Llueven críticas sobre Suecia por deportar a iraquíes

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Amnistía Internacional se suman a la condena a Suecia tras las expulsiones de inmigrantes iraquíes que buscaban asilo.

"Hemos entrevistado a varias personas que fueron enviadas de regreso previamente, y su mensaje es fuerte y claro: (Iraq) no es seguro", dijo Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.

"Suecia debería dejar de devolver por la fuerza a estas personas, que están en riesgo", agregó.

La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y Amnistía exigen la suspensión de las deportaciones a Iraq, haciendo especial énfasis en los casos de individuos pertenecientes a minorías étnicas o religiosas que han sido blanco de los últimos ataques.

Según Amnistía, la expulsión más reciente de iraquíes de Suecia, que ocurrió el 19 de este mes, incluyó a por lo menos 14 personas llegadas de provincias particulamente peligrosas, como Bagdad, Diyala (oriente), Salah al-Din (centro) y Nínive (noroccidente).
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A Acnur le preocupa que Suecia haya enviado a más de 20 iraquíes de regreso a Bagdad, pese a reiteradas advertencias en cuanto a la inseguridad que se vive en la capital iraquí.

Las autoridades migratorias de Suecia dictaminaron en 2007 que no había conflicto armado en Iraq y que, por lo tanto, era aceptable devolver a ciudadanos iraquíes a su país de origen. Esto hizo que ya no se concediera automáticamente el asilo a inmigrantes de esa nacionalidad.

Desde 2009, Suecia, Noruega, Dinamarca, Gran Bretaña y Holanda han deportado a cientos de iraquíes cuyas solicitudes de asilo fueron desestimadas.

Pero Finlandia, vecina de Suecia, sostiene que sí hay un conflicto internacional armado en Iraq, y en los últimos tiempos suspendió todas las deportaciones a ese país.

Decenas de miles de iraquíes han huído de la violencia para reasentarse en Suecia. Las estadísticas oficiales muestran que 121.000 personas nacidas en Iraq vivían en el país escandinavo en 2009.

Melissa Fleming, portavoz de Acnur, dijo que los repatriados tenían perfiles que ameritarían protección bajo la Convención de la ONU sobre el Estatuto de los Refugiados, de 1951, y la Directiva de Reconocimiento del estatus de refugiado en la UE.

También destacó que un iraquí cristiano deportado en octubre por Suecia fue readmitido en el país europeo tras haber sido obligado a huír nuevamente de su país, a raíz de otro ataque.

Cristianos, yazidis, shabaks y otras minorías iraquíes sufren con frecuencia ataques de grupos armados, según Human Rights Watch.

Pero Mikael Ribbenvik, director de Asuntos Legales en el Consejo Sueco de Migraciones, dijo que no hay motivo para frenar las deportaciones a Iraq.

"Todos los que necesitan protección reciben protección. Respetamos y actuamos de acuerdo con las Convenciones de Ginebra y protegemos a quienes necesitan ser protegidos", declaró a IPS.

"Acnur no ha hecho ninguna evaluación individual. ¿Cómo puede sostener que sabe más?", preguntó.

Pese a las críticas internacionales, el ministro sueco de Migración y Asilo, Tobias Billström, se negó a formular declaraciones sobre los comentarios de personal de Acnur o de Amnistía.

"Esto no es nada nuevo. Éstas son cosas que Amnistía ha dicho en varias ocasiones", dijo Billström a la agencia de noticias sueca TT.

"En Suecia tenemos un sistema basado en el imperio de la ley, por el cual autoridades y tribunales realizan audiencias para cada caso en particular", agregó.

Grupos de manifestantes se reunieron la semana pasada en la sudoccidental ciudad de Gotemburgo y en Estocolmo, en medio de críticas a las deportaciones.

La policía disolvió una protesta y aproximadamente 70 personas fueron detenidas en Gotemburgo, según autoridades suecas.

En Estocolmo, la policía detuvo a unas 25 personas afuera de un centro de detención de solicitantes de asilo, donde 60 manifestantes intentaban impedir la deportación de iraquíes transferidos a un vuelo que partiría del capitalino aeropuerto de Arlanda.

"Vimos a personas haciéndonos señas desde dentro de la unidad de detenciones", dijo a IPS uno de los manifestantes por los deportados iraquíes, Jonas Lundström.

"No vi a ninguno de los manifestantes usar ninguna clase de violencia. Pero la policía usó gas pimienta y bastones", dijo Lundström a IPS. Él también recibió golpes de la policía pese a ser parte de una manifestación pacífica que buscaba proteger a individuos cuyas vidas estaban en riesgo.

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