COLUMNA: La partida de Chávez

El mundo está conmovido con el deceso de Hugo Chávez, uno de los líderes latinoamericanos de mayor impacto y proyección en las últimas décadas. Y uno de los más controvertidos y difamados del planeta.

Los mayores acosos le vinieron de Colombia, bajo el gobierno de Álvaro Uribe. Cuando Juan Manuel Santos asumió la Presidencia y lo acogió como su "mejor nuevo amigo", comenzó una de las mejores épocas de las relaciones colombo-venezolanas.

Chávez insistía en la necesidad de lograr la paz en Colombia, pues así Estados Unidos perdería el pretexto para meterse en sus asuntos. En las negociaciones de paz del gobierno de Santos con la guerrilla de las FARC se mencionan acuerdos, y Santos reconoce que la dedicación e interés de Venezuela han sido definitivos para conseguirlos.

Hay una gran incertidumbre sobre el futuro de la revolución bolivariana. Sesudos análisis, sesgadas suposiciones y simples especulaciones llenan los medios de comunicación del mundo sobre lo que podrá acontecer ahora que se ha apagado su liderazgo. Si en las elecciones presidenciales que se avecinan, su vicepresidente Nicolás Maduro logrará coronar, o si el candidato de la oposición, Henrique Capriles, le arrebatará la Presidencia.

Quizá la inmensa mayoría que le ha dado aplastantes victorias electorales, y lo reeligió aun sabiendo que estaba herido de muerte, no esté dispuesta al cambio.
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Su régimen ha traído inmensos beneficios a su país. Habló del "socialismo del siglo XXI" como meta de su gobierno, y ante las críticas de los jerarcas de la Iglesia Católica, les pidió buscar el socialismo en la Biblia y en los evangelios.

Además cortó las políticas neoliberales, recuperó el control de sus riquezas naturales, del petróleo y del consorcio estatal PDVSA, y utilizó sus inmensos recursos en sus "misiones" a favor de los pobres.

La pobreza bajó de 49,4 por ciento en 1999, cuando asumió el mando, a 27,8 en 2010, y la indigencia se redujo de 21,7 a 10,7 por ciento. Con la ayuda de Cuba, obtuvo logros reales en salud y educación, en especial la erradicación del analfabetismo.

Chávez es responsable del mayor cambio geopolítico continental de su historia: la integración regional.

Propuso la creación de un organismo que excluyera a Estados Unidos. El entonces presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, lo apoyó, y arrancó la integración sudamericana: crearon Unasur, el Consejo de Defensa Suramericano y el Banco de Sur, iniciativa de Chávez para aislar al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, ambos con récords lamentables en el continente.

Y en febrero de 2010, cerraron con broche de oro: Lula convocó a la Comunidad de Naciones de América Latina y el Caribe, sin Estados Unidos ni Canadá, y participación de todas las naciones de la región, incluida Cuba.

"Es el cambio geopolítico más importante de la última década", afirmó Mark Weisbrot, codirector del Centro para la Investigación Económica y Política, con sede en Washington.

En el campo internacional, Chávez fue una voz de peso. Fue el primero en criticar la entrega de siete bases militares colombianas para uso de Estados Unidos, una cesión de la soberanía nacional y una amenaza para el continente, en especial para Venezuela, a la que ya ha rodeado de bases. Tal entrega provocó un escándalo continental.

Abrió relaciones con China y acordó una voluminosa venta de petróleo para contrarrestar su dependencia del mercado de Estados Unidos, del que Venezuela es principal proveedor, aunque esta es también una relación de mutuo beneficio.

Cuando el ejército colombiano incursionó en Ecuador para liquidar al número dos de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y mató a 25 personas, la mayoría guerrilleros, Quito rompió relaciones con Bogotá, y Chávez, a su vez, congeló los lazos con Colombia.

Cuando el presidente de Bolivia, Evo Morales, expulsó al embajador estadounidense por intervencionista, en solidaridad Chávez hizo lo propio con el acreditado en Venezuela. Ambos sacaron a la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) de sus países.

También actuó en otros conflictos: rechazó el derrocamiento del presidente hondureño Manuel Zelaya, y cortó con Honduras; cuando Israel lanzó su operación Fuego Fundido contra el territorio palestino de Gaza, causando inmensa destrucción, miles de muertos y el rechazo mundial, Chávez señaló a ese país de "asesino" y expulsó a su embajador.

Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador extendieron sus relaciones diplomáticas y comerciales hacia otros continentes y países, como China, Rusia o Irán.

Respecto de Irán, con el cual Washington mantiene un conflicto desde la toma de su embajada en Teherán, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, amenazó a Venezuela y a Bolivia (no se atrevió con Brasil) y les anunció: "Aténgase a las consecuencias". Barack Obama, que tanta esperanza despertó en América Latina, mantuvo la retórica hostil de George W. Bush contra Chávez y lo señaló como un elemento desestabilizador.

Ambos mandatarios se encontraron por primera vez en Trinidad y Tobago, en la V Cumbre de las Américas, hicieron uso de amables palabras y se estrecharon la mano. Chávez comentó que le agradó el encuentro, pero agregó: "¡No se engañen, el imperio sigue vivito y coleando!".

Chávez fue algo más que una piedra en el zapato del Tío Sam. Tenía enorme acogida en el continente y desplazó el liderazgo de Cuba, pues contaba con inmensos recursos económicos, de los que La Habana carecía, para hacer oír su voz.

Sus pactos petroleros con distintas regiones, en acuerdos de trueque, dieron acceso al crudo a países amigos y con precios preferenciales.

Bush apoyó en 2002 un golpe de Estado contra Chávez, que fracasó, y este intensificó su diatriba contra el mandatario. Lo consideraba un idiota. Obama heredó y mantuvo el conflicto.

El legado de Chávez en su país y en el mundo es sólido e invaluable: del capitalismo al socialismo, un cambio de vida para grandes sectores venezolanos; y el afianzamiento de la independencia política y económica del continente, libre del dominio de Washington. Difícilmente podrán dar marcha atrás. Paz en su tumba.

* Clara Nieto es escritora y diplomática, exembajadora de Colombia ante la ONU y autora del libro "Obama y la nueva izquierda latinoamericana".

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