Mujeres, las más afectadas por escasez de maíz en Malawi

Personas haciendo fila en dependencias estatales de venta de maíz, algunas de ellas desde varios días. Crédito: Mabvuto Banda/IPS
Personas haciendo fila en dependencias estatales de venta de maíz, algunas de ellas desde varios días. Crédito: Mabvuto Banda/IPS

Esnart Phiri, viuda y con cinco hijos, durmió varios días seguidos afuera del mercado estatal de venta de maíz de la capital de Malawi, llamado Admarc, para poder conseguir el preciado alimento.

Las filas nunca se terminan en los Admarcs porque miles de personas se ven forzadas a esperar durante días por este producto primordial en la dieta de este país de más de 14 millones de habitantes.

Phiri contó a IPS que durante las noches coloca a su hijo mayor en la fila para no perder el lugar, mientras ella y sus otros hijos duermen en uno de los corredores de la oficina que está al otro lado de la calle.

"El mercado se volvió mi hogar temporal porque no tengo energía para ir y venir caminando todos los días. Prefiero dormir aquí y esperar por el maíz", explicó. Phiri vive en Chinsapo, a 40 kilómetros de Lilongwe.

Malawi sufre una escasez de maíz debido a dos periodos seguidos de sequía. Este alimento representa 90 por ciento de la ingesta calórica en este país, seguido de la mandioca, boniato (batata) y sorgo.
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Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la producción de cereal en el periodo 2011-2012 cayó siete por ciento respecto de la temporada anterior.

Unas dos millones de personas carecen de alimentos suficientes este año debido a la prolongada sequía y al alza de los precios de los alimentos, lo que aumentó los precios al consumidor en 36,6 por ciento, según datos de marzo.

Todos los días, antes del amanecer, Memory Jamesi, con cuatro meses de embarazo, se levantaba y caminaba 40 kilómetros hasta el Admarc de Lilongwe.

Hace unas semanas, Jamesi, que tiene otros tres hijos, se desmayó mientras hacía la fila.

"Me sentí débil y cansada. Me vinieron unos fuertes temblores mientras hacía la cola y no sé qué pasó después", relató a IPS en una habitación de la hacinada ala de mujeres del Hospital Central de Kamuzu.

La situación de Jamezi no es única. Alrededor de cinco de cada 10 consultados por IPS en Chinsapo dijeron que sus hijos habían pasado hambre en los últimos meses. Pero esto no se debe solo a la escasez de maíz, sino que cuando hay, tampoco pueden pagar su elevado precio.

Un saco de maíz de 50 kilogramos costaba unos 13 dólares, pero ahora aumentó a más del doble, muy por encima de los ingresos de las personas pobres, que viven con menos de 20 dólares al mes, y no pueden pagar los 30 dólares que cuesta cada uno.

En este país, donde las mujeres constituyen 70 por ciento de la mano de obra agrícola y son el sostén de la familia, las mujeres, los niños y las niñas cargan con la peor parte del alza del precio de los alimentos.

La situación alimentaria se hizo más crítica en los últimos dos meses, después de que unas 30.000 toneladas de maíz de las reservas estratégicas se pudrieran.

Según el secretario principal del Ministerio de Agricultura y Seguridad Alimentaria, Jeffrey Luhanga, el maíz perdido era suficiente para alimentar a casi 400.000 de las dos millones de personas que necesitan asistencia alimentaria.

"Ahora tuvimos que importar 50.000 toneladas de Zambia para cubrir la falta", dijo Luhanga a IPS.

Esta es la primera vez en seis años que Malawi se ve obligado a importar maíz de su vecino.

Entre 2006 y 2011, Malawi logró una cosecha abundante de maíz gracias a un exitoso programa de subsidio de fertilizantes.

En el marco de esta iniciativa, lanzada en 2005 y que funcionó muy bien, los campesinos pobres se beneficiaban de una reducción de 40 por ciento en el precio de fertilizantes y semillas.

Además, en 2003, este país adoptó el Programa Integral de Desarrollo Agrícola de África, que apunta a eliminar el hambre y reducir la pobreza.

Pero la extensa sequía y la corrupción en la red de distribución y suministro de fertilizantes del programa de subsidio redujeron la abundancia de cosechas y afectaron la producción.

"En los últimos dos años de gobierno del (fallecido presidente Bingu wa) Mutharika, el programa de subsidio a los fertilizantes se corrompió y las familias objetivo no se beneficiaron por el desvío de los insumos", puntualizó Luhanga.

Además, "las dos sequías, en especial en el cinturón de producción de maíz, perjudicaron las cosechas", añadió.

Pero el ministro de Agricultura y Seguridad Alimentaria, Peter Mwanza, dijo a IPS que se esperaba que la próxima cosecha sea importante gracias a las abundantes lluvias.

"Nuestras primeras estimaciones revelan que la cosecha rondará las 3,5 millones de toneladas, que es más de lo que se recolectó el año pasado", indicó Mwanza.

Los pronósticos indican que la producción superará el consumo nacional de 2,8 millones de toneladas.

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