LA REFORMA DEL COMERCIO MUNDIAL PUEDE CORREGIR LAS INJUSTICIAS HISTÓRICAS SUFRIDAS POR ÁFRICA

¿Por qué África pasó de ser un exportador neto a un importador neto de alimentos en la década del 80, cuando los precios de las exportaciones de sus materias primas clave se desplomaron y su agricultura enlenteció su ritmo? Su déficit es ahora de unos 20.000 millones de dólares y, dado el actual aumento de los precios, podría ser mucho peor.

Un país puede tener un sistema agrícola perfectamente eficiente y competitivo y al mismo tiempo ser un importante importador de alimentos. Europa, por ejemplo, exporta un 9% de los alimentos e importa un 12%. Estados Unidos exporta un 10% e importa un 8%.

La agricultura africana necesita hacerse más eficiente y descubrir la especialización.

La participación de la agricultura africana en el total de las exportaciones continentales ha también caído a lo largo de los años, ya que pasaron del 42 al 6% entre 1960 y la actualidad. Esto en sí mismo no es un mal signo, sino que simplemente refleja lo que ha sucedido a escala global. En 1960, la agricultura representaba alrededor del 50% del comercio mundial, actualmente es de sólo 6%. Esto quiere decir que el mundo, incluyendo África, se ha industrializado.

Una de las principales conclusiones de una reciente publicación de la Consumer Unity & Trust Society (CUTS) es que la agricultura africana ha sufrido diversas trabas, en primer lugar por los modelos coloniales que han prácticamente encasillado al continente como exportador de materias primas y en segundo lugar por las políticas dirigidas a la sustitución de importaciones y a la autosuficiencia en la producción de alimentos, que en realidad han logrado exactamente lo opuesto a lo pretendido. Al imponer cargas fiscales a la agricultura africana y al protegerla de la concurrencia internacional, esas políticas la han hecho menos competitiva.

La referida publicación documenta el limitado comercio regional de alimentos interafricano. Ello ocurre a veces a causa de una falta de complementariedad de los productos, pero también debido a una simple carencia de integración regional. He oído a menudo lamentar que en África dos países vecinos, uno con excedente en la producción de alimentos y el otro con déficit en el mismo sector, pueden ser incapaces de comerciar entre ellos. Otro problema es la escasez de insumos agrícolas, muchos de los cuales son importados. En efecto, las vacunas para animales y las semillas mejoradas son consideradas a menudo un lujo en África.

Otra sorprendente estadística divulgada por CUTS es que “alrededor del 80% del comercio en productos agrícolas en África del Este es informal y no está incluido en las estadísticas.”

Una agricultura estancada, combinada con un crecimiento demográfico superior al promedio mundial, está llevando a una inseguridad alimentaria en África. De hecho, el gasto en alimentos comprende un alto porcentaje de los gastos totales. En Gabón, por ejemplo, la cifra es del 50%.

La agricultura africana ha pasado por varias fases: control estatal y sustitución de importaciones en los años 60, cuando comenzó a crearse el déficit alimentario; luego el ajuste estructural de los años 80, marcado por la gradual privatización de las granjas de propiedad estatal y el desmantelamiento de los consejos de mercadotecnia para las materias primas clave. Sin embargo, el déficit alimentario de África ha persistido. Y lo que es peor, su productividad agrícola continúa languideciendo…

El estudio de CUTS presenta un menú de importantes recomendaciones: incrementar la productividad agrícola, promover el comercio regional “facilitando” el comercio a través de una mejor infraestructura, y educar y elevar las capacidades de los agricultores y comerciantes. También se destaca la necesidad de llegar a una rápida conclusión de la Ronda Doha de negociaciones comerciales.

Contrariomente a lo que algunos sostienen acerca del comercio internacional, considerándolo de algún modo responsable de la grave situación de la agricultura africana, han sido las políticas de sustitución de importaciones y la falta de inversiones los principales culpables.

Desde mi punto de vista, la Ronda Doha puede dar una modesta contribución para impulsar la agricultura africana. Otorgará a los países menos desarrollados exenciones de derechos aduaneros y acceso libre de cuotas a los mercados de exportación. Buscará resolver la cuestión de los modelos comerciales coloniales mediante la reducción del fenómeno de la escalada de aranceles, por ejemplo las altas tarifas impuestas al café y al chocolate procesados con relación al café y al cacao en polvo. La Ronda también reducirá los subsidios a la agricultura del mundo rico que dificultan que África pueda competir en los mercados internacionales y que han inundado sus mercados con importaciones abaratadas. El mundo necesita alimentos más baratos, pero producidos bajo condiciones de competencia limpia. En resumen, la Ronda Doha ayudará a nivelar el campo de juego para África al corregir las injusticias históricas en la reglamentación del comercio mundial. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Pascal Lamy, Director General de la Organización Mundial del Comercio (OMC)

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