Multifacético proyecto potencia a agricultores de Senegal

Las crecientes cosechas en la norteña comunidad rural senegalesa de Léona son evidencia de los beneficios de un plan interdisciplinario de apoyo a la agricultura. No obstante, los productores aún exigen políticas coherentes para proteger el mercado local.

Desde 2008, la localidad de Potou es escenario de un esfuerzo multisectorial de erradicación de la pobreza. Se trata de una de las 12 "Aldeas del Milenio", identificadas como los lugares más afectados por el hambre en 10 países de África.

Cada aldea fue elegida en representación de diferentes zonas agroecológicas subsaharianas. La meta es demostrar cómo la combinación de conocimiento local con un enfoque global científico puede ayudar reducir a la mitad el hambre y la extrema pobreza.

Ese es el primero de los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Milenio, acordados por la comunidad internacional en 2000.

El proyecto fue impulsado por el economista Jeffrey Sachs, director del Earth Institute, y recibió el apoyo de agencias de la ONU, corporaciones transnacionales, gobiernos e individuos.
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El proyecto de Aldeas del Milenio busca reducir la pobreza extrema y el hambre abasteciendo a los campesinos con semillas de alto rendimiento, fertilizantes y métodos de irrigación. Pero la iniciativa no se enfoca solo en la agricultura.

"Los miembros de nuestra comunidad rural ahora tienen acceso a energía hídrica y solar, que no solo ilumina nuestros hogares, sino que también nutre el sistema de irrigación en unas 800 de las 1.000 hectáreas dedicadas a cultivar cebollas en esta región", destacó el vicepresidente de la Asociación Nacional de Horticultores, Serigne Abdou Boye.

El proyecto también incluyó la creación de cuatro nuevos centros de salud en Léona, donde los 31.000 miembros de la comunidad pueden recibir atención gratuita. También se construirán 60 nuevos salones de clase.

Los agricultores en Léona cultivan una gran variedad de productos, como tomates, calalú, pimientos y zanahorias, pero el presidente de la comunidad, El Hadj Mamadou Bâ, señaló que los productores de cebolla son los más beneficiados por el proyecto.

"El año pasado coseché menos de 20 toneladas de cebollas en una hectárea. Este año, tengo dos hectáreas irrigadas y plantadas con cebollas, y gracias al apoyo del proyecto, creo que podré tener un récord de 80 toneladas", dijo a IPS.

Otro productor, Idrissa Diallo, dijo a IPS que, gracias al uso de mejores semillas, sistemas de irrigación y fertilizantes orgánicos hechos con estiércol de vaca, más de 60.000 toneladas de cebollas fueron cosechadas en la temporada 2011-2012, significativamente más que en la de 2009-2010, cuando se recolectaron 45.000.

"Antes del proyecto, necesitábamos muchos trabajadores para irrigar los campos, pero nuestra producción no rendía. Cosechábamos menos de 20 toneladas por hectárea, pero gracias a este proyecto a veces logramos hasta 70", destacó Diallo.

En una visita a mediados de julio, Bouri Sanhouidi, representante residente en Dakar del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, elogió el nuevo sistema de irrigación.

Además, llamó a las agencias de la ONU a apoyar el proyecto.

En Potou residen unas 3.000 personas. Pero en la temporada de cultivo, que va de abril a noviembre, a la aldea llegan también decenas de trabajadores de otros países.

Ahmadou Konté, de Guinea, contó a IPS que viene a trabajar a aquí desde 2008. Regresa a su casa cada año con 360 dólares.

Mamadou Bâ destacó que varias cooperativas que operan en Léona crearon empleos para 102 jóvenes que fueron deportados en 2005 de España por ingresar sin documentos.

El éxito de la comunidad atrajo a más personas de distintos lugares, pero todavía hay problemas sin resolver.

Por ejemplo, los productores se quejan de que están aislados del resto del país debido a las malas condiciones de las carreteras. También señalan que las semillas y los fertilizantes fueron entregados demasiado tarde en la temporada, y que el costo de estos insumos es muy alto.

"Sí, hemos recibido semillas y fertilizantes gracias al proyecto, pero los precios son un poco altos. Nos gustaría que hubiera apoyo adicional del gobierno. Quinientos gramos de semillas cuestan 21.000 francos CFA (42 dólares), y una bolsa de fertilizantes de 50 kilos cuesta 12.000 francos CFA (24 dólares). Eso es muy caro para nosotros", dijo el agricultor Yoro Ba a IPS.

También hay descontento por el precio de las cebollas, señaló Fatoumata Dia, directora regional del Servicio Nacional de Asesoría Rural en Louga, en el norte del país.

No obstante, este "fue fijado por un acuerdo entre el gobierno y los productores", explicó a IPS.

Los agricultores recibirán el equivalente a 24 centavos de dólar por kilogramo de parte de los intermediarios, que podrán vender las cebollas a 33 centavos de dólar el kilo a los comerciantes, y estos las ofrecerán a 50 centavos el kilo a los consumidores.

El cultivador Moussa Sow también se expresó en contra del levantamiento de una prohibición a las importaciones de cebollas, que el gobierno había impuesto entre febrero y fines de agosto.

"La nueva autorización a las importaciones es un desafío. Amenaza con acabar la producción en esta área", dijo. "Hemos tomado préstamos en los bancos, y ahora no podemos vender nuestras cosechas", añadió.

Ante esto, Mamadou Bâ pidió que la prohibición se extendiera por otros tres años.

El primer ministro de Senegal, Abdoul Mbaye, visitó el proyecto en julio, destacando que se trataba de un "modelo aplicado de desarrollo".

Además, reconoció la necesidad de que el gobierno trabaje para hacerlo sostenible y extenderlo a otras áreas.

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