CAMERÚN: Cultivando con aguas servidas

La camerunesa Juliana Numfor se dedica a la agricultura urbana en seis predios donde cultiva maíz, mandioca, boniatos y hortalizas. El suelo es húmedo y visiblemente pantanoso, y está cerca de un riachuelo. Pero, al acercarse, el agua se percibe oscura y hedionda.

Se trata de aguas servidas, procedentes de un barrio de residencias estudiantiles en Yaoundé, popularmente conocido como "Cradat", que está a menos de 400 metros de sus terrenos.

Pero es precisamente gracias a esas aguas residuales que Numfor cultiva en estas tierras públicas.

Prefiere sembrar en sitios donde circula ese líquido porque así puede irrigar sus cultivos, dijo a IPS. Esto se debe a que las lluvias son cada vez más irregulares e impredecibles.

"La clase de cultivos que crecen en este predio pueden prosperar en cualquier tierra fértil si se los riega bien. Pero en este periodo de agosto, que suele ser muy húmedo en Yaoundé, han caído muy pocas lluvias. Eso vuelve imposible que las verduras crezcan sin una adecuada irrigación", dijo Numfor.
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Y ella no es la única agricultora que hace esto. Quienes cultivan pequeños terrenos en los alrededores de Yaoundé lo hacen cada vez más sobre sitios donde corren aguas servidas procedentes de la ciudad.

Aunque no hay cifras oficiales sobre cuántas personas cultivan en estas áreas, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (Minader) admitió que esta práctica está muy difundida.

Es común ver a pequeños agricultores de Yaoundé y sus alrededores plantando en terrenos públicos, a lo largo de vías férreas, en áreas de conservación e incluso cerca de carreteras.

"Esta es una práctica de larga data, que solo se ha intensificado debido a muchas causas, una de las cuales es el cambio climático. Muchos han recurrido a la agricultura urbana con el agua residual", declaró a IPS la inspectora agrícola Collette Ekobo, del Minader.

Una mujer de 45 años dijo a IPS que conocía a otras 11 mujeres que cultivaban en tierras cercanas a las aguas servidas.

"Todo lo que sé es que la tierra es muy fértil. Pienso que cuando la gente vacía sus sumideros y otros desechos domésticos en esta agua, eso vuelve a la tierra muy fértil para cultivar. Y hay agua todo el año", señaló.

Se cree que las migraciones de las zonas rurales a las urbanas, agravadas por los efectos adversos del cambio climático sobre la agricultura en las primeras, es uno de los principales motivos de que haya tantos cultivadores en la ciudad.

En 2011, el Minader empezó a alertar a los agricultores sobre al variabilidad climática que afecta a la agricultura en todo el país. Yaoundé, que se ubica en la región central de Camerún, experimentó escasas lluvias.

"A lo largo de los años, el patrón de precipitaciones en Yaoundé ha sido muy variable y nada fácil de entender. Las lluvias se han vuelto muy irregulares, impredecibles y reducidas… Esto causa una sequedad prolongada y hace que se desequen las corrientes hídricas, lo que va acompañado de un clima excesivamente caluroso. Todo esto provoca un mal desempeño agrícola y una baja producción", señaló el ministerio.

Ekobo dijo que, a causa del cambio climático, a muchos agricultores les resulta difícil saber cuándo empezar a plantar.

"Marzo señala tradicionalmente el inicio de la temporada de siembra en la región central de Camerún, tras la llegada de las lluvias. Pero debido a los cambiantes patrones de las precipitaciones, ahora los agricultores se han readaptado a sus periodos de siembra, fenómeno que es bastante difícil de dominar a la perfección. Esto ha causado mucha confusión entre los agricultores", afirmó.

La agricultura en las ciudades está integrada al sistema económico y ecológico urbano del país, agregó.

"La tierra es rica gracias a recursos urbanos como los desechos orgánicos, que se usan como compost, y como las aguas residuales, que se usan para irrigación. También hay vínculos directos con los consumidores urbanos", dijo Ekobo.

Pero cultivar en sitios donde se acumulan aguas residuales urbanas no es es sano, según Foongang Mathias, experto agrícola del Ministerio de Ambiente, Protección de la Naturaleza y Desarrollo Sostenible.

"La irrigación con aguas servidas aporta los nutrientes necesarios para las plantas, especialmente nitrógeno y fósforo, que se requieren para un amplio crecimiento de los cultivos. Pero también plantea una amenaza a la salud y el ambiente, no solo para los agricultores urbanos, sino también para los consumidores de los alimentos cultivados en ese predio", sostuvo.

Mathias dijo a IPS que los desechos tóxicos derivados de viviendas, hospitales e industrias probablemente son depositados o transportados en esas aguas residuales.

"Estas aguas contienen organismos patógenos y vectores de enfermedades similares a los que hay en los excrementos humanos. Esos patógenos pueden sobrevivir en el suelo o en el cultivo y causan enfermedades en las personas", explicó.

Además, según la Organización Mundial de la Salud, casi todos esos patógenos pueden sobrevivir en el suelo durante un lapso suficientemente prolongado como para poner en riesgo la salud de los agricultores.

Pese a los riesgos que todo esto implica para su salud y la de sus clientes, Numfor dijo a IPS que estos son ampliamente superados por las ganancias económicas que obtiene cultivando en áreas irrigadas por aguas servidas urbanas.

Ella continuará vendiendo lo que produce a sus clientes, entre quienes hay dueños de restaurantes y otros comerciantes, sostuvo.

Numfor dijo ganar un promedio de ocho dólares diarios, pero que a veces obtiene más, cuando vende sus cultivos a mujeres que exportan verduras de Camerún a Estados Unidos y Europa.

En un mercado de Obili, un barrio capitalino, los feriantes exhiben grandes pilas de verduras cuyos precios oscilan entre 200 francos CFA (50 centavos de dólar) y 300 francos CFA (75 centavos) el atado. Y a los consumidores locales no les importa dónde fueron cultivadas.

"Paso totalmente por alto el hecho de que son cultivadas en aguas residuales porque, aunque contengan gérmenes, esos organismos no pueden sobrevivir en una cacerola a temperaturas muy altas", explicó a IPS una mujer que compró tres atados de "hoja amarga" (Vernonia amygdalina).

Otra dijo sentir que las verduras eran seguras si se las cocinaba en condiciones higiénicas, y además que "nunca nadie se quejó luego de consumirlas".

En tanto, Eboko señaló que el gobierno no planea regular la agricultura que se practica cerca de aguas residuales.

Esta "no es una actividad regulada en Camerún, aunque es parte importante del sistema alimentario urbano. Todavía no se considera un problema potencial, sino un modo de subsistencia para las mujeres", añadió.

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