Asia meridional con esperanzas en fórmula de Río+20

Comunidades ubicadas en zonas de difícil acceso de Asia meridional, que tienen en común un clima incierto y extremo, esperan que el interés puesto por la conferencia de Río+20 en la reducción del riesgo de desastres impacte positivamente en las políticas nacionales.

"En India, el mayor país de la región, existe la esperanza de que la declaración final de Río+20, titulada ‘El futuro que queremos’, se traduzca en una política nacional antes de que sea demasiado tarde", señaló a IPS el exintegrante de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres, Vinod Chandra Menon.

Ahora consultor de varios organismos internacionales, Menon dijo que la sequía severa que asola a Asia meridional debido a la débil temporada monzónica de este año, debe hacer que los dirigentes políticos "tomen el rumbo de Río+20" y reconozcan que las actividades humanas contribuyen al cambio climático.

El documento de Río+20, como se la conoce a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible realizada en junio en Río de Janeiro, favorece la integración de esas medidas con la planificación y las políticas de desarrollo sostenible, con el fortalecimiento de instituciones y con una mejora en materia de preparación, alertas, respuestas y recuperación.

"Desde hace décadas hay alertas sobre que la extracción imprudente del agua subterránea porque no solo disminuiría las reservas de forma drástica sino que también perjudicaría el sensible ciclo de precipitación, condensación y recarga, con serias consecuencias para la agricultura", explicó Menon.
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"No es disparatado decir que las dificultades del sector agrícola, marcadas por el suicidio de decenas de miles de agricultores, es consecuencia de la incapacidad de traducir el conocimiento relativo al cambio climático en políticas", indicó.

Según el analista en temas de emergencia G. Padmanabhan, oficial a cargo de la unidad de gestión de desastres del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Nueva Delhi, el valor de la declaración de Río+20 radica en el llamado a un "renovado sentido de urgencia" y a "recursos adecuados, oportunos y predecibles" para construir comunidades resistentes.

"Asia meridional está expuesta a una variedad de riesgos hidrometeorológicos y está entre las mayores prioridades de la lista de medidas para reducir riesgos, en especial en el marco del cambio climático", sostuvo.

El llamado para la reducción del riesgo de desastres tiene especial relevancia para Asia meridional, subrayó.

También destacó la importancia de integrar la reducción de riesgos de desastres con la adaptación al recalentamiento planetario.

"En vez de solo concentrarse en la mitigación y sus aspectos físicos, Río+20 invitó a los países a construir resiliencia con un enfoque más holístico", dijo Padmanabhan a IPS.

Ese enfoque cuenta, además, con respaldo científico.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), elaboró en 2011 el informe especial "Gestión de riesgos de eventos extremos y desastres para avanzar hacia la adaptación al cambio climático" (SREX).

El documento señala que eventos climáticos extremos, e incluso una serie de episodios no extremos, amenazan la vida y el sustento de las poblaciones dejando a las comunidades en situación vulnerable, expuestas a riesgos mayores.

"Un clima cambiante modifica la frecuencia, la intensidad, la distribución espacial y la duración de eventos climáticos, y puede derivar en episodios sin precedentes", según un informe elaborado este año por la Alianza Clima y Desarrollo en el que hace un resume del SREX desde una perspectiva asiática.

"Aun sin contar el cambio climático, el riesgo de desastres seguirá aumentando en muchos países, pues más recursos y personas vulnerables están expuestas a extremos climáticos. En términos absolutos, por ejemplo, Asia tiene más de 90 por ciento de la población mundial expuesta a ciclones tropicales", añade el documento.

El índice de riesgo climático (CRI, por sus siglas en inglés) 2012, compilado por la organización Germanwatch, considera a Bangladesh y a Birmania, junto con Honduras, como los países "más afectados" por un clima extremo entre 1991 y 2010.

En Bangladesh, 251 episodios en esos 20 años dejaron un promedio de 7.800 personas muertas al año (5,51 cada 100.000 habitantes) y la pérdida de 2.091 millones de dólares (en la paridad de poder adquisitivo, PPA) en igual periodo.

Más de 80 por ciento de las muertes ocurrieron en 1991, cuando 140.000 personas perecieron a causa de un ciclón.

En Birmania, 33 episodios causaron la muerte a 7.130 personas (14,06 cada 100.000 habitantes) al año, y la pérdida de 659 millones de dólares al año (en PPA).

Pakistán estuvo al tope de la lista en 2010 por las graves sequías de ese año.

Cambio climático y desarrollo humano

Según el SREX, los desastres importantes afectan el desarrollo humano. Por ejemplo, las zonas afectadas de Nepal registraron una disminución en la matrícula de primaria y más menores desnutridos.

El Centro Internacional para un Desarrollo Integrado de la Montaña (Icimod, por sus siglas en inglés), con sede en Katmandú, realizó una investigación en 2010 en 15 distritos de Bután, India y Nepal, en el marco de un programa del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA).

Según este estudio, las comunidades perciben una disminución de las precipitaciones anuales y el resultante aumento en la intensidad de periodos de sequía.

Las comunidades también notaron un aumento en la irregularidad e intensidad de las precipitaciones, dijo a IPS el coordinador del programa, Dhrupad Choudhury. También registraron inviernos más cálidos con nevadas reducidas.

El documento final de Río+20 "ofrece una base para la acción", dijo a IPS el director general de Icimod, David Molden.

"En las montañas solo vive 12 por ciento de la población mundial, pero 40 por ciento depende de ellas de forma indirecta para tener agua, energía hidroeléctrica, madera, biodiversidad, productos específicos, recursos minerales, recreación y control de inundaciones", apuntó.

El profesor Saleemul Huq, del Instituto Internacional para el Cambio Climático y el Desarrollo, con sede en Dhaka, explicó: "El resultado de Río+20 en materia de economía verde es una promesa para Bangladesh pues permite que el país cree su propio desarrollo verde".

Por su parte, el profesor J Srinivasan, presidente del Centro Divecha para el Cambio Climático, del Instituto de Ciencias de India, señaló que cuando las naciones ricas de Occidente quedan excusadas de su responsabilidad, todos los otros esfuerzos se vuelven débiles.

"El mayor cuello de botella es la renuencia de los gobernantes a darse cuenta de que el actual paradigma de crecimiento económico es insostenible y debe llevarse a una forma más sostenible", concluyó Huq.

* Con aportes de Max Martin.

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