El heavy metal conecta a árabes y judíos

De izquierda a derecha: Abed Khatout, de la banda árabe-israelí Jalas, y Koby Farhi, de la banda israelí Orphaned Land con otros músicos en Tel Aviv antes de la gira que harán juntos por Europa. Crédito: Pierre Klochendler/IPS.

Dos bandas de heavy metal israelíes, una integrada por árabes, Jalas (“suficiente”, en árabe), y otra por judíos, Orphaned Land (“tierra huérfana”), compartieron escenario esta semana en el Club Hangar 13 del renovado puerto de Tel Aviv, y pronto iniciarán una gira europea de 18 conciertos.

Aunque la colaboración artística es en sí misma un logro, porque es bastante raro que bandas judías y árabes toquen juntas, ambos grupos prefieren concentrarse en hacer música y no en remarcar sus respectivas identidades en conflicto.

El líder de la banda árabe Abed Jathout es de Acre, en el norte de Israel. El bajista se aseguró de minimizar las expectativas durante un ensayo. “Somos compañeros metaleros antes que nada. La música es lo que nos conecta”, explicó.

De hecho, la única “desconexión” que sienten es con los palestinos que sostienen que este tipo de colaboraciones musicales, presentadas como proyectos de coexistencia, en realidad avalan la ocupación israelí de Cisjordania y Jerusalén oriental.

“Cultivar la hermandad y compartir el escenario son formas de mostrar que el rock está por encima de la política”, remarcó Koby Farhi, vocalista y líder de la banda judía.

Orphaned Land tiene una mezcla de ritmo New Age. Sus letras se refieren a una paz profética entre las religiones.

Los músicos de Jalas son israelíes de origen palestino, aunque se consideran a sí mismos simplemente palestinos. “Íbamos a tocar en Egipto en noviembre, pero una semana antes nos cancelaron. Bueno, tenemos pasaporte israelí”, explicó Jathout.

[related_articles]Durante su presentación hicieron una buena versión de Alf Leila wa Leila (“Mil y una noches”, en árabe), un éxito de la legendaria cantante egipcia Umm Kalzum (1898-1975).

Orphaned Land actuó en Turquía y se jacta de ser “popular en el mundo árabe”. Existe una confusión entre la identidad turca y la árabe, que es común en Israel debido a la cultura islámica que comparten ambos pueblos.

Las dos bandas procuran defender  la idea de que la música no tiene fronteras y que está por encima de las nacionalidades. Pero, en el mundo de la política, la realidad es más compleja.

Uno de cada cinco israelíes es de origen árabe palestino. La mayoría de estos, de hecho, se consideran palestinos o “palestinos israelíes”.

La mayoría de los judíos los consideran “árabes israelíes”, y los de derecha los tildan de ser la “quinta columna”, esto es, simpatizantes del enemigo.

Por su parte, la mayoría de los palestinos los llaman “árabes de 1948” porque permanecieron en el estado judío cuando este fue creado ese año.

Cuando Israel luchó su guerra de independencia en 1948 y 1949, cientos de miles de palestinos huyeron y se convirtieron en refugiados. Muchos de los que se quedaron pasaron a ser desplazados internos, en lo que se conoció como la “Nakba” (“catástrofe”, en árabe).

Farhi hace todo lo posible por subrayar el espíritu de compañerismo.

“Es la segunda noche que tocamos juntos, Orphaned Land y Jalas, como israelíes y árabes”, señaló.

Por su parte, Jathout reconoció: “Odiamos que todo el mundo espere que cantemos sobre la ocupación solo porque somos palestinos”.

Pero los habitantes de Cisjordania y de Jerusalén oriental seguramente no están de acuerdo con la actitud de la banda. Desde la segunda Intifada (levantamiento palestino de 2000 a 2005) mantienen un boicot cultural contra Israel en protesta por la ocupación.

De cualquier manera, las severas restricciones impuestas en Cisjordania con los puestos de control, los caminos especiales para la población de los asentamientos,  las vallas y los muros de separación tampoco propician un intercambio cultural.

Las limitaciones de movimiento se alivian durante el mes sagrado musulmán de Ramadán. Las personas mayores residentes en Cisjordania tienen permiso para rezar en Al-Haram ash-Sharif (Explanada de las Mezquitas), un lugar sagrado para el Islam, ubicado en la amurallada Ciudad Vieja de Jerusalén.

El alivio de las restricciones se debe probablemente a que hay conversaciones de paz en marcha.

Además del problema central de las fronteras entre Israel y el futuro estado palestino, la identidad nacional es un gran obstáculo en las negociaciones.

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, insiste en que los palestinos reconozcan a su país como “estado judío”. Pero el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, se opone porque la denominación ignora la vasta minoría palestina que vive en territorio israelí.

Desde que Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) se arrogó por la fuerza el control de la franja de Gaza e Israel impuso un duro bloqueo en 2007, numerosos artistas palestinos tienen prohibido el ingreso a territorio israelí, incluso el cantante gazatí Mohammad Asaf, quien ganó el concurso de talentos Arab Idol este año.

La Unión Europea (UE) anunció que, a partir de 2014, los 28 estados miembro que suscriban acuerdos de financiación y de cooperación con entidades de Israel estarán obligados a establecer una diferencia entre las que están en territorio israelí, propiamente dicho, y las que están en las colonias judías de Cisjordania y Jerusalén oriental.

Para la mayoría de los judíos israelíes, las 200.000 personas que viven en los barrios judíos de Jerusalén oriental no son colonos, simplemente “residentes” de esa ciudad y, por supuesto, israelíes.

Asimismo, los 400.000 colonos que viven en Cisjordania se consideran sencillamente israelíes.

Para la UE y todos los países que no reconocen la legitimidad la ocupación, los israelíes que residen en los territorios palestinos definen su identidad por imposición y no por reconocimiento.

“Estoy totalmente en contra de los boicots”, declaró Farhi. “El propósito del arte es la armonía y la coexistencia, precisamente, en lugares donde no la hay”, explicó.

Orphaned Land y Jalas tienen un sueño modesto: “compartir un autobús” durante su gira por Europa.

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