LA OLEADA DE CAPITALES HACIA LOS PAÍSES EMERGENTES PUEDE SER UN BUMERÄN

Una característica inusual de la crisis financiera global es que para los países en desarrollo (PD) la orquesta financiera parece haber recuperado el ritmo de la música. Mientras muchas economías avanzadas (EA) continúan tropezando con el aumento de la deuda, estrechez financiera y riesgos de insolvencia o deflación, el problema financiero para la mayoría de los PD es la inflación de activos, la expansión del crédito y la apreciación de sus monedas.

Excepto por una breve interrupción en 2008, los PD han seguido recibiendo amplias entradas de capitales en tanto las más importantes EA han respondido a la crisis causada por la liquidez y las deudas excesivas mediante aún más grandes montos de liquidez para el rescate de bancos y gobiernos en problemas, y bajando las tasas de interés. La expansión monetaria y los tipos de interés cercanos a cero están impulsando una oleada de flujos de capitales especulativos hacia los PD con más altos intereses y mejores perspectivas de crecimiento, creándose burbujas en los mercados de cambios, bienes, créditos y materias primas. Este es el cuarto boom de inundación de capitales a los PD de posguerra. Los auges económicos previos también comenzaron bajo condiciones de rápida expansión de la liquidez y excepcionalmente bajas tasas de interés en Estados Unidos y todos terminaron con quiebras. El primer boom finalizó con una crisis de la deuda en América Latina en los años 80 cuando la política monetaria estadounidense fue endurecida. El segundo concluyó con una súbita retirada de los prestamistas en Asia del Este cuando se endurecieron las condiciones financieras en Estados Unidos y, al mismo tiempo, se deterioraron las posiciones macroeconómicas y externas de los países receptores. El tercer período de auge fue paralelo a la burbuja de los créditos hipotecarios de riesgo (subprime) y terminó con el colapso de Lehman Brothers y la fuga de capitales a fines de 2008, pero fue seguido por una rápida recuperación en 2009. Como en esos pasados episodios, la actual oleada de capitales está creando fragilidad en los PD. Países con déficit, como Brasil, India, Sudáfrica y Turquía están experimentando una apreciación de sus monedas más rápidamente que las economías con superávit y cuentan con los ingresos de capital para enfrentar el creciente déficit externo. Aquellos que han mantenido una buena posición financiera, están encarándose ahora con burbujas de crédito y activos. Ambos tipos de países están ahora expuestos al riesgo de inestabilidad en mayor medida que durante la debacle de los subprime, aunque de modos diferentes. Es casi imposible predecir el rumbo que seguirá el capital, pero es visible que las condiciones que empujan el boom son claramente insostenibles. Se puede presumir que las históricamente bajas tasas de interés en las EA no pueden ser mantenidas indefinidamente y que el auge finalizará cuando los tipos de interés en Estados Unidos comiencen a subir poco a poco. También puede terminar como resultado de una crisis de balanza de pagos o un desorden financiero en una de las principales economías emergentes que pueda producir contagios a través del mundo en desarrollo, incluso sin el endurecimiento de las condiciones monetarias estadounidenses. En Estados Unidos hay ahora un riesgo de deflación y la Reserva Federal está apuntando a crear inflación en los mercados de bienes y activos. Pero sus políticas están incentivando al boom de las materias primas, la expansión del crédito y los flujos de capitales hacia los DC. Si los precios de las commodities son sostenidos por un fuerte crecimiento en China, el mayor importador de materias primas, la continuada política de expansión monetaria de Estados Unidos, junto con la especulación y la inquietud política en los países árabes, la Reserva Federal podría terminar por adoptar una política antinflacionaria. En tal caso, los auges del capital y de las materias primas pueden concluir de la misma manera que el primer boom de posguerra a principios de los 80, o sea por un rápido endurecimiento monetario en Estados Unidos, incluso antes de que la economía se recupere completamente de la crisis de los subprime. Regardless of how the current surge in capital flows may end, it is likely to coincide with a reversal of commodity prices. The most vulnerable countries are those which have been enjoying the dual benefits of global liquidity expansion ­ the boom in commodity prices and capital inflows. Most of these are in Latin America and Africa and some are running growing deficits despite the commodity bonanza. The current situation thus invokes the memories of the 1980s when Mexico, a country which had enjoyed the twin booms in the preceding period ­ the hike in oil prices and expansion of international bank lending ­ was the first one to fall into crisis. El auge puede también concluir por una fuerte disminución del ritmo económico en China. Como resultado de un programa de estímulos masivos financiado por créditos baratos, amplios ingresos de capital y creciente precios de las commodities, la economía china se está recalentando. Las medidas monetarias aplicadas para controlar la inflación podrían reducir considerablemente el crecimiento, particularmente si pinchan la burbuja inmobiliaria. La consiguiente caída en los precios de las materias primas podría ser agravada por la fuga de inversiones en futuros de commodities, creándose dificultades de pagos en economías ricas en materias primas y una aversión hacia el riesgo y a la consiguiente huida hacia inversiones seguras. Más allá de cómo la actual coyuntura pueda terminar, es probable que coincida con un retroceso de los precios de las materias primas. Los países más vulnerables son aquellos que han estado disfrutando con los dobles beneficios de la expansión liquidez, el boom en los precios de las materias primas y de los ingresos de capital. La mayor parte de ellos están en América Latina y África y algunos de ellos están sufriendo crecientes déficit a pesar de la bonanza de los precios. De este modo, la actual situación trae a la memoria lo ocurrido en los años 80, cuando México, que había disfrutado de booms gemelos en el período precedente, el aumento del petróleo y la expansión de los créditos bancarios internacionales, fue el primero en caer en crisis. Cuando las políticas titubean en manejar los flujos de capital no hay límites para el daño que las finanzas internacionales pueden infligir a una economía. Los acuerdos multilaterales carecen de mecanismos efectivos para restringir las políticas competitivas de los emisores de reservas o para controlar las salidas en su origen. La tarea recae en los países receptores. Pero muchos PD todavía adoptan un enfoque de no intervención sobre los ingresos de capital, mientras otros están haciendo tentativas tibias de controlarlos mediante impuestos que son demasiado bajos como para igualar las amplias ganancias de arbitraje prometidas por las diferenciales de los intereses y la apreciación de la moneda. En cualquier caso, tomar mucho más seriamente los controles del capital está ahora a la orden del día. (FIN/COPYRIGHT IPS) (*) lmaz Akyuz, economista jefe del South Center de Ginebra. Esta columna es un resumen del autor sobre el estudio “Capital Flows to Developing Countries in a Historical Perspective: Will the Current Boom End with a Bust?” (ver paper 37 www.southcentre.org).

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