Cinco años de espera por una gota de agua – Parte 2

Pese a la presencia de varios actores internacionales, o quizá debido a ello, los habitantes de algunos de los barrios más pobres de la capital de Haití siguen sin agua, cinco años después de que se lanzara un proyecto de 2,5 millones de dólares que les daría el recurso vital.

Un joven en uno de sus periplos cotidianos yendo a buscar agua. Crédito: James Alexis/Haiti Grassroots Watch
Un joven en uno de sus periplos cotidianos yendo a buscar agua. Crédito: James Alexis/Haiti Grassroots Watch

Las agencias y organizaciones involucradas en la iniciativa (ver recuadro) sostienen que la demora en el desembolso de los fondos es uno de los factores que retardó la culminación de la iniciativa.

El ingeniero Raphael Hosty, de la Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento (Dinepa, por sus siglas en francés), dijo a Haiti Grassroots Watch (HGW) que el proyecto se previó para un plazo de 18 meses. La necesidad de dos estudios previos no debió demorar tanto su comienzo, apuntó.

Según él, la empresa Tecina y otras contratadas para construir un depósito de agua por algo más de 600.000 dólares, un cuarto del presupuesto total, dejaron de trabajar en diciembre de 2009.

Chandler Hypolite, agente de campo de la organización francesa Grupo de Investigación y de Intercambios Tecnológicos (GRET, por sus siglas francesas), señaló que las comisiones barriales responsables de gestionar los puestos de distribución de agua estaban listas para comenzar a funcionar a fines de diciembre de ese año.
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Pero las obras se habían detenido.

«Las empresas dejaron de recibir dinero», indicó. «Se negaron a trabajar, y el proyecto se detuvo antes del terremoto del 12 de enero de 2010», apuntó.

Robenson Jonas Léger, coordinador de la Unidad Técnica de Programas de Rehabilitación de la UE, reconoció que el flujo de dinero se frenó momentáneamente.

Pero «no hubo problemas de financiación», dijo Léger a HGW. «Hubo quizá una demora en el pago, porque entretanto cambiamos de sistema informático, lo que demoró nuestro trabajo social», explicó.

Luego llegó el sismo del 12 de enero que sacudió la capital y dejó 200.000 personas muertas. Otro retraso. No en términos de daños, sino porque la UE tuvo legítimamente otras prioridades durante varios meses.

Demoras en la aduana

La aduana haitiana también es en parte responsable de la lentitud del avance del proyecto, según muchos de los actores, pues es conocida en el mundo, al igual que el puerto, por su ineficiencia y corrupción.

Un estudio del Banco Mundial, mencionado en un artículo del diario The Miami Herald de 2010, muestra que en el puerto de Haití, empresarios e importadores pagan el doble que en República Dominicana y sacar mercancía lleva tres veces más de tiempo.

Un asesor de la Autoridad Nacional de Puertos, Hughes Desgranges, citado por el periódico, reconoció que la entidad se parece más a un «programa social» que a un «programa comercial» por los salarios que se pagan a empleados «fantasmas» o excedentarios.

Todas las partes involucradas en el proyecto hídrico criticaron a la aduana, incluido Hypolite, quien declaró que las «bombas quedaron bloqueadas» allí.

Ni una gota de agua

Dos años después, las obras están casi terminadas, pero a paso de tortuga. Los obreros no van todos los días a su trabajo y la fecha prevista de terminación, el 31 de octubre, ya pasó.

«Las demoras para conectar el depósito a la red de cañerías no fueron menores», dijo en septiembre Benoit Bazin, director de la sección de infraestructura de la UE en Haití, en una entrevista con HGW.

«Ahora la situación es la siguiente, la empresa debe instalar las válvulas del depósito para que este se llene y funcione con normalidad», añadió.

La frustración de Bazin era evidente.

«Cuando las cosas salen bien, nunca dicen que es porque la UE hizo todo lo posible para que funcionaran», señaló con ironía. «Del mismo modo, no se debería culpar solo a la UE cuando las cosas salen mal», remató.

Son muchas las causas para que las cosas «salieran mal», demoras en el desembolso y en la aduana, así como la realización de dos estudios previos al inicio del proyecto.

Pero también podría ser por la multiplicidad de actores, varias agencias estatales y de la UE, organizaciones no gubernamentales y empresas privadas.

Queda la duda de por qué se utilizaron tres cuartas partes del presupuesto, 75 millones de gourdes o 1,8 millones de dólares, para «rehabilitar redes» y «acompañamiento social» y por qué se ajustaron los presupuestos tras el segundo estudio como si se fuera a construir un depósito de 1.200 metros cúbicos.

HGW no pudo analizar todos los aspectos de este complejo proyecto, pero es probable que la responsabilidad no recaiga solo sobre una u otra parte.

No se sabe la cuota parte de responsabilidad de cada uno, pero sí hay varias cosas claras. Hay un nuevo depósito, pero con un tercio menos de capacidad que el originalmente previsto. Hay puestos de distribución y cañerías.

Pero ejecutar una solución viable a un problema cotidiano que padecen 25.000 personas llevó más de cinco años, en vez de 18 meses, y resultó en una menor capacidad para una población que, probablemente, ahora sea mayor.

Nadège Thermilus, una mujer desempleada de 22 años, tiene muchas esperanzas. Al igual que sus vecinas, iba en camino a buscar agua a un lugar «en las montañas», en un trayecto que le insume unas dos horas ida y vuelta.

«Espero que llegue el agua, porque he sufrido muchas miserias para ir buscarla», señaló antes de marcharse.

* Este es el segundo de dos artículos sobre la distribución de agua a los barrios más pobres de Puerto Príncipe. Haiti Grassroots Watch está asociada a AlterPresse, la Sociedad de Animación de Comunicación Social (SAKS), la Red de Presentadoras de Radios Comunitarias (Refraka) y emisoras de la Asociación de Medios Comunitarios de Haití

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