COLUMNA: Cómo dar el primer paso para cambiar el mundo

Pasé la mañana del lunes 23 en el Colegio Secundario Lincoln Park de Chicago, escuchando a estudiantes hablando sobre lo que la palabra «héroe» significaba para ellos. No era un día cualquiera para estos jóvenes: en pocos minutos se reunirían con Muhammad Yunus, padre del microcrédito.

Y ellos tampoco eran estudiantes comunes. En los últimos meses habían estado analizando la experiencia de diversos defensores de los derechos humanos, como el propio profesor Yunus, ganador del premio Nobel de la Paz en 2006, a través del plan de estudios "Dile la verdad al poder", del Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos.

Los jóvenes aprendían de esa forma a identificarse ellos mismos como activistas.

Los alumnos le preguntaron al profesor Yunus: "¿Cómo logró esto? ¿Cómo convirtió el Banco Grameen en una compañía de 25.000 personas con millones de prestatarios y en un modelo de negocio que revolucionó el movimiento contra la pobreza mundial?"

Y el profesor Yunus compartió con ellos una verdad esencial sobre activismo: les dijo que no comenzó con grandes gestos o creando alianzas. Su movimiento no fue liderado por un gobierno ni defendido por una fuerza militar.
[related_articles]
El Banco Grameen, conocido hoy en el mundo como el "banco de los pobres", empezó a funcionar en la aldea de Jobra, Bangladesh, con un préstamo de 27 dólares que salieron del propio bolsillo de Yunus para ayudar a 42 mujeres que vendían cestas en un mercado.

Esa conversación en el colegio Lincoln Park resumió el mensaje que todos los que estábamos en Chicago queríamos promover: debemos hacerle comprender a nuestros jóvenes que ya cuentan con las herramientas y con la oportunidad para hacer una diferencia en el mundo de hoy, si solo están dispuestos a dar el primer paso.

Luego, en la tarde, tuve el honor de compartir mis pensamientos en la XII Cumbre Mundial Anual de Premios Nobel, que concluye este miércoles 25 en la Universidad de Illinois, en Chicago. Hablé sobre la esencia del coraje moral, que es la disposición a afrontar la adversidad, combinada con la compasión de hacer eso en nombre de otros.

Es la forma de coraje menos común en el mundo adulto, pero que los jóvenes pueden ver cada día cuando sus pares en otras partes del mundo son reprimidos.

Lo que me impactó una y otra vez en nuestro primer día de sesiones fue que no estaba sola en mi convicción de que esta cumbre es, en su esencia, un mensaje para los jóvenes.

En la inauguración, el expresidente estadounidense Jimmy Carter (1977-1981) dijo que quería dirigir sus palabras a los jóvenes presentes, y les recordó que todas las religiones del mundo están unidas en su lucha contra el sufrimiento.

En nuestra sesión inaugural, el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, habló con orgullo sobre la participación de las escuelas públicas de la ciudad en las actividades de esta semana, así como del programa "Dile la verdad al poder".

Antes de nuestro primer panel, Jody Williams, ganadora del premio Nobel de la Paz en 1997, llamó a los estudiantes a prestar atención a casos como el de Yunus y a dejarse inspirar por su ejemplo.

Por su parte, el exlíder soviético Mijaíl Gorbachov (1985-1991), también premio Nobel de la Paz, nos recordó que nuestro mundo está clamando por soluciones, y que los dirigentes de hoy algún día tendrán que entregar las riendas a la próxima generación de revolucionarios.

Pero nuestra audiencia esta semana no se limitó al grupo de afortunados estudiantes que nos acompañaron en la Universidad Illinois.

De las charlas participan 15 colegios de la zona. También tenemos a miles de jóvenes que nos sintonizan en vivo a través del servicio de la compañía Scholastic.

Y el programa "Dile la verdad al poder" propaga historias de estos defensores de los derechos humanos en diversas ciudades, desde Nueva York a Florencia, desde Hong Kong a Phnom Phen.

El año próximo trabajaremos para expandir el programa a colegios de Suecia, Sudáfrica, Canadá y Rumania.

Y a través de él transmitimos un simple mensaje a nuestros jóvenes: una sola persona puede hacer la diferencia, y cada uno de nosotros tiene la obligación de internarlo.

Yunus estaba en lo cierto esa mañana en el Colegio Secundario Lincoln Park: nadie puede cambiar el mundo hasta que supere el temor a dar ese primer paso, un pequeño paso para dejar atrás un presente desigual y avanzar hacia un futuro más brillante. Y todo comienza con los jóvenes.

* Kerry Kennedy es presidenta del Robert F. Kennedy Centro Robert F. Kennedy para la Justicia y los Derechos Humanos. Este es un informe desde la XII Cumbre Mundial Anual de Premios Nobel, que se realiza entre el 23 al 25 de este mes en Chicago.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe