AZERBAIYÁN: El enemigo de mi enemigo es mi amigo

Mientras crece la tensión por el programa de desarrollo nuclear de Irán, analistas políticos en Azerbaiyán instan al gobierno a que profundice las relaciones con Israel y las potencias de Occidente.

Una serie de arrestos sugieren que el gobierno del presidente Ilham Aliyev estaría reprimiendo a supuestas fuentes de influencia iraní en territorio azerí.

Las relaciones entre Azerbaiyán e Israel son inusuales en el mundo musulmán, y abarcan varias áreas, desde inversiones en telecomunicaciones hasta venta de tecnología militar y petróleo.

El 11 de este mes, esos vínculos adquirieron una nueva dimensión pública. Un artículo del periódico británico The Times informó que el servicio secreto israelí Mossad tenía una importante presencia en Azerbaiyán, donde recolectaba información sobre Irán.

Por su parte, Teherán señaló que los agentes israelíes en Azerbaiyán estaban diseñando planes para asesinar a científicos iraníes, acusación que Baku rechazó con malestar, asegurando que se trataba de "una mentira, una invención, una calumnia".
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El día 21, Baku denunció que un helicóptero de Irán había violado el espacio aéreo azerí, informó la agencia de noticias Turan.

Incidentes como estos no deben intimidar a Azerbaiyán y hacer que se aleje de Israel, sostuvo Vafa Guluzade, un exconsejero presidencial en relaciones exteriores.

"Baku debe cooperar con las potencias occidentales para revelar las redes de inteligencia iraníes cuando sus actividades realmente dañan la seguridad de Azerbaiyán", afirmó Guluzade, quien trabajó durante la era post-soviética para los presidentes Ayaz Mütalibov (1991-1992), Abulfaz Elchibey (1992-1993) y Heydar Aliyev (1993-2003).

Irán y Azerbaiyán comparten profundos vínculos culturales e históricos, pero Baku ve a Teherán con recelo, y le atribuye intentos de desestabilizar el territorio azerí, estimulando protestas por parte de la rama chiita del Islam o a través de acciones más violentas, como un supuesto complot para asesinar al embajador israelí Michael Lotem.

Guluzade señaló que la reacción de Teherán al artículo de The Times era parte una serie de intentos de "presionar a Baku y restringir su cooperación con Israel".

Un ex viceprimer ministro de seguridad nacional repitió los llamados a fortalecer los vínculos con las operaciones de inteligencia occidentales, arguyendo que las agencias azeríes del orden no eran capaces por sí solas de frenar las actividades iraníes.

"Yo le daría la bienvenida a una mayor cooperación con los colegas de Estados Unidos, Turquía y otros países", dijo por su parte Sulhaddin Akper, director del Centro para la Cooperación Euro-Atlántica, con sede en Baku.

Akper reconoció que "tanto los servicios de inteligencia israelíes como los iraníes están activos en Azerbaiyán", y predijo que "esta actividad se incrementará aun más, si se considera la situación en la región".

Al mismo tiempo, descartó que Azerbaiyán cooperara con el Mossad para atacar a científicos nucleares iraníes. Esa acción iría "contra nuestros intereses nacionales", aseguró.

Con él coincidió Elhan Shahinoglu, director del centro de investigación Atlas, añadiendo que, además de intensificar la cooperación "con las agencias de inteligencia estadounidenses, turcas e israelíes", Baku también debería incrementar su colaboración con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

El 15 de este mes, el presidente Ilham Aliyev visitó la sede de la OTAN en Bruselas, donde expresó su interés en hacer contribuciones financieras a largo plazo en el Fondo del Ejército Nacional Afgano, aunque no dio más detalles.

También destacó los aportes de su país con tropas, vigilancia aérea, transporte de carga y limpieza de minas antipersonal en la campaña de la alianza en Afganistán.

Mientras, Azerbaiyán parece realizar por su cuenta lo que podría calificarse de "medidas preventivas" contra Irán.

En Nardaran, suburbio de Baku conocido por su conservadurismo musulmán, la policía arrestó en los últimos cuatro días a más de 15 personas, entre ellas a Niazi Kerimov, hermano de Natig Kerimov, miembro del Consejo Supremo del Partido Islámico de Azerbaiyán.

Funcionarios de gobierno acusan al partido, proscrito desde 1996, de recibir financiamiento iraní. Esa fuerza política es la única en Azerbaiyán que ha criticado los vínculos de Baku con Israel.

No se ha dado ninguna razón para los arrestos ni se ha identificado al organismo responsable de los operativos, informó Tura. En una declaración el 20 de este mes, el Partido Islámico señaló que las detenciones tenían "motivos políticos".

También fueron arrestados el prominente teólogo Haji Akhund Ilham, mulá de la mezquita en Bina, en las afueras de Baku, y un erudito islámico que estudió en un seminario iraní, informó Turan.

El Ministerio de Seguridad declinó hacer comentarios sobre la detención de Ilham.

El 17 de este mes, la policía de Baku arrestó a Anar Bayramly, corresponsal independiente local que trabajaba para medios iraníes, entre ellos el canal satelital de noticias Sahar. Bayramly fue acusado de posesión de heroína y de resistirse a la policía.

El hermano de Bayramly, Eldar, negó la acusación de posesión de drogas, y dijo a Turan que su hermano había sido llevado varias veces a una estación de policía local en las últimas semanas e interrogado sobre sus opiniones políticas.

El abogado del periodista, Anar Gasimli, dijo a EurasiaNet que no había podido aún reunirse con su cliente ni con los investigadores del Estado. Añadió que no tenía información oficial sobre las acusaciones.

Mientras, la embajada iraní en Baku denunció el arresto y alertó que dañaría aun más las relaciones bilaterales. Pero Azerbaiyán, que limita con Irán en el sur, con Rusia en el norte y con la hostil Armenia en el oeste, ha aprendido a jugar sus cartas cuidadosamente.

A la vez de criticar a Teherán por su supuesta "actividad antiazerí", el presidente del Parlamento, Ogtay Asadov, aseguró el 14 de este mes que Azerbaiyán nunca permitiría que su territorio fuera usado contra Irán. Fue una promesa ya escuchada, incluso por boca del presidente Aliyev.

"No hay razones para que esta posición cambie", aseguró el politólogo Shahinoglu.

* Este artículo fue publicado originalmente por EurasiaNet.org

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