Economía de Gaza vestida para morir

«Empezamos en 1993 con siete máquinas de coser. Para 2005 teníamos 250 máquinas e igual cantidad de sastres», relata el gazatí Rizik Al-Madhoun, de 41 años, en la fábrica de vestimenta que debió cerrar a causa del sitio israelí.

"En 2006, después de que fuera elegido Hamás (acrónimo árabe del Movimiento de Resistencia Islámica) y de que Israel sellara las fronteras, tuvimos que clausurar la mitad de la fábrica. Y cesamos toda la producción en 2007, cuando Israel intensificó el sitio", agrega.

Ubicada en Jabaliya, la fábrica de Madhoun forma parte de ese 97 por ciento de instalaciones industriales de la franja de Gaza que en 2008 habían dejado de producir, por el cierre de fronteras que impuso Israel con apoyo internacional.

El sitio limitó las importaciones y prácticamente interrumpió todas las exportaciones.

Para diciembre de 2007, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ya reportaba que apenas uno por ciento de las 960 fábricas de vestimenta de Gaza permanecían abiertas.
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Hoy, 80 por ciento de las fábricas de la franja siguen cerradas u operando a su mínima capacidad.

"Hasta 2005 nuestro trabajo iba bien. Confeccionábamos camisetas, ropa interior, vaqueros, vestidos, polleras, vestimenta escolar…, y todo lo que demandara el mercado. Como nuestras prendas eran de alta calidad, 80 por ciento se exportaban a Israel, y parte de estas a Europa", dice Madhoun.

Sus operarios se contaban entre los 40.000 sastres de Gaza.

"Antes de cerrar, yo empleaba a 250 sastres de alta calidad y a 100 más que trabajaban en sus casas. Además, unas 50 familias hacían las terminaciones y retoques finales en sus hogares", agrega.

Un recorrido por el amplio almacén que fue la fábrica de Madhoun permite ver cuánto espacio está inutilizado, con unas pocas habitaciones ocupadas por ropa barata importada.

"Ahora solo tenemos una gran área de almacenamiento. No hay manera de hacer andar nuestra fábrica, así que vendemos estos productos importados en los mercados de Gaza", explica.

La ONU señaló en junio que "la permanente prohibición al transporte de mercaderías de Gaza a sus mercados tradicionales en Cisjordania e Israel, junto con las severas restricciones al acceso a tierras agrícolas y aguas donde pescar, impiden el crecimiento sostenible y perpetúan los altos niveles de desempleo, inseguridad alimentaria y dependencia de ayuda".

Según la organización israelí de derechos humanos Gisha, 85 por ciento de las exportaciones de Gaza iban tradicionalmente a Israel y Cisjordania.

Gisha hace notar que no tiene asidero el argumento de la seguridad para prohibir las exportaciones. "Hace poco se instaló un nuevo escáner para examinar las mercaderías" en el puesto de control fronterizo, sostuvo en junio un comunicado de la organización.

Según jerarcas militares israelíes, agrega Gisha, "la decisión de impedir la venta de mercaderías de Gaza en Israel y Cisjordania se adoptó en la esfera política y allí deberá resolverse".

De acuerdo al Centro Palestino para los Derechos Humanos informa, las exportaciones que salieron de Gaza en marzo de este año constituyeron "1,28 por ciento de las previas al sitio", y las de abril apenas "0,85 por ciento".

El desempleo afecta a 35 por ciento de la población adulta económicamente activa de Gaza y a 65 por ciento de la joven. Mientras, 80 por ciento de la población depende de la ayuda alimentaria para llevar comida a la mesa.

"Un área urbana no puede sobrevivir sin estar conectada", declaró el 27 de agosto el funcionario de la ONU, Maxwell Gaylard, reiterando la necesidad de abrir las fronteras de Gaza al comercio.

La zona "ha estado aislada desde 2005", plantea el comunicado de la ONU, "es decir que a largo plazo su economía es inviable en las presentes circunstancias. De momento Gaza se mantiene viva mediante financiamiento externo y la economía de los túneles ilegales".

"Se espera que la economía de Gaza crezca modestamente y que la población esté peor en 2015 en comparación con mediados de los años 90", señaló en agosto una declaración de prensa anunciando la publicación del informe "Gaza in 2020 – A Liveable Place?" (Gaza en 2020: ¿Un lugar habitable?).

Ese informe, publicado por la ONU, insiste en que los palestinos de la franja "deben tener pronto acceso al mundo que está más allá de Gaza con fines religiosos, educativos, médicos, culturales, comerciales y de otro tipo".

Rizik Al-Madhoun simplifica el pedido: dejen que salgan las exportaciones.

"Como tenemos tan pocas opciones laborales, los sastres de Gaza hemos perfeccionado nuestro oficio", asegura. "Podemos confeccionar prendas de calidad tan buena o mejor que las turcas importadas, pero sin mercado, ¿qué sentido tiene?".

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