CINE-IRÁN: El Oscar de la esperanza

En el marco de las delicadas relaciones entre Estados Unidos e Irán por el programa nuclear de este último, quizá nada como el Oscar obtenido por el filme iraní «Una separación» pudo haber dibujado una sonrisa en el rostro de millones de iraníes, más habituados estos días a las malas noticias.

Escrito y dirigido por Ashghar Farhadi, la película entró el domingo 26 en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos con el premio a Mejor Película Extranjera, en una ceremonia realizada en la ciudad de Los Angeles.

El aclamado y poderoso drama obtuvo el primer premio Oscar en la historia del cine iraní por una compleja historia que capta la esencia de la vida cotidiana y de las dificultades de ser honesto en un contexto en que es costoso serlo.

En 1997, el filme "Children of Heaven"("Niños del cielo" o "Niños del paraíso"), de Mayid Mayidi, también fue nominada para un Oscar en la misma categoría, pero perdió con la italiana "La vida es bella".

"La posición de ‘A Separation’ (su título en inglés) superó al cine iraní independiente. Ahora representa la esperanza nacional", dijo a IPS por teléfono desde Teherán la destacada directora iraní Tahmineh Milani.
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"Muchas personas necesitan que este filme sea realmente exitoso, como una esperanza pública porque la sociedad iraní está tan deprimida, y en especial los jóvenes, que el premio creó esperanza y solidaridad entre la gente", añadió.

La película, distribuida también en el mercado mundial en español bajo el título de "Nader y Simin, una seperación", describe a una luchadora pareja de clase media cuyos valores morales son puestos a prueba cuando un incidente revela capas ocultas de la personalidad y la dignidad de los personajes.

Cuando el filme ganó en enero un Globo de Oro a Mejor Película en Lengua Extranjera, Farhadi realizó un breve discurso en el que dijo que los iraníes eran un "pueblo pacífico".

Pero recibió varias críticas por no aprovechar la oportunidad de enviar un fuerte mensaje desde esa posición única que concentraba la atención de millones de personas.

Pero el cineasta, conocido por no involucrarse en cuestiones políticas, tuvo un discurso más comprometido en la 84 edición de los Oscar, que no solo agradó a millones de telespectadores iraníes, sino también a las autoridades, vapuleadas en los últimos meses por la comunidad internacional con duras sanciones y amenazas de ataque militar contra sus centrales nucleares.

"En este momento, muchos iraníes del mundo nos están viendo, y me imagino que están felices", dijo Farhadi.

"Están felices no solo por un premio importante, un filme o un director, sino porque cuando los políticos intercambian términos bélicos y hablan de intimidación y de agresión, el nombre de su país, Irán, aparece relacionado con su gloriosa cultura, una cultura rica y antigua, que ha sido escondida bajo el polvo de la política", remarcó.

Farhadi, quien regresaba a su país poco después de su viaje a Estados Unidos, caminó por la cornisa con un discurso neutral, sin identificar a Irán ni a Occidente como el origen de las actuales tensiones, y concentró su discurso en el pueblo iraní.

"Ofrezco con orgullo este premio a la gente de mi país, a la que respeta todas las culturas y las civilizaciones y desprecia la hostilidad y el resentimiento", añadió

Merila Zarei, una actriz de gran trayectoria que actúa en "Una separación", dijo a IPS: "El hecho de que el filme haya sido realizado por un grupo de cineastas profesionales y haya competido con producciones de otras partes del mundo es un honor para la industria iraní y ayuda a que la cultura y la cinematografía de nuestro país sean reconocidas".

"Quizá este Oscar sea un punto de partida para que otros sigan con seriedad el cine iraní", indicó.

Trabajar con Farhadi fue una experiencia extraordinaria para Zarei. "Fue como aprender en un salón de clases", comentó. "Nos enseñó tantos matices con habilidad que incidió en el flujo de nuestro trabajo. Creo que es el resultado de su conocimiento, conciencia y capacidad", añadió.

El premio obtenido por "Una separación", cuya producción costó solamente 800.000 dólares, llega en un momento en que la industria cinematográfica iraní está bajo presión de las autoridades, en especial tras las elecciones presidenciales de 2009.

El gobierno iraní cerró en enero la independiente "Casa del Cine", la alianza iraní del gremio del cine que tiene más de 6.000 miembros.

En septiembre de 2011 fueron detenidos cinco documentalistas y acusados de trabajar o cooperar con el servicio persa de la BBC (cadena pública de radio y televisión británica). Nunca fueron procesados por la justicia y fueron liberados unas semanas después.

Uno de los más destacados cineastas de Irán, Jafar Panahi, fue condenado a seis años de prisión y no puede filmar, ni dar entrevistas ni viajar durante 20 años por hacer una película sobre los disturbios que siguieron a los comicios de 2009 y la consiguiente represión.

Su compañero Mohammad Rasoulof fue condenado a un año de prisión.

"El ambiente fue muy limitado el año pasado y la inapropiada implementación de políticas alcanzó una etapa negativa en el cine patrocinado por el gobierno", dijo a IPS la cineasta Tahmineh Milani, al ser consultada por la libertad con que trabajan los realizadores en Irán.

"Cuando planteamos temas y denunciamos fallas y deficiencias, preparamos el terreno para el crecimiento cultural y social", dijo la cineasta a IPS en entrevista telefónica desde Teherán.

"Los artistas no están obligados a dar remedios a la sociedad. Solo pueden denunciar el dolor. Quien debe hacerlo y tiene que encontrar una solución es la persona que oficia de macro gerente del país", añadió.

"Esas críticas son las que resuelven el problema", arguyó. "Pero las autoridades dicen: ‘no tenemos problemas que deban ser expuestos. Quien los plantee es mi enemigo’".

"Pero no es para nada así. No me considero una persona a la que le gusta la política, pero no puedo negar mi reacción frente a las fallas o los profundos problemas sociales, no puedo permanecer callada", añadió.

El Oscar culmina un año de grandes premios para "Una separación", que comenzó cuando se convirtió en la gran triunfadora del Festival de Berlín de 2011, al ganar el Oso de Oro como mejor película y recibir también el galardón de mejor actor y mejor actriz.

Tras una andadura triunfal por festivales de diversos continentes, desde enero recibió el César de la academia francesa a mejor película extranjera, el del Círculo de Críticos de Nueva York y el de la Asociación Nacional de Críticos de Estados Unidos por la misma categoría, entre otras distinciones.

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