GHANA: Ancianas pobres, luchadoras y olvidadas

En el borde del asentamiento irregular de Old Fadama, en la capital de Ghana, Mariana Sayitou, de 67 años, vende nueces de kola y puñados de frijoles a los transeúntes, a la sombra de un parasol.

Mariana Sayitou, de 67 años, vende nueces de Kola y frijoles en el límite del asentamiento irregular Old Fadama, en la capital de Ghana. Crédito: Paul Carlucci/IPS.
Mariana Sayitou, de 67 años, vende nueces de Kola y frijoles en el límite del asentamiento irregular Old Fadama, en la capital de Ghana. Crédito: Paul Carlucci/IPS.
Fuera del magro sistema de asistencia social de Ghana y del programa de pensiones, la situación de Sayitou refleja la vida que llevan muchas mujeres mayores en este país de África occidental.

Su situación es el resultado de varios factores, desde la falta de educación formal y el aumento de estructuras familiares nucleares, pasando por la carencia de políticas sociales hasta la discriminación.

A eso se añade un mercado laboral signado por la desigualdad de género, lo que ha empujado a las mujeres a la economía informal, más desprotegidas, se lamentan numerosas activistas.

"Tenemos que tomar conciencia de que nuestras mujeres son el puntal de la economía", señaló Elizabeth Qarcor Akpalu, directora ejecutiva de Defensoras de la Equidad de Género. "Tenemos que hacer algo para ayudar a las ancianas, quienes mueren sufriendo", apuntó.
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Sayitou se divorció tras una disputa de su familia con la de su marido y quedó sola para criar a tres de sus cuatro hijos. Les compra ropa, comida y les paga la escuela con sus magros ingresos de menos de 19 dólares al día.

"Quiero cuidar a mis hijos, pero me pesa vivir sola. Rezo por que gocen de buena salud para que puedan cuidarme cuando ya no pueda hacer nada", añadió.

En medio del asentamiento, Sanaty Seidu, de 70 años, está sentada en un banco de madera sobre un piso de cemento al aire libre, rodeada de cacharros bullendo que son supervisados por otras mujeres de uniforme.

Con Valne, su restaurante, Sanaty también forma parte de la economía informal. Comenzó su negocio hace 15 años y enseguida prosperó. Tenía 15 empleadas y ganaba 375 dólares al día. Pero el flujo de trabajadores inmigrantes a Old Fadama aumentó la competencia y sus ingresos cayeron para situarse entre 60 y 90 dólares.

Con ese dinero les paga el salario a sus seis empleadas, y vive ella y sus cuatro hijos, dos de los cuales están en la Región Norte, donde también está su esposo, enfermo, del que también se hace cargo.

"Tengo muchas dificultades por mi edad", señaló. "A veces no puedo salir a ayudar, me quedo acostada porque estoy muy cansada y me duele el cuerpo", añadió.

El mayor programa de jubilaciones de Ghana es el Fondo Nacional de Seguros y Seguridad Social (SSNIT, por sus siglas en inglés), que a fines de 2010 tenía 107.312 beneficiarios del sector público y privado, 7.229 de los cuales eran mujeres.

El Fondo acoge solo a trabajadores del sector formal.

"En nuestro sistema son los hombres los que trabajan en el sector formal y las mujeres en el informal", indicó Edward Ameyibor, secretario general de la Asociación Nacional de Pensionistas.

Los beneficiarios reciben entre 26 y 1.250 dólares al mes, o más. Las personas que cobran menos se jubilaron en los años 90, cuando los salarios eran más bajos y los aportes eran menores, según un informe elaborado por el SSNIT en 2010.

Hay apenas 94 hombres y 11 mujeres con jubilaciones de 1.250 dólares y más. Además, alrededor de 50 por ciento de los beneficiarios reciben menos de 62 dólares, al mes.

La Asociación Nacional de Pensionistas lucha para elevar el monto de la jubilación mínima, pero no ha logrado grandes avances.

Hasta ahora, el SSNIT realizó ajustes anuales de acuerdo con sus ganancias. El año pasado, el incremento promedio fue de seis dólares al mes. La organización de pensionistas reclama una jubilación mínima de 62 dólares al mes.

El SSNIT tiene un programa para el sector informal, que comenzó como un proyecto piloto en 2005, y que, tres años después, se implementó en todo el país.

Es una iniciativa flexible que permite a los integrantes contribuir en el momento y con lo que puedan. Los aportes se guardan en dos cuentas, una de para el periodo pasivo y otra para el activo. El monto de esta última se puede retirar después de cinco meses de contribuciones, lo que fomenta el ahorro entre los jóvenes, según el SSNIT. Pero solo 32 por ciento de los 90.000 contribuyentes son mujeres.

Ghana tiene una población de 24 millones de habitantes con la misma cantidad de hombres que mujeres, aunque estas tienen mayor esperanza de vida. Hay muchos varones en el sector informal, vendedores ambulantes, pescadores y albañiles, pero sigue siendo un área ampliamente femenina, y no hay razón para que no puedan acogerse al programa del SSNIT.

"Sin educación es muy difícil que se desempeñen en el sector formal", indicó Akpalu. "Aun las que tienen alguna formación se ubican en los últimos escalones de la pirámide laboral", apuntó.

El Estado cuenta también con el programa Empoderamiento del Sustento contra la Pobreza (LEAP, por sus siglas en inglés), dirigido a las personas más pobres, huérfanas, discapacitadas y ancianas.

El programa, que crece año a año, beneficia a 55.000 hogares, 35 por ciento de los cuales están encabezados por personas mayores, y de estas últimas, 65 por ciento son mujeres.

Según la composición del hogar, el beneficio varía entre cinco y nueve dólares al mes, pagaderos seis veces al año.

"El LEAP es tan bajo e insignificante", indicó Akpalu. "No resuelve mis problemas", se lamentó.

Sayitou no se molesta en pelear por sus derechos. Acepta su destino y está orgullosa de sus logros. El resto son cosas de la vida.

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