El mango no compensa a los agricultores pakistaníes

Vendedores callejeros de mangos obtienen una pequeña ganancia en la ciudad pakistaní de Karachi. Crédito: Fahim Siddiqi/IPS
Vendedores callejeros de mangos obtienen una pequeña ganancia en la ciudad pakistaní de Karachi. Crédito: Fahim Siddiqi/IPS

Con el calor estival, el mango se convierte en la fruta que los políticos pakistaníes prefieren para obsequiar a dignatarios extranjeros. Pero en el ámbito del comercio mundial, las perspectivas del llamado «rey de las frutas» son limitadas.

El año pasado, Pakistán produjo 1,7 millones de toneladas de mangos, constituyéndose así en el tercer mayor productor. Pero apenas 130.000 toneladas llegaron a los mercados extranjeros.

Aunque algunos expertos creen que el país podría exportar entre 35 y 40 por ciento de su producción total, la horticultura nunca fue una prioridad en la agenda del gobierno, que ofrece poco apoyo a los agricultores.

Contra viento y marea

Entre los mayores temores de Farid Khan Khakwani están la tierra, el viento, el agua y el frío.
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Responsable de unas 80 hectáreas de tierra en Shujabadm, en la oriental región del Punjab, reconocida mundialmente por la calidad y variedad de sus mangos, su vida depende de la suave transición entre las estaciones.

Desde que sus árboles empiezan a florecer, en febrero, hasta agosto, cuando la cosecha se completa, debe esforzarse por afrontar drásticos cambios meteorológicos.

Aunque tiene todos los motivos para ser optimista en esta época del año, se apresura a agregar: "Hasta que las frutas son recogidas de los árboles, uno nunca está del todo seguro".

"El año pasado pensé que tenía un cultivo extraordinario, pero apenas una semana antes de la cosecha hubo fuertes vientos, y tanto los frutos maduros como los verdes cayeron de los árboles. De los dos millones de mangos (previstos), quedé con menos de 800.000 comercializables", dijo Khakwani a IPS.

Temperaturas que cambian drásticamente, modificaciones en los patrones de lluvias y vientos inexplicablemente fuertes están tomando a los agricultores por sorpresa y cobrándose víctimas entre los mangos.

Varios expertos sostienen que el rendimiento de los cultivos será entre 25 y 30 por ciento menor este año. Muchos culpan a las adversas condiciones climáticas.

"Hubo un invierno inusualmente extendido, y a fines de febrero de este año experimentamos congelación. Esa es la época en que los brotes empiezan a florecer", explicó Khakwani, quien hace 13 años heredó de su padre la granja familiar, que ya tiene cuatro décadas.

Pero, según los investigadores, no es justo culpar al mal tiempo del bajo rendimiento o de las pésimas exportaciones.

Apoyando a los agricultores

Admitiendo el potencial del sector, el gobierno de Estados Unidos se ha comprometido a fortalecer la cosecha y las exportaciones de mangos.

El objetivo es "crear vínculos de mercado, desarrollar una infraestructura en los establecimientos rurales, ayudar a los agricultores a obtener certificaciones internacionales, brindar capacitaciones sobre prácticas pre y postcosecha y trabajar en la adición de valor al mango", dijo Waqar Ahmed, asesor en horticultura y experto en el cultivo de mangos.

Ahmed ha trabajado con 29 fincas agrícolas desde 2009, en el marco del Proyecto Firms, de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).

En el curso del proyecto, 4.500 agricultores y exportadores recibieron capacitación y se crearon 14 establecimientos dedicados al cultivo de mango, con modernas instalaciones de procesamiento y almacenamiento.

El proyecto también ayudó a los cultivadores a vender su producción a nuevos mercados de exportación en Europa y Medio Oriente.

"Este año estamos ayudando a los agricultores a lograr la certificación de Buenas Prácticas Agrícolas Globales para las exportaciones, tal como requieren los mercados de la Unión Europea y Estados Unidos", dijo Haroon Shuaib, quien preside el equipo de comunicaciones de Firms.

El cultivador Ghulam Sarwar Abro, de la localidad de Kotri, en la sureña provincia de Sindh, ha aprendido muchas cosas nuevas en los cursos. En tres años recibió la certificación mundial y está determinado a exportar sus mangos a Europa.

"Nunca estuvimos a tono con los modernos métodos agrícolas. Yo no sabía que podía rociar micronutrientes en los árboles; para nutrirlos, en cambio, usaba fertilizantes en el suelo", relató.

Pero la poda fue la primera tarea que Abro realizó luego de reunirse con los expertos de Usaid.

"Estábamos orgullosos de la altura que alcanzarían nuestros árboles de mango, sin darnos cuenta de que eso solo nos daría menores rendimientos. Nunca nos dimos cuenta de que los viejos gigantes necesitan más nutrición y de todos modos quedan con hambre", dijo a IPS.

Los nuevos conocimientos le ayudaron a salvar sus mangos, mientras fuertes vientos hacían caer las frutas de sus árboles. "Como los míos ya eran de menor altura y delgados, el viento pudo pasar entre ellos fácilmente y mis frutas salieron ilesas", expresó.

Las fallas del gobierno

El no adherir a requisitos básicos para la salud de las plantas y las barreras comerciales dejan poco incentivo a los exportadores, según Ahmed.

El Consejo de Acreditación Nacional de Pakistán y el Departamento de Protección de Plantas, responsables de estas regulaciones, están escasos de recursos.

"Se pierde tanto tiempo, esfuerzo y dinero en realizar seminarios y festivales de mangos, que si la mitad se invirtiera en promover vínculos comerciales y un comercio colaborador a través de los agregados comerciales de Pakistán en el exterior, eso daría dividendos", insistió Ahmed.

Pero es el productor rural pobre quien tiene menos para ganar en el defectuoso sistema de mercadeo agrícola.

La política de evitar riesgos que los agricultores adoptaron debido a la imprevisibilidad meteorológica los obliga a vender baratos sus mangos, mientras los comerciantes los revenden en los mercados locales a casi el cuádruple de ese precio.

"Al tratarse de un producto perecedero, los intermediarios explotan a estos agricultores", dijo Ahmed.

Aunque el gobierno subsidia los fertilizantes y agroquímicos para los manufacturadores, no hay subsidios para los agricultores, pese a que el costo de la producción se multiplicó varias veces.

"Hay cuatro departamentos de investigación y desarrollo, dos en Sindh y dos en Punjab, las principales áreas de cultivo de mangos", señaló Ahmed a IPS.

Todas las universidades agrícolas en Pakistán tienen un departamento de horticultura que cuentan con laboratorios y bibliotecas de última generación, que continuamente realizan investigaciones sobre cultivos comerciales.

"Pero la transferencia de conocimientos al agricultor es insignificante", sostuvo Ahmed.

Las nuevas investigaciones quedan archivadas en los estantes de las bibliotecas de estas instituciones, y a los agricultores no les representan mayor diferencia.

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