EGIPTO: Plaza Tahrir, segunda parte

El veredicto del «juicio del siglo» en Egipto, que condenó a prisión perpetua al derrocado presidente Hosni Mubarak y absolvió a la mayoría de los otros acusados, desató nuevas manifestaciones en la emblemática plaza Tahrir, en el centro de El Cairo.

El fallo llegó en un momento particularmente complejo en este país, que se prepara para la segunda ronda de sus primeras elecciones presidenciales desde la caída de Mubarak, en febrero de 2011.

"El controvertido veredicto contra Mubarak agravó una ya tensa situación política", dijo a IPS el jefe del nacionalista Partido Karama ("dignidad"), Mohamed Sami. "El futuro político a corto plazo probablemente esté determinado por el alcance y la intensidad de esta nueva ola de manifestaciones".

Un tribunal penal de El Cairo emitió su fallo el sábado 2 sobre el largo juicio a Mubarak, a su ministro del Interior, Habib al-Adli, y a seis asistentes de este último, acusados de asesinar a unos 850 manifestantes desarmados durante el levantamiento del año pasado en la plaza Tahrir.

El veredicto fue una sorpresa: cárcel perpetua para Mubarak y Al-Adli, mientras que el resto de los acusados fueron absueltos.
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En un segundo fallo anunciado ese mismo día, Mubarak y sus dos hijos, Alaa y Gamal, junto al magnate fugitivo Hussein Salam (quien desempeñó un influyente papel en un acuerdo de exportación de gas a Israel, a la postre cancelado) fueron también absueltos de múltiples cargos de corrupción.

Las fuerzas políticas que apoyaron la revolución de 2011 criticaron los fallos, señalando que Mubarak y Al-Adli merecían la pena de muerte. Además, alertaron, la absolución de los otros seis acusados facilitará las cosas para que el expresidente y su ministro del Interior apelen sus sentencias.

"Se esperaba que la cadena perpetua contra Mubarak y Al-Adli aplacaran el hambre de justicia de la población", dijo Ahmed Maher, coordinador general del movimiento juvenil 6 de Abril, que jugó un importante papel en la revolución del año pasado.

"Los dos seguramente apelarán los veredictos", dijo Maher a IPS. "Podrían incluso ser exonerados de las acusaciones de haber asesinado a los manifestantes, ya que los asistentes de Al-Adli, quien presumiblemente dio las órdenes, fueron absueltos".

"La absolución también envía una señal a la policía de que puede seguir asesinando a manifestantes políticos con impunidad", agregó.

Pocas horas después de anunciado el veredicto, miles de personas se congregaron en la plaza Tahrir para rechazarlo y exigir justicia por los asesinatos en el levantamiento del año pasado.

El lunes 4, decenas de miles más llegaron a la plaza para exigir un nuevo proceso electoral y el despido del fiscal general.

La última ola de manifestaciones se produce en un momento de incertidumbre política en Egipto, que se apresta a elegir su nuevo mandatario.

En la primera vuelta de los comicios, el candidato de la Hermandad Musulmana, Mohammad Morsi, se quedó con el primer lugar, con 25 por ciento de los sufragios, seguido por el último primer ministro de Mubarak, Ahmed Shafiq, con 24 por ciento. Los dos se enfrentarán nuevamente en las urnas el 16 y el 17 de este mes.

"Las actuales protestas en la plaza Tahrir no son solamente resultado del veredicto contra Mubarak, sino también del proceso electoral en general, que puso a los votantes (en la disyuntiva de elegir) entre la Hermandad Musulmana y lo que ven como el renacimiento del régimen de Mubarak", dijo Sami.

El martes 5, más de 100.000 manifestantes de todos los sectores políticos, incluyendo la Hermandad, salieron a la plaza Tahrir con dos demandas: un nuevo juicio a Mubarak y a los demás acusados, y la aplicación de la Ley de Descalificación Política.

Esa ley, que prohibiría a funcionarios de la era Mubarak ocupar altos cargos en el Estado, fue ratificada por el parlamento en abril y ahora espera la sanción de la Suprema Corte Constitucional.

Hossam Eissa, profesor de derecho en la Universidad An Shams, de El Cairo, y destacada personalidad de la izquierda egipcia, dijo a IPS que la aplicación de la ley "significaría volver a hacer las elecciones desde cero".

Muchos de los manifestantes en la plaza Tahrir también demandan la creación de un "consejo presidencial civil", que estaría conformado por Morsi y los candidatos Hamdeen Sabbahi (nacionalista de izquierda) y Abdel-Moneim Abul-Fotouh (islamista moderado), que terminaron en tercer y cuarto lugar respectivamente en la primera ronda electoral.

El consejo propuesto, que busca en primer lugar dejar de lado a Shafiq, tendría el mandato de gobernar el país hasta que se redacte una nueva Constitución y se realicen nuevas elecciones. Aunque la idea recibió el apoyo de liberales e izquierdistas, fue rechazada de inmediato por la Hermandad Musulmana.

Si las fuerzas políticas quieren derrotar a Shafiq, arguye la Hermandad, deben formar filas detrás de Morsi en la próxima ronda electoral.

Según Sami, las propuestas para un consejo presidencial no designado por el electorado "no son realistas", pues ese órgano carecería de legitimidad constitucional.

"Además, ni el parlamento ni el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (que gobierna transitoriamente el país) tienen la autoridad para crear ese cuerpo", añadió.

"Es más realista presionar por la aplicación de la Ley de Descalificación Política, que prohibiría a Shafiq competir por la Presidencia y obligaría a convocar nuevas elecciones", agregó.

Aunque los partidos de izquierda y los liberales tienen diferentes opiniones sobre la Hermandad, están unidos en su rechazo a Shafiq, a quien ven como símbolo de la era Mubarak.

"Las manifestaciones del martes enviaron un poderoso mensaje a los remanentes del régimen Mubarak de que el pueblo egipcio rechaza el regreso a la autocracia y a la corrupción del pasado", dijo a IPS el presidente del Comité de Asuntos Legislativos del parlamento, Mahmoud al-Khodeiry, presente en la plaza Tahrir.

Por su parte, Maher alertó que el polémico veredicto había demostrado que "los remanentes del régimen de Mubarak seguían profundamente arraigados en todos los niveles del Estado".

Por eso, señaló, las manifestaciones de 2011 en la plaza Tahrir fueron "solo la primera ronda de la revolución de Egipto".

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