MÉXICO: Redes sociales activan a sociedad harta de violencia

Miles de mexicanos se movilizaron este miércoles 6 en unas 20 ciudades del país contra la violencia que lo desangra, en manifestaciones que tuvieron como detonante el asesinato del hijo del poeta Javier Sicilia y en que una sociedad indignada se activó espontáneamente a través de las redes sociales.

A la hora convocada para la protesta, las cinco de la tarde (23:00 GMT), los manifestantes en la explanada del Palacio de Bellas Artes, en pleno centro de Ciudad de México, no pasaban de mil. "¿Con esto vamos a enfrentar la emergencia nacional?", preguntaba desanimaba una joven a sus amigas.

Quince minutos después, cuando un grupo de estudiantes de la universidad privada Claustro de Sor Juana arrancó la marcha, la columna comenzó a ensancharse, pero no era aún suficiente para evitar las miradas preocupadas de activistas que estiraban el cuello y recontaban el tamaño del contingente.

Pero a las 6:30 de la tarde, hora local, cuando la cabecera de la protesta llegó al templete instalado frente al Palacio Nacional, sede de las oficinas del conservador presidente Felipe Calderón, los manifestantes respiraban: la plaza rebosaba de gente.

Los cálculos de los participantes de la manifestación de la capital mexicana varían entre cinco y 20.000 personas. Pueden parecer pocos para un área metropolitana de unos 20 millones de personas. Pero resultan muchos para la primera protesta surgida desde las redes sociales y motivada por el festín de violencia que azota a México.
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"Es una manifestación impactante si consideras que no hay detrás ninguna organización, partido político o televisora ", dijo a IPS Agustín Guerrero, diputado federal del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, quien caminaba acompañado del dirigente local de su partido, Manuel Oropeza.

Esta vez, los medios de comunicación tradicionales no protagonizaron la manifestación y actuaron como invitados obligados en una respuesta ciudadana, que en 48 horas se multiplicó por Twitter y Facebook y provocó manifestaciones en 20 ciudades mexicanas y en media docena de ciudades de diferentes países.

El llamado a protestar fue lanzado por el poeta Javier Sicilia, colaborador del semanario Proceso, cuyo hijo Juan Francisco, de 24 años, fue asesinado el 28 de marzo junto con tres de sus amigos y otras tres personas.

Sus cuerpos fueron hallados atados dentro de un automóvil en el estado de Morelos, colindante con el Distrito Federal, asiento de la capital y donde residen muchos intelectuales y artistas.

Javier Sicilia, reconocido pacifista, se convirtió rápidamente en un símbolo para millones de mexicanos hartos de la bacanal de muerte desatada con la declaración de guerra a las mafias del tráfico de drogas, lanzada por el Calderón al llegar al poder, en diciembre de 2006.

La estrategia, aplaudida por Estados Unidos, ha dejado en cuatro años 35.000 muertos y una cantidad no cuantificada de personas viudas, huérfanas, desaparecidas, mutiladas o desplazadas.

"Estamos hasta la madre", lanzó Sicilia a los criminales, a los políticos y al gobierno, en cuanto piso el país desde Filipinas, donde participaba en un recital cuando fue asesinado su hijo.

Su convocatoria sumó voluntades muy diversas. A la marcha del norteño estado de Sinaloa, por ejemplo, llegó Tatiana Clouthier, hija del fallecido excandidato presidencial Manuel Clouthier, emblema del gubernamental Partido Acción Nacional.

En la de Morelos participó el actor estadunidense Edward James Olmos, quien explicó que leyó por Internet la carta del poeta y tomó un avión para acompañarlo. También se presentaron los padres de jóvenes masacrados en una fiesta de la norteña Ciudad Juárez y de los niños asesinados en una guardería en el noroccidental estado de Sonora.

En la capital marcharon sindicalistas de la Compañía de Luz y Fuerza, extinguida por el gobierno de Calderón, campesinos de San Salvador Atenco, que enfrentaron al Estado por la defensa de sus tierras, Eduardo Gallo, un padre que buscó y encontró a los asesinos de su hija, feministas, escritores, caricaturistas, actores, junto con gente común de toda edad y condición.

"No protesto por la violencia sino por la impunidad. Porque estamos ante un gobierno miope, sordo, que monologa y que lo único que sabe decir es que no es culpable de nada", dijo a IPS el actor Joaquín Cosío, protagonista con el personaje Cochiloco de la película El Infierno, una impactante parodia de la violencia en el país.

Otros marcharon con su dolor a cuestas, como la maestra de danza Beatriz Alba, quien viajó desde el puerto de Acapulco y tenía escrito en sus brazos el nombre de su alumna Erika Lizeth Chávez, asesinada en noviembre de 2010 por sus secuestradores, cuando su familia no pudo pagar el rescate exigido.

"La encontraron ahorcada, con cinta adhesiva, adentro de una caja de pañales", contó llorando.

La muerte del joven Sicilia se produjo cuando el gobierno y los principales consorcios de la comunicación celebraban aún un "acuerdo de cobertura" sobre la violencia, firmado cuatro días antes del asesinato múltiple y publicitado como parte de la "Iniciativa México", una campaña destinada a mostrar "historias de éxito" del país.

De hecho, los grandes medios de comunicación no incluyeron en sus portadas o en la apertura de sus noticieros el asesinato, pero en las redes sociales la información fluyó con rapidez y circularon declaraciones del poeta y cartas de solidaridad.

La tensión creció en las horas precedentes a las manifestaciones. El presidente Calderón citó al escritor a Los Pinos, su residencia oficial, para explicarle los avances de la investigación. Sicilia le contestó que hay que cambiar la estrategia y más tarde, desde Morelos, envió un nuevo mensaje.

"He decidido quedarme aquí en un plantón (protesta) en esta plaza, delante de las ofrendas que han levantado por nuestros hijos, junto con todos aquellos que quieran acompañarme, y en oración hasta el 13 de abril", informó.

"Es el último plazo que le damos al gobierno de Marco Antonio Adame (gobernador de Morelos) y de Felipe Calderón para que (…) presente ante la justicia a los asesinos de nuestros hijos y a sus cómplices", lanzó a manera de ultimatum.

"Si no los presentan convocaremos a una marcha nacional en la Ciudad de México exigiendo la renuncia del propio gobernador y el alto impostergable a esta absurda guerra, en donde la inmensa mayoría de los muertos los ha puesto la sociedad civil", añadió.

Su mensaje se dirigió también a los jóvenes, a quienes pidió usar las redes sociales para sumar a muchos y estar en las calles. "Aduéñense del presente y decidan el destino y la nación que ustedes quieren", les pidió.

El desafío del escritor despertó algunas reservas y dudas, en un país en que solo tres de cada 10 personas tienen acceso a Internet y los usuarios de las redes sociales son pasan de 10 por ciento de los 110 millones de mexicanos.

Y donde, además, el corolario de las manifestaciones contra la violencia fue el hallazgo, esta vez en el norteño estado de Tamaulipas, de 59 cadáveres en ocho fosas clandestinas.

En los próximos días se sabrá si la movilización cibernética, que tuvo este miércoles 6 su primera expresión, tiene la fuerza para lograr lo que hace días parecía imposible: detener la matanza de mexicanos.

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