FRANCIA: Musulmanes temen estigmatización tras asesinatos

«El matador se fue y ahora nosotros sufriremos las consecuencias», dijo a IPS un comerciante musulmán al comentar la muerte del sospechoso de asesinar a siete personas en Francia en tres episodios separados.

Marine Le Pen, presidenta del ultraderechista Frente Nacional. Crédito: A. D. McKenzie/IPS
Marine Le Pen, presidenta del ultraderechista Frente Nacional. Crédito: A. D. McKenzie/IPS
Mohammad Merah, de 23 años, fue muerto por la policía en la sureña ciudad de Toulouse el jueves 22 de mañana tras saltar desde la ventana del apartamento escapando de los disparos de la fuerza de elite que lo mantuvo más de un día cercado, según la versión oficial.

Su presunto acto de violencia colocó nuevamente a los musulmanes franceses bajo la lupa y aumentó el riesgo de estigmatización.

La presidenta del partido de extrema derecha Frente Nacional, Marine Le Pen, fue una de las primeras en criticar vivamente al "fundamentalismo islámico" y de insistir en que ha tenido razón de advertir el peligro.

"Hace 10 años que vengo alertando que el riesgo del fundamentalismo islámico está subestimado en Francia", declaró en conferencia con la prensa extranjera el jueves 22 en París.
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Le Pen sigue con su campaña para las elecciones presidenciales francesas, cuya primera vuelta se realizará el 22 de abril y la segunda el 5 de mayo.

"Merah tenía un perfil prototípico. Estuvo varias veces detenido, tenía varias acusaciones en su contra, se comportaba como un practicante radical y viajó a entrenarse a Afganistán", añadió.

Las autoridades acusaban a Merah, que era ciudadano francés de origen argelino, de ser el autor del asesinato de un rabino de 30 años y de sus dos hijos pequeños, y de una niña de ocho años, el lunes 19 en la escuela de Ozar Hatorah, en la sureña ciudad francesa de Toulouse.

También se lo consideraba responsable de haber dejado gravemente herido a un joven de 17 años que debió ser hospitalizado.

A principios de este mes, el sospechoso habría matado a tres soldados franceses en dos episodios separados, y herido a un cuarto. Los tres militares tenían ascendencia de África del norte, y el herido del Caribe, según versiones de prensa.

Las ceremonias fúnebres de los soldados se realizaron el miércoles 21 en Francia y las de las víctimas judías el mismo día en Israel. La primera contó con la participación del presidente francés Nicolas Sarkozy y la segunda, con la del canciller Alain Juppé, mientras la policía tenía sitiado el apartamento de Merah, en un operativo que demoró 32 horas.

Merah reconoció pertenecer a la red extremista Al Qaeda y habría dicho a la policía que quiso "vengar" la muerte de niñas y niños palestinos a manos de Israel.

Tras los disparos en la escuela, Sarkozy interrumpió de forma temporal la campaña por su reelección, que reanudó el jueves 22 con los mismos argumentos que Le Pen. Dijo que Francia tomaría duras medidas contra el "adoctrinamiento islámico".

Le Pen sostuvo que "hay declararle la guerra al fundamentalismo religioso".

También señaló que "no teme para nada" que sus palabras puedan estigmatizar a la comunidad musulmana. "Lanzamos un llamado para que luchen con nosotros", señaló, y añadió que los propios musulmanes suelen ser las "primeras víctimas" del radicalismo.

"Son víctimas de quienes amenazan a las mujeres y a las jóvenes porque no usan velo", prosiguió.

Al principio, la prensa francesa especuló que los asesinatos podían haber sido obra de grupos neonazis. Según Le Pen, fue una artimaña para manchar al Frente Nacional.

"No me sentí aliviada de que no fuera responsabilidad de grupos neonazis porque no tengo nada que ver con esa ideología ni de cerca ni de lejos", observó.

Le Pen critica que se tilde a su partido de extrema derecha y se describe como una "candidata patriótica". Pero los hábitos alimentarios de los musulmanes fueron tema de su campaña electoral, pues denunció que millones de franceses estuvieron consumiendo carne "halal" sin saberlo.

El ritual de matar animales para la producción de carne kosher y halal se volvió otro asunto divisivo en Francia, tras una ley que prohibió el uso de la burqa y de cualquier atuendo que cubra el rostro de las mujeres.

Algunos analistas señalaron que el debate sobre la carne halal fue una forma de conseguir votos apuntando a los cinco millones de musulmanes de Francia. Líderes de varias organizaciones religiosas se unieron para denunciar esa política evidente.

La Conferencia de los Responsables de Cultos de Francia (CRCF) divulgó la semana pasada una declaración en la que protesta contra la "instrumentación" de la religión en el debate democrático.

La CRCF incluye a representantes cristianos, musulmanes, judíos y budistas.

La organización señaló que no revisará la "polémica sobre los problemas y la estigmatización" en relación a las prácticas religiosas alimentarias, pero que quería que la campaña se concentrara en los distintos desafíos que el país tiene por delante como educación, empleo, pobreza y unidad nacional.

Tras el tiroteo del lunes, el Consejo de Iglesias Cristianas de Francia señaló que "comparte el dolor de la comunidad judía" y que esperaba que los incidentes de "extrema violencia no destruyan la armonía" entre las distintas comunidades que residen en este país.

"Que la concordancia permanezca firmemente arraigada en los valores de respeto y fraternidad, que son los fundamentos de la sociedad francesa", reza una declaración suscrita por los líderes respectivos de la Federación Protestante de Francia, la Conferencia de Obispos Católicos y la Asamblea de Obispos Ortodoxos de Francia.

Nadjia Buzeghrane, jefa de la oficina en París del diario argelino El Watan, dijo a IPS que Francia "tiene un problema" con el Islam por su pasado colonialista.

"La mayoría de los musulmanes son pacíficos y practican su religión en paz", remarcó. "La violencia no refleja lo que piensan. Además de la búsqueda del alma, Francia debería observar sus políticas de integración", añadió.

Un tendero de origen marroquí y residente parisino que no quiso dar su nombre, dijo a IPS que muchos musulmanes se sentían incómodos en Francia, y que los asesinatos no harían más que exacerbar esos sentimientos.

Sarkozy se reunió con organizaciones judías y musulmanas que llamaron a la unidad. Dalil Bubakeur, rector de la Gran Mezquita de París, condenó la matanza y señaló que los musulmanes estaban "estupefactos y repugnados" y también "entristecidos y preocupados" por las acciones de "criminales".

"No debería amalgamarse los asesinatos con el Islam", añadió.

El Gran Rabino de Francia, Gilles Berheim, declaró que el "monstruo" que cometió los delitos quería que las comunidades judías y musulmanas se declararan la guerra, y urgió a los políticos a no tratar de capitalizar los incidentes en beneficio propio.

Por su parte, Le Pen declaró que era responsabilidad de los franceses musulmanes rechazar el fundamentalismo islámico y mostrar que defienden los valores de este país.

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