Niñas y niños cuidan la bahía de La Habana

Jennifer Rivas dibuja en un papel una playa, donde varias niñas llevan bolsas con basura y aparecen carteles que dicen: “Cuidemos el medio ambiente”. A sus 10 años, ella integra el programa educativo Amigos de la Bahía, que implica a 322 escuelas de la capital de Cuba.

La iniciativa, creada en 2005 por el Grupo de Trabajo Estatal para el Saneamiento, Conservación y Desarrollo de la Bahía de La Habana (GTE-BH), reúne a miles de estudiantes de diversos niveles de enseñanza, en círculos de interés sobre ecología, donde aprenden a cuidar la principal ensenada de La Habana y su cuenca hidrográfica.

“La educación ambiental, sobre todo de las nuevas generaciones, es un eje transversal en las acciones de saneamiento y monitoreo”, explicó a IPS la directora de educación ambiental y trabajo comunitario del GTE-BH, Johana Socarrás.

La bahía capitalina es la que más inversiones demanda cada año en este país caribeño para su descontaminación.

En 2011, la estatal Oficina Nacional de Estadísticas e Información reportó que 67,7 por ciento del financiamiento para sanear radas de interés nacional recayó en la bahía de La Habana, que en los años 80 llegó a ser incluida por la Organización de las Naciones Unidas entre las más contaminadas del mar Caribe y del mundo.

Desde su fundación en 1998 y hasta 2012, el GTE-BH logró disminuir 58 por ciento los niveles de contaminación de la bahía habanera, según fuentes del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Hace 15 años, la ensenada tenía cero grados de oxígeno disuelto en sus aguas, lo que hacía imposible la vida marina.

Paralelo a los trabajos de limpieza de las aguas y de disminución de las fuentes contaminantes, este grupo apostó por crear conciencia ecológica en las nuevas generaciones de los 10 municipios habaneros aledaños a la rada y su cuenca, de 85 kilómetros. Se estima que cerca de 906.000 personas habitan en sus alrededores.

“Ellos son los futuros empresarios, obreros y técnicos. Si reciben educación ambiental desde edades tempranas, cuando sean hombres y mujeres, muchos accionarán de forma responsable hacia el entorno”, indicó Socarrás.

Por ello, instructores voluntarios enseñan a la población infantil y adolescente cómo preservar el ambiente y mantener el saneamiento alcanzado por el grupo, responsable además del monitoreo de las aguas y los residuos de las empresas, el control de la legislación ambiental y la reforestación de la zona.

En las escuelas de las localidades circundantes a la cuenca, los estudiantes de menor edad realizan maquetas, dibujos, obras de teatro y poesías, mientras que los mayores encauzan proyectos más investigativos, visitan los sitios donde nace la contaminación y sanean algunas áreas afectadas.

Yusneibi Guibert, maestra de primaria del municipio habanero de Regla e integrante de Amigos de la Bahía, llevó a sus alumnos a ver cómo anda la salud de la costa de su localidad, que integra la ribera de la ensenada.

“Había un pequeño vertedero y lo limpiamos de latas y otros escombros. No seguimos porque no teníamos otros medios. También fuimos a la refinería de petróleo Ñico López (próxima a la bahía), para ver las medidas que evitan la contaminación del agua y del aire”, detalló a IPS.

Debido a la actividad de esa refinería o del trasiego de combustible por el puerto de La Habana, el GTE-BH indica que al menos una vez al año sucede un accidente ecológico por derrame de hidrocarburos en la gran bahía, con forma de bolsa y una entrada estrecha.

Además, unas 106 fuentes contaminantes vierten desechos en la ensenada habanera, de un área de 5,2 kilómetros cuadrados y una profundidad promedio de nueve metros, que junto con su malecón es centro de la vida de la capital, donde viven 2,2 millones de los 11,2 millones de habitantes de Cuba.

El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente informó a medios locales, con motivo de la celebración este miércoles 5 de junio del Día Mundial del Ambiente, que 57,6 por ciento de las entidades nacionales con desechos peligrosos y productos químicos ociosos y caducados tenía planes de manejo aplicado al cierre de 2012.

En Diez de Octubre, el sector más poblado de La Habana, el especialista Álvaro J. Pérez  trabaja con más de 100 escuelas asociadas al programa de educación ambiental. “Realizar proyectos con niños y niñas multiplica las acciones. Ellos aprenden e involucran a la familia y a la comunidad”, apuntó a IPS.

Entre el activismo por la protección del entorno en Cuba, se identifica a la población infantil como un grupo con grandes capacidades.

“Los niños y los ancianos tienen un potencial increíble”, opinó a IPS la coordinadora del proyecto de comunicación ambiental Árbol de Vida, Alba Camejo. “Se están haciendo muchas cosas a través de iniciativas que nacen de la espontaneidad de la comunidad, dejando a un lado lo institucional”, valoró.

Sian Pérez, de 11 años, aprendió en el círculo de ecología que hay que cuidar las aguas de la bahía. “Así no se afectan los peces y los seres humanos”, dijo a IPS este alumno de la escuela Leonardo Valdés, de Regla.

“Antes sabía algo, pero ahora tengo más conocimientos sobre cómo cuidarla y no arrojar basura al mar. También aprendí que debemos decirles a otras personas que no contaminen para que los pelícanos estén siempre en nuestra bahía”, comentó.

«Así me gustaría ver siempre a la bahía… limpia y bonita», acotó Jennifer Rivas, mientras miraba su dibujo una vez finalizado.

La sociedad científica del bachillerato Raúl Cepero Bonilla incursionó en el río Luyanó, a través del cual llega casi 90 por ciento de los desechos provenientes de los afluentes de la bahía a la que desemboca.

Gracias a ello, promovió entre los criadores de cerdos en sus márgenes la construcción de fosas para evitar el vertido de las heces al agua.

En la localidad de Guanabacoa, se sumaron al proyecto escuelas que no se encuentran en la cuenca de la bahía, reveló Rosa Tuñón, asesora de salud escolar y responsable del trabajo ambiental en el sector de la educación pública.

“Los saberes que compartimos son útiles para todos los entornos”, remarcó a IPS. “Hemos visto avances en los escolares en cuanto a conocimientos sobre medio ambiente gracias al programa. Se hace trabajo de saneamiento y se incentiva a estudiantes y padres a participar en festivales y concursos sobre ecología”, explicó.

En la bahía de La Habana se han realizado diferentes proyectos con financiamiento internacional, de entidades como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y la Agencia de Cooperación Internacional de Japón.

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