SOMALIA: Falta de reacción mundial cuesta miles de vidas

Miles de personas podrían haberse salvado en Somalia si la comunidad internacional hubiera reaccionado a tiempo frente a las señales que anunciaban la hambruna en el país del Cuerno de África desde hace meses.

Niños y niñas desplazadas por la sequía forman fila para recibir alimentos en un centro de Mogadiscio. Crédito: Abdurrahman Warsameh/IPS
Niños y niñas desplazadas por la sequía forman fila para recibir alimentos en un centro de Mogadiscio. Crédito: Abdurrahman Warsameh/IPS
"La situación no habría sido tan grave de existir una respuesta de emergencia preventiva, a pesar de los conflictos en el país", sostuvo Anna Ridout, portavoz de la organización humanitaria Oxfam.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el estado de hambruna en Somalia el miércoles 20 tras dos años de sequía sostenida y una elevada mortandad infantil provocada por la escasez de alimentos en el país del Cuerno de África, al noreste del continente.

La zona austral del país alberga a 310.000 niñas y niños gravemente desnutridos, según la ONU. Al mismo tiempo, la hambruna amenaza a casi la mitad de los aproximadamente ocho millones de somalíes.

En algunas partes del país mueren diariamente al menos seis de cada 10.000 niños y niñas menores de cinco años.
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La mortandad es tres veces superior a lo que el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) define como hambruna, con un límite de dos muertes cada 10.000 personas por día.

Según la ONU, esta crisis alimentaria es la peor que ha sufrido África desde la hambruna somalí de 1991-1992. Entre enero y junio de este año unas 300.000 personas recibieron asistencia alimentaria mensual en Mogadiscio, la capital. Hasta mayo, aproximadamente 100.000 niños desnutridos habían recibido tratamiento en 418 centros de nutrición en el sur de Somalia.

Cerca de 93.000 personas recibieron alojamiento, especialmente en Mogadiscio, a donde huyó la mayoría de los desplazados por la sequía en el país. Para Oxfam, el anuncio de la ONU, que fue el primero de su tipo para el Cuerno de África en este siglo, debería ser un llamado de atención al resto del mundo.

"Hubo un colapso catastrófico de la responsabilidad colectiva de acción en el mundo. Cada día huyen 3.500 personas de Somalia hacia partes de Etiopía y Kenia que padecen uno de los años más secos en seis décadas", según Oxfam.

"Se necesitan con desesperación alimentos, agua y ayuda de emergencia. Para cuando la ONU lo declara hambruna, ya existía una pérdida de vida a gran escala", advirtió la organización. La ayuda de emergencia es vital para evitar que la gente muera en masa, agregó.

"Con indicadores de un desastre de este tipo, no debemos esperar sentados a la respuesta de emergencia. Podemos invertir los fondos cómodamente al instalar sistemas de riego, vacunar a la gente, especialmente a los niños, contra enfermedades previsibles, y crear la infraestructura adecuada para utilizar en caso de que haya necesidad de almacenar alimentos", explicó Ridout.

Desde el campamento de refugiados Dadaab, en la vecina Kenia, Ridout dijo que los refugiados somalíes llegan a diario y en grandes cantidades. Casi todos los niños y niñas padecen de desnutrición y las mujeres están debilitadas tras días de caminata en busca de agua y alimentos para sobrevivir.

"Cuentan experiencias horrendas de niños que murieron por el camino, e incluso de adultos que sucumbieron antes de llegar a los campamentos de refugiados, en su mayoría en Kenia o Etiopía", recordó.

Entre las zonas más afectadas del sur de Somalia se encuentran Baja Shabelle, Juba Medio y Baja, Bay, Bakool, Benadir, Gedo e Hiraan.

Las consecuencias de la sequía se agravaron cuando en 2009 el grupo insurgente islámico Al Shabaab prohibió que los organismos humanitarios trabajaran en el territorio bajo su control y que ahora corresponde a las zonas en estado de hambruna.

"Rogamos para que las lluvias de octubre previstas en el este de África no fallen, sino vamos a tener otra crisis", expresó Ridout.

No obstante, a pesar de la sequía en el norte de Kenia, los refugiados siguen llegando a los campamentos. En junio fueron 68.000 los somalíes que huyeron a Kenia y 54.000 los que terminaron en Etiopía. La ONU señala que la sequía expulsa a 1.700 y 1.300 personas cada día hacia las vecinas Etiopía y Kenia, respectivamente.

Mark Bowden, el coordinador humanitario de la ONU para Somalia, dijo que se necesitan 300 millones de dólares para reforzar la respuesta de emergencia para atender a los 3,7 millones de personas que padecerán necesidades en los próximos dos meses.

Uno de los mayores obstáculos a la distribución de ayuda alimentaria ha sido Al Shabaab. Pero el grupo extremista levantó recientemente, el miércoles 6, la prohibición a la presencia de grupos humanitarios internacionales. Estos "ya están trabajando de cerca con organizaciones comunitarias para acceder a las personas necesitadas", explicó Bowden.

"También mantenemos un diálogo (no negociaciones) con todas las organizaciones comunitarias, incluidos grupos como Al Shabaab, para asegurar su cooperación para que la ayuda llegue a quienes la necesitan", agregó.

La ONU y sus socios intensificaron sus esfuerzos para reforzar la nutrición de emergencia, el agua y el saneamiento, así como las vacunaciones para combatir la desnutrición y las enfermedades.

"Ya comenzamos a enviar por aire provisiones médicas, nutricionales y agua a las zonas más afectadas", informó Bowden.

En comparación con hambrunas anteriores, la situación de Somalia es similar o peor a las sucedidas en Níger (en 2005), Etiopía (2001), Sudán (1998) y en la propia Somalia (1992).

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