SIDA-KENIA: Vigilando los tratamientos a niños y niñas

Cuando Ronald Gathece, de 11 años, fue sometido a un tratamiento con medicamentos antirretrovirales contra el VIH, los médicos no siguieron de cerca los efectos colaterales, que lo llevaron al borde del suicidio.

"Vomitaba y sentía picazón por todo mi cuerpo luego de tomar las drogas", recordó el joven, ahora de 16 años.

"Esto se agravó por el hecho de que no había casi nada para comer en casa, ya que mi abuela estaba sin empleo. Dejé de tomar los medicamentos y deseaba morirme. No era una enfermedad que yo me hubiera pescado". Gathece nació con VIH (virus de inmunodeficiencia humana).

Afortunadamente, se benefició de un programa de alcance a infectados con VIH de la Red de Mujeres con Sida de Kenia (Kenwa) en los tugurios de Mathare, en el norte de Nairobi.

"Cuando lo encontramos, nos dijo que ningún trabajador de la salud le había hecho un seguimiento de cómo resistía la receta de antirretrovirales", dijo Grace Njinju, trabajadora comunitaria que representa a Kenwa en Mathare.
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"Lo convencimos de que reiniciara el tratamiento, y también lo inscribimos en nuestro orfanato y en nuestro programa de alimentación a niños y niñas vulnerables", añadió.

Eso fue hace cinco años. Gathece ahora es un adolescente. Sin embargo, todavía hay muchos niños y niñas con VIH que encuentran dificultades para adaptarse a las medicinas antirretrovirales debido a la falta de atención permanente de los trabajadores de la salud.

Pero un nuevo paquete informativo distribuido por las autoridades permitirá a los médicos detectar a los niños y niñas que sufren dificultades con antirretrovirales y estudiar sus efectos colaterales.

El paquete, presentado a mediados de agosto en Nairobi, también incluye pautas sobre cómo observar la calidad, la seguridad y la eficacia de las medicinas.

Según el jefe de Farmacovigilancia de la Junta de Farmacia y Venenos de Kenia, Jatesyh Pandit, trabajadores de la salud capacitados presidirán el proceso de seguimiento. Se espera que reúnan detalles sobre los efectos colaterales de ciertas drogas, e incluso de falsificaciones y medicinas prohibidas.

"Ninguna medicina tiene garantía de ser 100 por ciento segura, y por tanto es una espada de doble filo", dijo Pandit.

"Es aun peor entre la población pediátrica, porque globalmente se realizan pocos ensayos clínicos que involucren a (pacientes) pediátricos. La mayoría de las pruebas clínicas son llevadas a cabo en adultos", añadió.

Uno de los contenidos del paquete informativo, dijo Pandit, es un formulario que los trabajadores de la salud deberán llenar tras entrevistar a pacientes sobre cómo responden a la mediación.

Los funcionarios también serán capacitados sobre cómo seguir los tratamientos consultando los registros médicos de los centros hospitalarios.

Pandit explicó que los informes serán analizados y finalmente enviados a una base de datos internacional, llamada Vigibase, ubicada en el centro de seguimiento de drogas de la Organización Mundial de la Salud, en Suecia.

"Es una buena iniciativa porque tuvimos problemas manejando los efectos de los antirretrovirales en los niños", dijo Florece Akinyi, consejera sobre sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en el tugurio de Korogocho, en Nairobi.

"Las madres nos dicen que sus hijos desarrollan sarpullidos y vómitos después de tomar los antirretrovirales. Ahora podemos identificar las medicinas que afectan a los niños y hacer una nueva receta", añadió.

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