ALIMENTACIÓN: Activistas alertan sobre nueva crisis mundial

Activistas de todo el mundo se harán presentes la semana próxima en la sudoriental ciudad estadounidense de Tampa para protestar contra el desamparo y el hambre que sufren millones de personas en el planeta.

Las protestas previstas entre el 20 y el 26 de este mes en esa ciudad del estado de Florida son organizadas para llamar la atención sobre la agresiva postura del opositor Partido Republicano, que exige reducciones impositivas para los ricos y a la vez recortes a la seguridad social para los más pobres y la clase trabajadora.

Los republicanos celebrarán su convención nacional en Tampa este viernes 17 de para designar formalmente a Mitt Romney como el candidato presidencial para las elecciones de noviembre.

"He visto a gente que no ha comido durante cinco días. Esto está ocurriendo en el país más rico del mundo", dijo a IPS el cofundador de la organización Food Not Bombs y organizador de las protestas de la semana próxima, Keith McHenry.

Más de 46 millones de estadounidenses (más de uno cada siete) dependen de un programa de alimentos financiado por el gobierno federal. Los beneficios son en promedio de unos 143 dólares mensuales, aun cuando los precios de los alimentos siguen aumentando.
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"Lo que ocurre con los pobres aquí y en el exterior es manipulación económica", dijo McHenry. "El acceso a la comida es un derecho, no un privilegio, pero nuestros líderes no lo reconocen. Es por eso que hay tantas personas en prisión, porque son pobres".

Estados Unidos es el país con mayor cantidad de reclusos: más de dos millones. El gobierno de Barack Obama intenta recortar dos por ciento los fondos para los planes de alimentación. Pero los republicanos quieren una reducción aun mayor para el programa, que en 2011 contó con 78 millones de dólares.

Pero, más allá de Estados Unidos, millones en todo el mundo padecen hambre crónica. Según la Organización de las Naciones Unidas, casi 1.000 millones de personas en el planeta sufren inseguridad alimentaria, la vasta mayoría de ellas en el ámbito rural.

La carestía de los alimentos, el creciente desempleo y otros varios factores contribuyen con este escenario, que se deteriora cada vez más, alertó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La semana pasada, la FAO indicó que los precios de los alimentos crecieron seis por ciento en julio respecto del mes pasado. Los granos y el azúcar fueron los productos que impulsaron este incremento.

"Esto no es ninguna clase de exhortación mensual. Es la misma alarma global que ha sonado desde 2008", dijo a IPS el activista Colin Roche, de Oxfam International, al comentar el informe de la FAO.

"Estas nuevas cifras demuestran que el sistema alimentario mundial no puede afrontar el deterioro de sus fundamentos", dijo, añadiendo que los gobiernos debían tomar medidas urgentes, particularmente los de las economías más avanzadas en el Grupo de los 20 (G-20).

Aunque la atención está centrada en la severa sequía que azota la zona productora de maíz de Estados Unidos, Roche cree que el problema tiene raíces más profundas. El cambio climático, por ejemplo, está impactando las cosechas en todo el mundo, señaló.

Muchos economistas y expertos independientes en desarrollo señalan que el hambre no se solucionará a menos que los políticos se tomen en serio el problema de la desigualdad económica.

"El hambre es causada por la pobreza y la desigualdad, no por la escasez" de alimentos, sostuvo el director ejecutivo del Instituto para Políticas de Alimentación y Desarrollo, Eric Holt-Gimenez, autor principal del libro "Food Rebellion: Crisis and the Hunger for Justice" (Rebelión alimentaria: La crisis y el hambre de justicia).

Holt-Gimenez señaló que las malas cosechas en Estados Unidos significan un desastre para los pobres de todo el mundo. "No porque los pobres coman nuestro maíz. Tampoco comen nuestro ganado alimentado con maíz, ni se alimentan con combustibles con mezcla de etanol".

Sin embargo, "sufren el tercer desastre alimentario mundial en cuatro años, porque el precio del maíz lleva al alza los de otros alimentos básicos, como el trigo, la soja y el arroz. Esto provocará un aumento de los precios en general", dijo.

"Si la crisis de precios de los alimentos en 2008 y 2011 sirven de guía", añadió, "los efectos globales de la sequía en Estados Unidos son razonablemente predecibles".

El salto en los precios de los alimentos básicos enviará una señal al mercado para la inversión especulativa, lo que aumentará aun más los precios de los granos, planteó.

"Los países con buenas cosechas, o reservas, las usarán para evitar comprar granos en el mercado global y adoptarán prohibiciones a la exportación", pronosticó.

Pero los países con regímenes frágiles, en su análisis, tendrán el desafío de mantener los precios de los alimentos debajo del "umbral de las protestas populares".

"Enviarán los alimentos principalmente a las ciudades, y los precios más altos se verán en el campo, donde los pobres rurales no podrán comprar comida", agregó.

En 2008, el alza de los precios de los alimentos desató una ola de violentas protestas en 40 países.

Roche, de Oxfam, definió el informe de la FAO como "un electrocardiograma de un paciente muy enfermo", y sugirió que Estados Unidos y la Unión Europea comiencen a desmantelar sus "locos" programas que destinan 40 por ciento del maíz a la producción de combustibles para autos y camiones.

"El G-20 tiene las herramientas para tratar las causas de los volátiles precios de los alimentos y la inseguridad alimentaria hoy y en el futuro", aseguró. El activista llamó a los países del Norte a "revertir décadas de inversión insuficiente en la pequeña agricultura".

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