El agua es la bendición y la maldición de Mozambique

Mientras Mozambique intenta recuperarse de las peores inundaciones sufridas desde 2000, expertos proponen una discusión nacional sobre la administración del agua y cómo maximizar su uso a favor de un desarrollo sostenible.

"Varios ríos de la región confluyen en Mozambique, pero todavía falta mucho para maximizar ese potencial en aras del desarrollo nacional", dijo Patrício José, miembro de la División de Agua de la organización intergubernamental Comunidad para el Desarrollo de África Austral, en diálogo con IPS.

Cerca de 54 por ciento de los recursos hídricos superficiales de Mozambique tienen su fuente en el extranjero y, debido a su ubicación geográfica, este país siempre ha sido vulnerable a desastres naturales, particularmente inundaciones, según la red de organizaciones Asociación Mundial para el Agua.

"En los últimos años, hemos visto que el agua ha causado más destrucción que beneficios. Y el país tiene el desafío de hacer más para lograr un desarrollo" impulsado por el uso de ese recurso, dijo José.

En Mozambique, el agua ha sido tanto una bendición como una maldición.
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En 2000, severas inundaciones afectaron a 2,5 millones de personas, y en los últimos meses se desbordaron los ríos Limpopo, Save e Inkomati debido a fuertes precipitaciones en países vecinos como Sudáfrica y Zimbabwe. Desde octubre de 2012, unas 114 personas murieron y otras 250.000 se han visto afectadas.

Maria Filda, de 17 años, es una de las damnificadas. Las inundaciones destruyeron su casa el 13 de enero, un día después de haber parido a su hija.

"El sonido de la lluvia golpeando nuestro techo de zinc era muy fuerte. Vi que parte de una pared de mi casa colapsó y entré en pánico. Tomé a mi hija en mis brazos y corrí a la sala de estar. Poco después, mi dormitorio también colapsó", contó a IPS.

La joven perdió todo lo que tenía, incluyendo las nuevas ropas de su bebé. Ahora vive en la escuela comunitaria de Força do Povo, en el suburbio Hulene, a cinco kilómetros de Maputo.

Como muchas otras personas en el país, Filda intenta reconstruir su vida. El Instituto Nacional para el Manejo de Desastres evacuó a miles de personas de las provincias más afectadas, las sureñas Maputo y Gaza, instalando 16 refugios y proveyendo alimentos, frazadas, agua y medicinas en las comunidades locales.

El mayor número de afectados se encuentra en Chihaquelane, en la provincia de Gaza. Los refugios allí están saturados, con casi 100.000 personas en total.

La destrucción causada por las inundaciones es una clara demostración de la mala infraestructura y de la negligencia en el mantenimiento de las represas, señaló José.

"El país tiene pocas represas, y la mayoría no están operativas o funcionan mal. Este es uno de los problemas. La infraestructura no funciona adecuadamente para desviar el agua y contener los desbordes de los ríos. Debemos mejorar su funcionamiento", explicó.

Mientras, las inundaciones pueden dar la idea equivocada de que la falta de agua no es un problema para Mozambique. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la disponibilidad de agua potable de este país disminuirá a menos de la mitad para 2025.

Esto hace a muchos expertos cuestionarse la factibilidad de los proyectos forestales en marcha.

El gobierno concedió 350.000 hectáreas en la norteña provincia de Niassa a inversores extranjeros con la esperanza de convertir a este país en uno de los principales proveedores de pino y eucalipto con fines comerciales.

Estos proyectos ya motivaron denuncias de acaparamiento de tierras y desplazamiento de comunidades, pero ahora a numerosos expertos también les preocupa la posibilidad de que se agote una significativa porción de los recursos hídricos del país.

Los árboles de eucalipto, por ejemplo, necesitan entre 800 y 1.200 milímetros de agua anuales para crecer.

Aunque hay una considerable diferencia en la cantidad de precipitaciones entre las diferentes regiones mozambiqueñas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura calcula que estas son de entre 800 y 1.000 milímetros en la costa y entre 1.000 y 2.000 en el norte.

El especialista en temas de agua Álvaro Carmo Vaz no tiene dudas de que los proyectos forestales afectarán el equilibrio hídrico en Niassa.

"Si se colocan allí especies como el pino y el eucalipto, que tienen una gran capacidad de absorción, habrá menos agua fluyendo a los ríos", explicó a IPS.

Llamó a analizar detenidamente los efectos de los proyectos y a tomar medidas frente a una posible disminución de la disponibilidad de agua potable.

"El agua debe ser un tema clave en el futuro", dijo a IPS el profesor asistente de irrigación y drenaje en la Universidad Eduardo Mondlane de Maputo, Rui Miguel Ribeiro.

"Viendo el caso específico de la provincia de Niassa, obviamente (los proyectos) pueden cambiar el equilibrio hídrico", sostuvo, aunque añadió que se debían realizar estudios para confirmarlo.

Sin embargo, Charles Mchomboh, jefe de proyectos de Chikweti Forests, compañía a la cual el gobierno le licitó 100.000 hectáreas de tierra en Niassa, dijo a IPS que no había por qué preocuparse.

Chikweti Forests, una de las seis empresas activas en esa provincia, tiene previsto plantar siete millones de árboles por año.

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