SUDÁN DEL SUR: Letrinas son cruciales para la educación

La construcción de letrinas en la Escuela Primaria B, en la central localidad sursudanesa de Bor, permitió que más estudiantes concurrieran a clases, especialmente las niñas. Crédito: Andrew Green/IPS
La construcción de letrinas en la Escuela Primaria B, en la central localidad sursudanesa de Bor, permitió que más estudiantes concurrieran a clases, especialmente las niñas. Crédito: Andrew Green/IPS

Antes de que la Escuela Primaria B, en la central localidad sursudanesa de Bor, construyera hace dos años letrinas en su predio, los estudiantes se iban a sus casas en el primer recreo. La mayoría no volvía hasta la mañana siguiente.

Los maestros terminaban las clases temprano, porque tampoco tenían acceso a un retrete. Iban al pueblo cercano, pedían permiso para usar el baño de uno de los hoteles y luego volvían para juntar a los estudiantes que quedaban.

Según Madin Chier, subdirector de la escuela ubicada en la capital del estado de Jonglei, se vio afectada la calidad de la educación que impartía ese centro de estudios. Pero ahora que se instalaron 16 letrinas, "no hay más problemas", dijo.

Crear un sistema educativo que funcione en Sudán del Sur requiere más que solo letrinas. Menos de la mitad de los niños y niñas que deberían asistir a la escuela van realmente. Este país no tiene suficientes aulas ni maestros ni materiales básicos para educar a toda su población infantil.

Alumnos más pequeños compiten por los lugares disponibles en las clases de primaria con adolescentes, a los que se les negaron las oportunidades educativas durante la guerra que azotó al país durante décadas.
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La mayoría de esas clases se realizan al aire libre o bajo árboles. Eso significa que cuando llega la temporada lluviosa se produce una interrupción de seis meses, hasta que pasan las tormentas.

Pero para los estudiantes que se las arreglaron para inscribirse en una escuela, el acceso a las letrinas es crucial para que sigan asistiendo a clases. Esto vale especialmente para las niñas, según Emily Lugano, consejera técnica en materia educativa para el capítulo sursudanés de Save the Children.

Esa organización ha construido o rehabilitado instalaciones sanitarias en 71 escuelas de siete de los estados del país. Incluyen piletas para el lavado de manos. Esto es parte de la iniciativa de la entidad para mejorar los entornos de aprendizaje, dijo Lugano, pero también es una precaución para las niñas.

En Sudán del Sur, las adolescentes de 15 años tienen más probabilidades de quedar embarazadas que de estar en la escuela. Cuando asisten a clases, a menudo son víctimas de acoso e intimidación, señaló Lugano.

Esto se ve exacerbado en algunas de las escuelas donde trabaja Save the Children. En muchos países se espera que las niñas compartan letrinas con los varones o hagan sus necesidades en un campo ubicado cerca del centro educativo.

"Ellas son abusadas y acosadas cuando están compartiendo las letrinas con los varones, Y se sienten muy inseguras de ir a aliviarse a los arbustos… Es un asunto de seguridad muy, muy crucial para las niñas que van a la escuela", explicó Lugano. Cuando no había letrinas, las niñas se negaban a ir a la escuela cuando estaban menstruando. Allí no habrían tenido ninguna oportunidad para la privacidad.

Chier dijo que algunas de las niñas de su escuela no concurrían durante una semana o más cada mes, lo que las rezagaba respecto del resto de la clase.

"En la mayoría de los países en desarrollo", la falta de acceso a letrinas privadas "contribuye mucho con el mal desempeño escolar de las niñas", porque estas se pierden parte del programa de estudios, señaló Lugano.

Como se trata de una escuela, también hay un componente educativo que va unido a las letrinas y los lugares para lavarse las manos, y que va más allá de las fronteras del género. Chier dijo que su centro de estudios usa esas instalaciones para enseñar al estudiantado sobre higiene básica, lo que ha ayudado a reducir las enfermedades.

La iniciativa es popular en Bor B, donde los estudiantes formaron un Club de Sanidad e Higiene. Detrás de esta campaña también está la idea de convertir a los alumnos en instructores, para que lleven su mensaje de higiene básica a sus comunidades.

Pero estos esfuerzos solo funcionan en áreas donde hay un sistema educativo estructurado. El gobierno de Sudán del Sur asignó menos de seis por ciento del presupuesto 2011 a la educación.

Además, la mayor parte de ese guarismo se destina al pago de salarios de los maestros, dijo Lugano. En términos generales, el financiamiento del gobierno a la educación parece decaer, dado que el cierre del oleoducto del país implicó la pérdida de 98 por ciento de sus ganancias.

Queda en manos de organizaciones no gubernamentales como Save the Children continuar financiando el desarrollo de infraestructura y conseguir materiales básicos, como libros de texto, para los estudiantes.

Aunque los programas para mejorar saneamiento e higiene dentro de las escuelas pueden tener un impacto de largo impacto en la salud y la seguridad fuera de las mismas, esos esfuerzos solo son efectivos si hay escuelas donde implementarlos, dijo Lugano.

*Andrew Green informa desde Sudán del Sur en el marco de una beca del International Reporting Project, un programa de periodismo independiente con sede en Washington, D.C.

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