BÉLGICA: Velo a la moda no incomoda

Dos empresarias se unieron en Bélgica para rescatar el velo islámico del debate político. Inge Rombauts y Fatima Rafiy son propietarias de la boutique exclusiva Noor D’Izar, que ofrece a las mujeres una «solución a la moda sin importar las razones por las cuales lo quieran llevar».

Las hijas de Inge Rombauts y Fatima Rafiy muestran un hiyab y una bufanda. Crédito: Carmen de Vos/IPS
Las hijas de Inge Rombauts y Fatima Rafiy muestran un hiyab y una bufanda. Crédito: Carmen de Vos/IPS
Dirigentes políticos, académicos, empresarios y feministas pelean con el concepto y la realidad de prohibir o no el uso del velo en instituciones públicas y otros espacios.

Fatima e Inge tienen claro donde termina la política y empieza la moda.

"No queremos entrar en el debate político, queremos trascenderlo", señaló Rombauts. "A las mujeres siempre nos gustó ataviarnos con todo tipo de ropa, de saris y sarongs a bufandas y pañuelos", apuntó.

"No tenemos que aislar a una musulmana porque lleva velo o hiyab como tampoco a una paciente con cáncer que usa un pañuelo en la cabeza porque perdió el pelo por un tratamiento de quimioterapia", remarcó.
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"Queremos rescatar el velo del debate político y ofrecer a las mujeres modernas un aspecto contemporáneo, sin importar si son musulmanas o no", explicó Rombauts.

"No entiendo por qué la gente se siente tan amenazada por el velo. No estoy en contra ni a favor, la gente debería poder tomar su propia decisión", precisó.

"¿No sería mejor si trabajáramos por una solución aceptable para quienes están a favor y en contra de usar la prenda en espacios públicos?", preguntó Rafiy, quien es musulmana, mientras ajustaba un hiyab de un vivo color violenta a su hija y una bufanda floral inspirada en los años 70, a la de Inge.

Hay muchos tipos de velos, pero el más discutido en Bélgica es el hiyab, que cubre el pelo y el cuello.

En algunos países occidentales se pretende disminuir el uso de atuendos que tapen la cara como el niqab, que cubre el rostro dejando un hueco para los ojos, o la burqa, túnica de cuerpo completo que cubre incluso los ojos, a la altura de los cuales tiene una redecilla para ver.

En Irlanda y Holanda prohibieron la burqa de los salones de clase y en Francia, de los espacios públicos. Muchas personas no tienen claro qué posición tomar en el debate sobre la libertad de elección y la emancipación de las mujeres.

"Mucha gente suele creer que los hombres musulmanes obligan a las mujeres a llevar el hiyab o que es una exigencia del Corán, pero eso sencillamente no es verdad", arguyó Rafiy.

"Empecé a usar el hiyab a los 24 años después de casarme y de tener a mi primer hijo", dijo a IPS. "Es una decisión muy personal. Cada mujer debe optar por sí sola si quiere llevarlo y cuándo. Mi hija Yassira, de 17 años, no quiere usarlo y yo lo respeto. Si decide no usarlo nunca también lo respetaré", añadió.

"Estoy segura de que hay musulmanes que obligan a sus esposas a usar hiyab, así como hay otros que obligan a las suyas o sus novias a usar tacos altos y ponerse un vestido sexy. El juego de poder en cuestiones de género no es exclusivo de una religión ni de una cultura, es personal", señaló Inge.

Yassira se pone con destreza un pañuelo azul brillante que puede ser la solución perfecta al dilema porque puede utilizarse como hiyab y, con unas simples vueltas, se convierte en una bufanda atada en la nuca.

"No inventamos la prenda, las clientas experimentan con nuestros productos y encontraron esa solución", relató Inge.

Las discusiones en torno al velo u otras prendas islámicas se ha concentrado en si simplemente es un símbolo religioso, si es la expresión de la represión contra las mujeres en una sociedad patriarcal, si debe prohibirse en escuelas y otras instituciones públicas, si las empresas pueden pedir a sus empleadas que no lo usen, atribuirles funciones "no visibles" o hasta echarlas.

El debate se propaga por Europa desde hace algunos años. En Bélgica alcanzó su punto máximo a principios de marzo, cuando la gigante holandesa Hema despidió a una empleada que comenzó a utilizar el velo en el trabajo, tras haber pedido permiso a la gerencia. La compañía basó su decisión en "reacciones negativas de los clientes".

La resolución se convirtió en una pesadilla para la compañía de venta de artículos para el hogar y vestimenta. Hubo varias acciones de protesta como la concentración de una gran cantidad de mujeres con velo en uno de los locales de la empresa.

Bélgica no tiene una ley general contra el uso del velo o el hiyab en público. Pero el partido gobernante, el conservador Flemish N-VA, se pronunció a favor de prohibir todo símbolo religioso en los edificios del parlamento.

Resta ver cómo se define símbolo religioso.

Las feministas están en situación incómoda con el uso del velo en espacios públicos. Las que están a favor de prohibirlo dicen que apoyan la emancipación de las musulmanas, mientras que las que se oponen, arguyen que no son contradictorios.

La organización feminista belga VOK (Vrouwen Overleg Komitee) considera que la libertad religiosa y de opinión son valores democráticos fundamentales que no pueden violarse. Además sostiene que es esencial preservar la posibilidad de elección.

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