Halcones remontan vuelo gracias al Talibán

Funcionarios del Departamento de Vida Silvestre de Jyber Pajtunjwa sostienen halcones incautados a cazadores furtivos. Crédito: Ashfaq Yusufzai/IPS Crédito:
Funcionarios del Departamento de Vida Silvestre de Jyber Pajtunjwa sostienen halcones incautados a cazadores furtivos. Crédito: Ashfaq Yusufzai/IPS Crédito:

Los ataques armados del movimiento islamista Talibán siguen asolando las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA) de Pakistán. Pero esa violencia parece resultar una bendición para el halcón y varios tipos de aves migratorias.Declarada una especie en peligro por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), esta ave sufrió durante años el acoso de cazadores furtivos, cuyo libre acceso a las FATA y a la vecina provincia de Jyber Pajtunjwa era garantía de una vida silvestre breve. La mayoría terminaban atrapadas, muertas o vendidas.

Sin embargo, "los constantes combates mantuvieron lejos a los cazadores", dijo Jalid Shah, del Departamento de Vida Silvestre de Jyber Pajtunjwa, en entrevista con IPS. La supervivencia de los halcones y de otras aves migratorias "aumentó tremendamente".

En 2005, solo 2.000 halcones vivían en los territorios del norte de Pakistán, pero en 2008, funcionarios de vida silvestre registraron unas 8.000 aves.

Los especialistas sitúan el aumento de población con el inicio de la insurgencia, que comenzó tras la invasión a Afganistán encabezada por Estados Unidos en 2001, cuando expulsó al Talibán de Kabul, y muchos de sus miembros se refugiaron en la región montañosa de Pakistán.
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Aliado de Estados Unidos en su llamada "guerra contra el terrorismo", el ejército pakistaní lanzó una ofensiva militar para expulsar a la insurgencia diseminada por los siete distritos de las FATA.

Bajo el fuego cruzado, la población local no pudo continuar con su vida cotidiana, incluida la caza furtiva.

Caza y trampas

Los halcones llegan a Pakistán desde Siberia, China, Rusia y Afganistán en los meses de agosto y septiembre y se asientan en zonas desérticas o anidan en las laderas de regiones áridas.

En las FATA, las aves de presa encuentran alimento fácil -reptiles, mamíferos, insectos y pequeños pájaros-, mientras los bosques espesos de las zonas tribales ofrecen un hábitat seguro y natural, dijo a IPS el conservacionista Ali Murad.

Además de ser un hábitat para las aves migratorias, la región cuenta con varias especies de halcones autóctonos. En el pico de la estación migratoria, Pakistán concentra 10 variedades de estas aves.

Los halcones son monógamos y tienen una baja tasa de reproducción. Esto aumenta la demanda por su rareza, añadió Murad. Las hembras ponen dos huevos al año, y, por lo general, sobrevive un solo pichón que demora cinco años en ser adulto.

Estas aves, en especial las hembras, suelen usarse en Pakistán y otros países de la región para cetrería y para cazar la avutarda hubara (Chlamydotis undulata), también una especie protegida.

"Dignatarios de países árabes visitan Jyber Pajtunjwa y las FATA para comprar su halcón preferido en un mercado alimentado por tramperos", dijo a IPS el comerciante Fareed Jan.

Los tramperos atan pelotas de nailon y plumas en las patas de pájaros pequeños. Al confundir el artilugio con una presa, los grandes halcones se lanzan sobre el cebo y ambas aves caen al suelo y son atrapadas, explicó.

A veces se usan palomas y perdices de cebo debajo de una red en el piso. Cuando el halcón baja en picada sobre su presa, se enreda y es capturado.

La caza y la venta de halcones a gran escala estaban en pleno apogeo cuando la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) declaró en 2005 que estas aves estaban en peligro. El gobierno impuso una prohibición total de licencias para actividades que interrumpieran el curso natural de sus vidas.

Esas licencias le dejaban al Estado unos 12.000 dólares anuales.

Antes de la insurgencia armada, "los cazadores mantenían su actividad ilegal en Jyber Pajtunjwa y ganaban miles de dólares con la venta de halcones a señores árabes adinerados", puntualizó Murad.

"Ahora, los combates, los disparos, el uso de tanques y de otro tipo de armamento" convirtieron las FATA y Jyber Pajtunjwa en lugares sumamente peligrosos, según Jalid Shah, funcionario de esta provincia.

Para ambientalistas y entusiastas de la vida silvestre que luchaban incansablemente contra la matanza y captura de estas aves, esta es una victoria agridulce, a costa de la paz en las zonas tribales de Pakistán.

Aves en riesgo

Funcionarios de vida silvestre, junto con el Departamento de Bosques de Jyber Pajtunjwa, trabajan para mejorar el hábitat de los halcones y aumentar el crecimiento de su población, indicó Shah.

El gobierno también estudia hacer cumplir la prohibición mediante penas duras contra quienes la infrinjan. "Las autoridades impusieron unas 450 challans (multas) en los últimos cinco años, lo que reportó unos 3.000 dólares", dijo a IPS el portavoz del Departamento de Vida Silvestre, Kashifullah Shah.

Solo en marzo, siete halcones se incautaron y liberaron siete ejemplares. Otros 20 se rescataron y pusieron en libertad entre enero y febrero, apuntó.

Shah lamentó de que la escasez de personal y de instalaciones adecuadas menoscaben los esfuerzos para conseguir mejores resultados, pues la población de aves podría aumentar mucho más si se tomaran medidas más firmes.

Con una cotización de entre un millón y 10 millones de rupias (entre 10.000 y 100.000 dólares), los halcones son trofeos preciados, y ni la insurgencia ni una prohibición bastarán para mantener a raya a los cazadores.

"Solo 450 empleados no bastan para detener la caza y el contrabando de halcones en la provincia, en especial si cada uno debe supervisar un área de 200 kilómetros cuadrados a pie, mientras los delincuentes tienen equipos modernos y vehículos", añadió.

"Debemos tener más personal y transporte en las áreas probables de caza, donde cientos de cazadores están activos, como Swat, Peshawar y Dera Ismail Jan", remarcó.

"También deberíamos dar participación a la gente de la zona, con comités de conservación en las aldeas que controlen a los cazadores. Estas medidas funcionaron en el pasado", dijo Kashifullah Shah.

Este mecanismo sirve asimismo para crear conciencia pública sobre las especies amenazadas y la importancia de preservar sus hábitat.

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