El mar inunda arrozales del delta del río Mekong

Con la amenaza del mar que se eleva y las aguas saladas que ingresan al fértil delta del río Mekong, el futuro de Vietnam como gran exportador de arroz depende en buena medida de una investigación que se lleva a cabo en Filipinas.

Científicos del Instituto Internacional de Investigación del Arroz (IRRI, por sus siglas en inglés) trabajan con colegas vietnamitas en la localidad de Los Baños, 63 kilómetros al sudeste de Manila, desarrollando una nueva variedad de arroz que resista hasta dos semanas sumergido en agua salobre.

Una variedad llamada "arroz submarinista", por el gen SUB 1 que le permite estar completamente bajo agua tanto tiempo, ya ofrece la mitad de la solución.

"El IRRI realiza experimentos para hallar una variedad que dé respuesta a los dos problemas. Aun un arroz tolerante a la inundación puede morir a causa de la salinidad", explicó Bjoern Ole Sander, científico de ese instituto no gubernamental.

La búsqueda de este nuevo grano comenzó en el oriental estado indio de Orissa, hogar de un arroz que retoma el crecimiento luego de estar sumergido hasta 14 días, lo que lo diferencia de otras variedades que mueren si están bajo agua más de una semana.
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"Esto se ha logrado sin manipulación genética, con el fitomejoramiento de la variedad SUB 1, que puede estar sumergida 17 días", dijo Sander a Tierramérica.

El arroz, domesticado hace unos 12.000 años, es el principal alimento de buena parte de la humanidad, especialmente en Asia, y es el tercer grano de mayor producción mundial, después del maíz y del trigo.

En su larga historia, se ha adaptado a diversas condiciones climáticas y prácticas agrícolas. En Asia es muy común su siembra semiacuática en parcelas inundadas (conocidas en inglés como "paddy fields") tanto en zonas llanas como en terrazas montañosas. Hoy es el único cereal que puede soportar la sumersión.

Pero una cosa es ese sustrato acuoso controlado, de entre cinco y 15 centímetros de altura, y otra las inundaciones causadas por la elevación del nivel del mar.

Hallar una variedad resistente a la salinidad que pueda combinarse con la SUB 1 es más complejo.

"Insumirá por lo menos cuatro años", dijo Sander. "Esa sería la respuesta a los problemas que enfrenta el delta del Mekong".

El Mekong nace en la llanura del Tíbet y recorre 4.880 kilómetros, serpenteando a través de China, Birmania, Tailandia, Laos, Camboya y Vietnam, en cuyo territorio desemboca en el Mar de la China Meridional.

Esa desembocadura, un extenso delta de 39.000 kilómetros cuadrados en el extremo sudoccidental de Vietnam, es conocida como la "escudilla de arroz" de ese país.

El agua marina, que 30 años atrás ingresaba hasta 10 kilómetros en el delta, penetra ahora hasta 40 kilómetros.

"El futuro del delta está en juego. Por eso trabajamos con el IRRI para desarrollar esta variedad de arroz", dijo Nguyen Van Bo, presidente de la Academia de Ciencias Agrícolas de Vietnam, una entidad respaldada por el gobierno que tiene su sede en Hanoi.

"Siete por ciento de los arrozales del delta ya están bajo el efecto de la elevación del mar", agregó. Los agricultores ya empezaron a cambiar de ocupación: muchos se pasan del cultivo de arroz a la cría de camarones, dijo a Tierramérica.

"Hay un cambio muy notorio en relación a épocas anteriores, cuando el cultivo de arroz y la cría de camarones eran estacionales", añadió.

El futuro de Vietnam no es bueno, particularmente en el delta, advirtieron expertos asiáticos en agricultura y cambio climático reunidos el 11 y el 12 de este mes en Bangkok.

Es que hay que sumar los males que están causando los erráticos patrones meteorológicos que han perjudicado a otros importantes productores arroceros de la región, como Tailandia.

Con un rendimiento de tres cosechas anuales, el delta aporta casi la mitad de las 42 millones de toneladas de arroz en cáscara que produce Vietnam, que es el segundo mayor exportador mundial luego de Tailandia.

En 2011, Vietnam exportó el récord de siete millones de toneladas de arroz, principalmente a Filipinas y a otros mercados asiáticos.

Vietnam tiene 87 millones de habitantes. La red de ríos y arroyos que forma el Mekong en su delta es crucial para la producción arrocera de la que dependen más de 17 millones de personas que tienen su hogar en esa zona húmeda y llana.

Cuatro represas construidas por China curso arriba del Mekong fueron las primeras en afectar a los productores arroceros del delta.

A medida que se redujo el flujo del caudaloso río, el agua salada se abrió paso tierra adentro, y los sedimentos que distribuía el Mekong por el delta durante las inundaciones monzónicas anuales también decayeron, afectando la fertilidad natural de la zona.

Lo cierto es que las represas proporcionaron pistas sobre el posible impacto del cambio climático. Casi la tercera parte del delta podría quedar sumergido en agua salada si el nivel del mar crece un metro, advirtió en 2009 un informe del Instituto Nacional de Hidrometeorología y Ciencia Ambiental.

Estudios del Banco Mundial sobre 87 países pobres señalan que las comunidades del delta del Mekong están entre las más amenazadas por el aumento del nivel del mar.

Advertencias científicas indican que 21 por ciento de los cultivos de Asia se verán afectados por el calentamiento global para 2050.

Pero este dato no ha logrado todavía que los gobernantes de más de 190 países incluyan la agricultura en las negociaciones de la próxima Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

"La agricultura y la producción alimentaria son mencionadas en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, pero no se han traducido en un programa específico de trabajo", dijo Bruce Campbell, del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR, por sus siglas en inglés).

"No hay una voz común sobre la agricultura en las negociaciones de la Convención Marco", dijo Campbell, director del CGIAR, patrocinado por varias agencias de las Naciones Unidas y el Banco Mundial.

"El cambio climático se hace sentir en los sistemas agrícolas y pone en peligro los cultivos", dijo Campbell a Tierramérica.

"Los sistemas agrícolas deben transformarse para que la agricultura sea resistente al clima", añadió.

* Este artículo fue publicado originalmente el 21 de abril por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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