Anfitriones libaneses tan necesitados como refugiados sirios

El flujo de cientos de miles de refugiados llegados a Líbano desde Siria es un peso casi insoportable para muchas de las comunidades que los hospedan en sus propios hogares.

La crisis económica interna, agravada por la llegada de una gran cantidad de refugiados, ejerce una gran presión sobre muchas áreas empobrecidas, como la norteña región fronteriza de Wadi Khaled.

En los últimos meses hubo un aumento del flujo de refugiados. La cantidad de personas que reciben asistencia o que la solicitaron se duplicó en menos de tres meses, y ahora son más de 320.000.

El gobierno libanés dice que hay cerca de un millón de sirios en este país, incluidos los trabajadores inmigrantes y sus familias, una cantidad significativa para una población de 4,5 millones de habitantes.

A diferencia de Turquía y Jordania, Líbano no tiene campamentos formales. Las familias libanesas albergan a uno de cada tres refugiados.
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"Abrimos nuestras puertas y los invitamos pensando que estarían aquí uno o dos meses, y que la transición en Siria sería rápida como en otras revueltas árabes", dijo a IPS el libanés Mohammad Sleiman Ikhlif.

"Ahora ya pasaron dos años y se nos hace difícil", reconoció Ikhlif, quien construyó tres habitaciones provisionales, en las que ahora viven cinco familias sirias.

Las residencias en dificultades están en la región de Wadi Khaled, en la frontera con Siria, donde hay gran densidad de refugiados.

Antes de que se arraigara el levantamiento contra el gobierno de Bashar al-Assad, Wadi Khaled era una zona relativamente pobre, pero autosustentable. Ahora, la población local no solo tiene que albergar a miles de refugiados, sino que la actividad económica en la región cesó.

"Nuestras comunidades sobrevivían del comercio trasfronterizo y del contrabando", indicó Ali Al-Beddawi, líder comunitario de Rami, uno de los poblados de Wadi Khaled ubicado a un par de metros del límite nacional.

"Todo se detuvo. La economía se contrajo del todo. No hay comercio, no hay actividad ni empleo", añadió a IPS. Además del peso por el flujo de refugiados y del colapso de la actividad comercial, la pérdida de las empresas libanesas en Siria exacerbó los problemas en esta región.

Al-Beddawi tenía una fábrica de cosméticos pujante en la ciudad siria de Homs, a 23 kilómetros de Wadi Khaled, "pero quedó en la nada", se lamentó.

Él estima que hay por lo menos 50 empresarios locales más que perdieron sus negocios e inversiones en Siria, lo que recortó el sustento de gran parte de la comunidad.

La mayoría de la asistencia, hasta la fecha, se destinó a los refugiados, lo que creó cierto resentimiento, pues estos se integraron a las comunidades libanesas que, en muchos casos, son pobres y padecen la inestabilidad.

"No podemos culpar a los sirios por estar aquí", dijo un joven del pueblo de Rami. "Escapan de la opresión, pero la vida es intolerable para nosotros los libaneses y no tenemos ayuda. En cambio, ellos tienen a la ONU (Organización de las Naciones Unidas), a las agencias extranjeras y a todo el mundo ayudándolos", añadió.

En los últimos meses hubo algunos cambios para apoyar a las comunidades libanesas.

Durante más de un año, Ikhlif no recibió ninguna ayuda ni aceptó un pago por alquiler de las familias sirias que hospeda. Pero desde hace tres meses, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) le ayuda a hacer frente a los gastos. "Me sacan un gran peso de encima, lo que permite, en cierta forma, que sea soportable", reconoció.

Desde septiembre de 2012, la Cosude otorgó el equivalente a unos 880.000 dólares en libras libanesas a 1.300 familias locales en el marco de su proyecto Apoyo por Hospedar.

Cada familia anfitriona recibe 100 dólares mensuales si alberga a entre dos y 10 personas, y 150 cuando son más de 11. También percibe otros 100 dólares mensuales para mitigar las dificultades económicas.

"En términos de rentabilidad, de reducir los desplazamientos y de asegurarse que los refugiados tengan acceso a cierta normalidad, el hecho de que se hospeden en la casa de alguien parece ser la opción más válida", dijo a IPS la directora de cooperación de Cosude, Heba Hage-Felder.

La Cosude estima que su proyecto permitió que 10.000 familias sirias se alojaran en casa de sus vecinos libaneses. La agencia se propone llegar a 15.000 entre abril y septiembre.

La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y otras grandes organizaciones internacionales lanzaron iniciativas similares para ayudar a las familias libanesas que hospedan refugiados sirios.

"Todos reconocemos la importancia de construir sobre esta tradición de hospitalidad y de hacerla sostenible", remarcó Hage-Felder.

La crisis siria es un asunto que causa muchas divisiones dentro de Líbano.

"El gobierno libanés no ofreció ninguna ayuda y se mantuvo totalmente al margen de esta enorme crisis que padecemos en la región", protestó Al-Beddawi.

Pero como las dificultades económicas y sociales alcanzaron un nivel crítico en algunos distritos de Líbano, el gobierno lanzó el Programa de Apoyo a las Comunidades Libanesas Anfitrionas, con ayuda del PNUD.

El representante residente del PNUD, Robert Watkins, resumió: "Más que en ningún otro lugar, en Líbano, la seguridad y la subsistencia de los refugiados es inseparable de la de sus anfitriones".

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