta semana y durará un año.

Defensores de la iniciativa señalan que la metadona funciona eficazmente como sustituto de la heroína y le permite a los adictos estabilizar sus vidas, anulando la necesidad de reunir constamente dinero para las drogas.

Estos programas, apoyados por otros tipos de ayuda, como albergue transitorio y capacitación laboral, permiten que muchos adictos recuperen sus vidas, señalan.

Se trata también del primer programa para adictos administrado por el gobierno, como parte de un plan más amplio de salud que expertos esperan marque un cambio en la política contra las drogas de este país del sudeste asiático, donde se estima hay decenas de miles de consumidores de metanfetaminas.

Defensores de los derechos humanos señalan que los adictos a las drogas son sistemáticamente llevados a "centros de detención" en todo Camboya, donde son víctimas de abusos.

Un informe presentado en enero por la organización Human Rights Watch denunció que muchos drogadictos fueron sometidos a violencia en varios de esos centros. Las autoridades niegan las acusaciones. El programa de metadona representa un pequeño avance, destacaron sus responsables.

Los centros de tratamiento obligatorio "no proveen ninguna actividad de rehabilitación de la salud basada en evidencias", dijo Graham Shaw, asesor técnico en consumo de drogas para la Organización Mundial de la Salud (OMS), y quien diseñó el programa.

"Esta clínica es totalmente lo opuesto. Se basa en evidencia de más de 40 años", destacó.

Por su parte, Chhit Sophal, a cargo del programa como jefe del Centro para Salud Mental y Dependencia de Drogas del Ministerio de Salud, dijo que Camboya carecía de opciones en tratamientos profesionales a la adicción.

"Tenemos a algunas organizaciones no gubernamentales que realizan intervenciones. Pero no contamos con habilidades profesionales aún. Ahora el Ministerio de Salud está comenzando a adoptar una posición firme para construir capacidades en nuestro personal médico", añadió.

La sociedad camboyana como toda debe también superar sus tradicionales opiniones negativas respecto de los adictos, sostuvo.

"A los camboyanos no le gustan los drogadictos. Esa es la tradición. Los consideran malos hijos, marginados", explicó Chhit.

Si bien algunos son optimistas respecto de los progresos en el tratamiento, las más de 100 personas que se espera participen del plan piloto durante este año representan un grupo ínfimo en este problema a gran escala.

Shaw indicó que se estimaban en 3.000 los adictos a la heroína en Camboya. "Pero en cuanto a consumo de metanfetaminas, probablemente haya entre 30.000 y 40.000 por lo menos, quizás más. Esto quiere decir que es un problema mucho mayor", añadió.

El gobierno y la OMS prometieron trabajar juntos para lanzar lo que se espera sea un programa de tratamiento nacional. Pero, mientras tanto, los centros de detención para adictos permanecen abiertos.

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